Activistas de Greenpeace "cierran" la nuclear de Vendellós-2 para recordar a Zapatero su compromiso de abandonar la energía nuclear. En la imagen activistas dentro de la central de Vandellós-2.
A la luz de estos informes, Greenpeace considera que el pésimo
funcionamiento del CSN, tantas veces denunciado por el movimiento
ecologista, es ya un secreto a voces fuera de nuestras fronteras.
"El CSN se ha convertido en un organismo tan obsoleto, secretista y
supeditado a los intereses de la industria nuclear que está
recibiendo duras críticas hasta de sus homólogos internacionales y
de otros organismos de la industria nuclear", ha declarado Carlos
Bravo, responsable de la campaña de energía nuclear de
Greenpeace.
Ante esta situación, Greenpeace insta a los grupos
parlamentarios a que aprueben con la máxima urgencia la Proposición
de Ley de reforma del CSN que actualmente está en tramitación en el
Congreso de los Diputados, con el fin de convertirlo cuanto antes
en un organismo eficaz, transparente, participativo y
verdaderamente independiente de la industria nuclear.
Hace unas pocas semanas la Asociación de Reguladores
Nucleares de Europa Occidental (WENRA), que reúne a los organismos
reguladores en materia de seguridad nuclear de los países europeos
con centrales nucleares, hizo público un demoledor informe sobre la
reglamentación en materia de energía nuclear, que demostraba que el
CSN está a la cola de sus homólogos europeos ya que sólo cumple el
40% de los requisitos que la WENRA recomienda que debe cumplir un
organismo regulador.
Por otro lado, la Agencia de Energía Nuclear de la OCDE
(NEA/OCDE) acaba de presentar al CSN las conclusiones de la
auditoría que realizó sobre el proceso de toma de decisiones en
relación con el accidente de Vandellós-2 de agosto de 2004. En este
suceso se produjo la rotura circunferencial de uno de los registros
de la tubería del tren B del sistema de refrigeración de servicios
esenciales (EF) y ello destapó un rosario de deficiencias en otros
muchos sistemas de la central, algunos considerados de gran
importancia para la seguridad.
Tras unos primeros párrafos iniciales de cortesía, en los
que el informe de los expertos de la Agencia de Energía Nuclear
juzga positivamente el informe de lecciones aprendidas del CSN
sobre el accidente de Vandellós-2, los expertos dibujan un
demoledor retrato robot del organismo, confirmando, punto por
punto, lo que Greenpeace lleva años denunciando. El informe de la
NEA/OCDE es el espaldarazo definitivo a la Proposición de Ley para
la reforma del CSN que actualmente se tramita en el Congreso de los
Diputados, ya que en él se describen con precisión las debilidades
del CSN que justifican la urgente necesidad de modificar el marco
legislativo por el cual se creó y que regula su funcionamiento.
Ante la ausencia de reglamentación nacional en materia de
seguridad nuclear, los expertos de la NEA/OCDE recomiendan que el
CSN compare exhaustivamente todas sus prácticas de supervisión de
la seguridad de las centrales nucleares con la reglamentación
americana, que el CSN asume, sin ningún soporte legal, desde su
creación en 1980. A una conclusión similar llegaba hace unas
semanas el revelador informe de WENRA sobre armonización de la
seguridad de los reactores nucleares, en el que los reguladores
afirman contundentemente: "no existen requisitos legalmente
vinculantes en España. Debe establecerse normativa nacional o una
relación más vinculante con la reglamentación de los Estados
Unidos".
Así mismo, los expertos de la NEA recomiendan al CSN que
realice una revisión en profundidad de su política y estrategia de
comunicación con los propietarios de las centrales nucleares y de
cómo reciben la información desde ellas. Esta recomendación tiene
su origen en las múltiples ocultaciones de información vital por
parte de los propietarios de la central de Vandellós-2 antes,
durante y después del accidente de agosto de 2004. Recomiendan
también que se haga una revisión integral de todo el proceso de
análisis de la información relacionada con la seguridad que se
recibe de las centrales, de lo que se desprende una evidente
desconfianza hacia los operadores de las centrales nucleares
españolas que, como Greenpeace ha denunciado repetidamente, incluso
manipulan la información que remiten al organismo regulador.
El informe realiza múltiples críticas hacia el Pleno del
Consejo, la Secretaría Técnica y la Dirección Técnica del CSN sobre
su gestión del suceso de Vandellós-2, recomendando que se dote al
organismo de un Comité Asesor Técnico independiente para que pueda
asesorar al Pleno sobre temas de seguridad y que se reafirme el
carácter colegiado del Consejo, algo que ha quedado en entredicho
en diversas ocasiones desde la llegada al organismo de la actual
presidenta, María Teresa Estevan Bolea, en particular cuando ésta
remitió un informe al Congreso sobre el accidente de Vandellós 2
sin contar con la autorización del resto de los Consejeros.
Estas recomendaciones, que coinciden con las propuestas de
Greenpeace para reformar la ley del CSN, vienen a demostrar que los
problemas del organismo no son coyunturales, sino que necesitan una
radical transformación de personas, prácticas y métodos, empezando
por erradicar la connivencia con los responsables de las centrales,
que son impropias de un organismo regulador, e iniciar una apertura
sin retorno hacia el público y sus agentes sociales.
El informe dedica un último capítulo a la estrategia y la
política de comunicación del CSN con el público, algo sobre lo que
las quejas de Greenpeace y de otros agentes sociales son
históricas. El informe viene a reconocer que la política de
comunicación pública del CSN es nefasta, y que es necesario un giro
de 180º en la misma para hacer frente a las demandas sociales en
esta materia.
"La plena coincidencia de las conclusiones del informe de
los expertos de la Agencia de Energía Nuclear con el informe de
WENRA publicado hace unas semanas da la razón por partida doble a
Greenpeace, que lleva años denunciando la total ausencia de
normativa nacional sobre seguridad nuclear y la inseguridad
jurídica que ello provoca", añadió Bravo.
El autismo del CSN ante la última crisis de Cofrentes, tras
hacerse público el informe de la Asociación Mundial de Operadores
Nucleares (WANO) en el que identificaban 36 importantes
deficiencias en la central, sumado al trato de favor a la central
de Ascó a finales del 2004, son los ejemplos más recientes de que
el CSN no ha cambiado ni el fondo ni en la forma, y lo peor es que
no parece que se puedan descartar nuevas crisis a corto plazo.