Comunicado de prensa - abril 1, 2014
La organización ecologista recuerda que Garoña está cerrada y puede tener problemas semejantes a la nuclear belga Döel-3 que ha parado inesperadamente por defectos de material
El pasado 5 de marzo, activistas de Greenpeace reclamaron a las puertas de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos) su inmediato desmantelamiento porque es la central más vieja de la Unión Europea y tiene una orden de cierre definitivo. El juzgado consideró que la acción pacífica de la organización ecologista se tramitará como un juicio de faltas pero Nuclenor (Iberdrola y Endesa), propietaria de Garoña, ha presentado un recurso donde reclama 10.000 euros en concepto de pérdidas.
"Las cuentas de Nuclenor son un burla a la inteligencia. En el año 2009 decía ganar más de 1.500 millones de euros, en 2012 decía perder 153; y hace un mes, estando cerrada, decía que ganaba 22", ha declarado Raquel Montón, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace. "Garoña no es rentable y Greenpeace no es responsable de sus pérdidas".
La organización ecologista ha formulado el recurso correspondiente y recuerda que que la central nuclear de Garoña está cerrada, entre otros motivos, por problemas de seguridad. Entre las condiciones que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) exige para su hipotética puesta en marcha está la inspección de la vasija, que permita descartar que Garoña puede tener defectos semejantes a los de la vasija de la central nuclear belga de Döel 3 (ambas vasijas de reactor construidas por la misma empresa), que paró inesperadamente la semana pasada, antes de su parada de mantenimiento programada para el próximo mes. El motivo es que tras unas pruebas relacionadas con la integridad de las vasijas del reactor mostraron "resultados inesperados" con respecto a la resistencia mecánica del material.
Los reactores nucleares belgas Döel 3 y Tihange-2 permanecieron cerrados durante un año entre el verano de 2012 y el verano de 2013, debido a las miles de grietas denominadas "indicaciones de defectos" en las vasijas del reactor. En junio de 2013, el regulador belga (FANC) permitió el reinicio de los dos reactores aunque había solicitado pruebas adicionales. Los resultados de al menos una de estas pruebas, llevadas a cabo en el Centro de Investigación Nuclear SCK, parecen ser alarmante.
La organización ecologista ya ha escrito al Consejo de Seguridad Nuclear solicitando información, desde el punto de vista técnico, respecto a cuáles son las medidas que los técnicos del CSN consideran apropiadas para garantizar que la vasija de Garoña no sufre estos defectos.
"Garoña ha concluido su vida de diseño, su vida económica y su vida contable. Solo está viva políticamente pero hay serios problemas de seguridad que el Consejo de Seguridad Nuclear debería comunicar y atender con independencia, transparencia y rigor, porque ese es su trabajo y no otro", ha añadido Montón.
Las nucleares con más de 40 años son especialmente vulnerables. Greenpeace recuerda que la nuclear de Garoña (Burgos) tiene una vasija fabricada por la misma empresa holandesa "Rotterdamsche Droogdok Maatschappij" (RDM) que fabricó la vasija de Döel 3. La ampliación de la vida de las nucleares envejecidas es una nueva etapa de riesgo, como se demuestra en el informe publicado por la organización ecologista.
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