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Greenpeace sobrevuela la central nuclear de Garoña para demostrar su falta de seguridad

Activistas de Greenpeace han sobrevolado la central y han depositado botes de humo. Próximamente la Comisión Europea revisará en detalle las pruebas de resistencia de Garoña

Comunicado de prensa - junio 5, 2012
A primera hora de la mañana activistas de Greenpeace han sobrevolado la central nuclear de Garoña (Burgos) y han depositado botes de humo sobre el edificio del reactor para poner en evidencia la falta de seguridad de la central. Con esta acción y en el Día del Medio Ambiente, Greenpeace reitera que no existe ningún motivo ni económico ni energético que justifique ampliar el permiso de explotación de Garoña.


Greenpeace considera irresponsable que el Ministerio de Industria, Energía y Turismo plantee la reapertura de la central nuclear de Garoña porque el riesgo que supone está demostrado; porque es una instalación amortizada; porque las pruebas de resistencia de la Unión Europea no han terminado; y porque los consumidores pagan a Endesa y a Iberdrola, propietarias de la central, el precio más caro del mercado por la electricidad que produce. Por ello, Greenpeace afirma que la ampliación de la explotación de Garoña es contraria a la protección y gestión de la seguridad de la ciudadanía, y a los intereses económicos y energéticos de España.

“Si el Gobierno reabre Garoña todos los riesgos los asumimos los ciudadanos y todos los beneficios se los queda Iberdrola y Endesa”, ha declarado Raquel Montón, responsable de la campaña Nuclear de Greenpeace. “No podemos seguir arriesgando el futuro y el medio ambiente de todos solo para continuar enriqueciendo a unos pocos que no defienden nuestros intereses”.

Greenpeace ha llevado a cabo esta acción días después de que haya presentado las  alegaciones al proyecto de orden de revocación de la Orden Ministerial que establece el cierre de Garoña para el 6 de julio de 2013. Asimismo, coincide con la ampliación del plazo de revisión más detallada de las pruebas de resistencia, promovida por la Comisión Europea, después de que haya indicado que “el proceso se prolonga para llevar a cabo nuevas inspecciones y para proponer medidas para mejorar la independencia de los reguladores nacionales a nivel europeo”.

La organización ecologista recuerda que los datos confirman la inseguridad de la energía nuclear. Según un estudio del Instituto Max Planck, publicado el pasado 12 de mayo, un accidente nuclear catastrófico como el de Fukushima o el de Chernóbil puede producirse en algún lugar del mundo una vez cada 10 o 20 años (1). Greenpeace incide en que el proceso de las pruebas de resistencia a las centrales nucleares, incluida Garoña, está sin verificar, sin implementar y sin concluir. Y, en caso de accidente, la contaminación ambiental puede afectar no solo a áreas próximas a la central, sino a grandes distancias, tal y como se observa en simulaciones realizadas (2), en cuyo caso, ni las normativas, ni los planes de emergencia están preparados.

Greenpeace denuncia que la reapertura de la central nuclear de Garoña únicamente satisface los intereses económicos de Endesa e Iberdrola y supone que la ciudadanía asuma el riesgo ambiental, social y económico que esto significa.

- La central de Garoña no aporta beneficio económico a la sociedad. Ha sido la ciudadanía quien ha pagado las inversiones y todo tipo de compensaciones, a través de la tarifa eléctrica, a esta instalación que ya está amortizada, como ha afirmado la Comisión Europea (3). Los ciudadanos pagan el precio más caro del mercado por la electricidad que produce Garoña, de manera que no obtendrán ningún beneficio económico con la ampliación de la explotación. Además, también se pagará la custodia casi indefinida de los residuos nucleares tras la finalización de la explotación, debido a que la reapertura de Garoña aumentaría el volumen de los mismos.

- La ciudadanía pierde, con la reapertura de Garoña, el desarrollo de las energías renovables, que proporcionan más empleo y ayudan a combatir de la manera mas eficiente y económica el cambio climático. Además, su desmantelamiento generaría muchos más puestos de trabajo que mantenerla en operación

- Es toda la sociedad quien asume el riesgo económico, debido a que el seguro de responsabilidad civil en caso de accidente nuclear es “limitado”. Además, aunque debería ser ilimitado, como lo era en el caso de Japón, ni Iberdrola y Endesa juntas podrían asumir el coste de una catástrofe nuclear.

- Por último, Greenpeace destaca que un modelo energético basado en la eficiencia, en la inteligencia y 100% renovable es técnicamente viable (4), y mucho más favorable desde el punto de vista económico, de impacto ambiental y de ocupación del territorio. El ahorro económico total de aquí a 2050 sería de más de 200.000 millones de euros al año de media, diez veces más de lo que nos perdemos cada año por importar petróleo.

Notas
(1) Global risk of radioactive fallout after major nuclear reactor accidents. Estudio dirigido por el Instituto Max Planck.

(2) Simulaciones realizadas el 5 de junio de 1995, proyecto flexRISK, Flexible tools for assessment of nuclear risk in Europe

El proyecto flexRISK está financiado por el Fondo para el Clima y la Energía austriaco, a través del programa “Neue Energien 2020”. Más detalles del proyecto y del consorcio en  http://flexrisk.boku.ac.at/

(3) Comisión Europea: Evaluación del programa nacional de reforma y del programa de estabilidad de ESPAÑA para 2012 que acompaña al documento de Recomendación del Consejo relativa al programa nacional de reforma de 2012 de España y por la que se emite un dictamen del Consejo sobre el programa de estabilidad actualizado de España para 2012-2015.

(4) Informe Energía 3.0

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