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Los primeros resultados de la investigación científica sobre la migración de las ballenas

Comunicado de prensa - noviembre 13, 2007
Greenpeace lanzó el proyecto El Gran Viaje de las Ballenas para demostrar que la investigación científica no justifica la matanza de ballenas. Colocar un sistema de rastreo en las ballenas jorobadas no es fácil ya que pesan más de 30 toneladas y viajan a través de los mares más indómitos del mundo. A pesar de las dificultades, los científicos que trabajan en el Pacífico Sur consiguieron instalar un dispositivo de rastreo en 20 ballenas jorobadas y seguirlas durante su larga migración.

Migración de las ballenas desde las Islas Cook hasta el Pacífico Sur.

El Gran Viaje de las Ballenas es un proyecto en el que colaboran Greenpeace y los científicos que investigan las ballenas jorobadas del Pacífico Sur. El apoyo económico del grupo ecologista ha servido para que los centros Cook Islands Whale Research y Opèration Cètacès de las Islas Cook y Nueva Caledonia, respectivamente, dispongan de un sistema con el que rastrear a las ballenas jorobadas.

Nueva Caledonia fue elegida porque las ballenas jorobadas que se aparean en las aguas de esta región provienen de poblaciones pequeñas y sobreexplotadas.

La doctora Claire Garrigue del centro Operation Cétacés trabaja directamente con las ballenas de Nueva Caledonia y estima que esta población no supera los 400 ejemplares, además de no parecer recuperase de la caza. Debido a su situación geográfica, se sospechaba que la zona de migración de las ballenas jorobadas de Nueva Caledonia para alimentarse sera la misma en la que la caza científica de Japón tendrá lugar en los próximos años.

Nan Hauser directora del Cook Islands Whale Research identifica vía fotografía sólo a 60 ó 70 ballenas por temporada. Se puede dar el hecho de que Claire Garrigue fotografíe una ballena al sur de Nueva Caledonia y unas semanas o años más tarde Nan Hauser la localice a una milla de la costa de Rarotonga (Islas Cook).

Este hecho tiene una gran relevancia científica a pesar de que los movimientos de las ballenas entre estos dos puntos tan distantes en tiempo y espacio siguen siendo un misterio.

En agosto y septiembre de este año, Garrigue, Hauser y el científico brasileño Ygor Geyer, consiguieron colocar 20 dispositivos de rastreo en un total de 20 ballenas jorobadas, doce de ellas eran de Nueva Caledonia y ocho de las Islas Cook. Los científicos esperaban ansiosos la información procedente del sistema de rastreo, cuando ésta llegó no se vieron decepcionados.

Los movimientos diarios de una ballena se pueden seguir a larga distancia si a ésta se le coloca un transmisor. Éste envía una señal al satélite Argos que a su vez retransmite los datos a una estación terrestre, a partir de entonces cualquier científico pueden tener acceso a la información con un ordenador personal desde cualquier lugar del mundo.

Aunque todas las retrasmisiones finalizaran antes de que las ballenas llegaran al Océano Antártico, la información obtenida es extraordinaria.

Varias de las ballenas de Nueva Caledonia viajaron desde la laguna situada al sur de la isla a un arrecife lejano en el sureste y algunas permanecieron allí por un largo periodo de tiempo.

Hasta que el proyecto El Gran Viaje de las Ballenas se puso en marcha nadie sabía la importancia que el arrecife tenía para los cetáceos. Garrigue tiene previsto para el año que viene realizar identificaciones fotográficas y muestreos de ADN en la zona. Es posible que en un futuro se tomen medidas para proteger este hábitat que hasta el momento era desconocido.

Una de las ballenas sorprendió a los científicos ya que abandono la laguna para bordear toda la costa oeste de Nueva Caledonia y luego viajar cientos de millas a una zona de arrecifes e islas conocidas como las Chesterfield.

Es interesante saber que en la época de Herman Melvilla, en el siglo diecinueve, las Islas Chesterfield fue uno de los territorios de caza ballenera de los yanquis.

Algunas de las ballenas de Nueva Caledonia emigraron a la Isla Norfolk y a la costa norte de Nueva Zelanda. Este dato ayudó a comprender la estructura de la población, ya que los científicos se preguntaban a dónde viajaban las ballenas neozelandesas (la identificación por fotografía era muy limitada antes de realizarse este proyecto).

Las migraciones entre estos dos territorios es importante porque ninguna de las poblaciones de estas dos áreas ha logrado recuperarse de la caza y por lo tanto esta conexión tiene serias implicaciones para la conservación de estos animales.

En este aspecto, el hecho de que ninguna de las ballenas de Nueva Caledonia viajará a Australia aporta nueva evidencia que señala que la recuperación de estas ballenas no se debe a la incorporación de ballenas australianas cuya población es muy superior.

Hacia el oeste

Las ocho ballenas de las Islas Cook no se dispersaron y viajaron en distintas direcciones tal y como se esperaba, sino que todas emigraron hacia el oeste.

Uno de los ejemplares viajó hasta Samoa Americana mientras que otros recorrieron las islas y arrecifes que componen el reino de Tonga. Los científicos desconocen si esto significa que las ballenas entran por oleadas en las Islas Cook y van viajando en dirección oeste a través de las islas. Comportamiento similar se ha observado en poblaciones caribeñas de ballenas jorobadas, identificadas vía foto en su zona de apareamiento. A pesar de que algunos dispositivos de rastreo siguieron funcionando hasta octubre ninguna de las ballenas de las Islas Cook mostró ninguna señal de cambiar de dirección y dirigirse sur hacia la Antártida, hecho que resultó inesperado.

Ello contrasta con las ballenas de Nueva Caledonia que se dirigieron hacia el sur poco después de que se les hubiera colocado el dispositivo de rastreo. La diferencia en desplazamientos y la constancia con la que el grupo de las Islas Cook viajó hacia el oeste tiene graves implicaciones para una variedad de temas como la estructura de la población y sobre cómo navegan estos animales.

Durante los próximos meses, los científicos investigarán a fondo la trayectoria de estos animales, estudiando si sus movimientos están ligados a las características del océano, del suelo marino o quizá al campo magnético de la Tierra. Las ballenas jorobadas podrían utilizar cualquiera de estos referentes para orientarse en la inmensidad del océano.

Información valiosa

Aunque este tipo de proyecto ha sido el primero en esta región y por ello un tanto experimental, ya se ha obtenido más información sobre las que una vez fueron grandes poblaciones de ballenas de la que se obtendrá de la caza japonesa. Durante los próximos meses 50 ballenas jorobadas morirán en la Antártida en nombre de una investigación científica que nos dirá poco más de lo que ya sabemos.

De hecho, el programa letal japonés a penas estudia los temas de investigación recomendados por la CBI con respecto a las ballenas jorobadas del Hemisferio Sur. En otras palabras, las recomendaciones científicas del organismo que gestiona la caza de ballenas se ignoran y aún así Japón declara que su estudio es beneficioso.

El Gran Viaje de las Ballenas continúa

Es posible que alguno de los dispositivos de rastreo vuelva a entrar en funcionamiento y todas nuestras ballenas están en una base de datos visual disponible para todos los investigadores del mundo. A partir del 19 de noviembre puedes asegurarte que todas las ballenas tengan un nombre votando a los que han propuesto los Defensores de Ballenas del mundo.

- Más información sobre las ballenas jorobadas