Comunicado de prensa - julio 31, 2014
La organización ecologista denuncia la mala praxis del Consejo de Seguridad Nuclear al dar luz verde a un proyecto de licencia de más de diez años
Greenpeace destaca que es imposible que la central nuclear Santa María de Garoña (Burgos) cumpla con los estándares tecnológicos de última generación necesarios para los nuevos reactores y es igualmente imposible que alcance estas normas de vanguardia en la prolongación de su vida útil (1). La organización lamenta que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) haya abierto hoy la puerta al proyecto de reapertura de la central. La documentación y la gran cantidad de requisitos adicionales que ha acordado exigir el CSN a la central dejan en evidencia todas las deficiencias de la central más antigua de la Unión Europea.
"La lista interminable de requerimientos que ha hecho el CSN a Garoña demuestra inequívocamente las grandes lacras de la central nuclear", ha declarado Raquel Montón responsable de la campaña antinuclear de Greenpeace. "Nunca se ha dado una licencia por más de diez años, y el CSN lo quiere hacer por primera vez con una nuclear obsoleta e irrecuperable".
Según la normativa del CSN, las Revisiones Periódicas de Seguridad de las centrales nucleares se realizan cada diez años, en cumplimiento con sus correspondientes permisos o autorizaciones de explotación. Con su decisión de hoy, el regulador comienza el trámite para autorizar la explotación de Garoña por un periodo de 17 años, vulnerando el código de buenas prácticas establecidas por el propio regulador.
(1) La organización ecologista publicó un informe sobre los riesgos derivados de la ampliación de la vida de las centrales nucleares envejecidas en el que se pueden constatar estos datos.
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