OMC, ¡Fuera de Nuestra Comida!
Greenpeace se ha unido a la objeción ciudadana Bite Back (Contraataca: OMC,
¡Fuera de Nuestra Comida!) junto a Amigos de la Tierra, Ayuda
en Acción, Public Services International (federación internacional
de sindicatos de trabajadores del sector público), la ONG
estadounidense Public Citizen (Ciudadano Público), el sindicato
agrario francés Confédération Paysanne y más de 200 organizaciones
más.
El objetivo de la campaña es recopilar y enviar miles de
peticiones a la Organización Mundial del Comercio de personas de
todo el mundo, solicitando la desestimación del desafío del
gobierno estadounidense contra las leyes de etiquetado de la
UE.
Los EE.UU. están intentando usar la OMC para desafiar la
prohibición de la Unión Europea referente a los organismos
modificados genéticamente. Al presentar esta denuncia, los EE.UU.
también están intentando usar la OMC para invalidar acuerdos
medioambientales cruciales como el primer acuerdo global legalmente
vinculante que permite que los países rechacen organismos
transgénicos: el Protocolo de Bioseguridad.
Todos los países tienen derecho a rechazar los organismos
modificados genéticamente y a exigir un etiquetado obligatorio de
los productos que los contengan. Las decisiones relacionadas con la
regulación del comercio internacional de organismos modificados
genéticamente deberían tomarse de acuerdo con el Protocolo de
Bioseguridad de las Naciones Unidas y no por la OMC.
El gobierno estadounidense y corporaciones de actividades
agrícolas pueden alegar que las regulaciones sobre transgénicos de
la UE son injustas. El hecho es que la UE es el mayor importador
mundial de cultivos transgénicos, con al menos 15 millones de
toneladas de soja transgénica de Monsanto haciéndose paso cada año
en Europa para alimentar animales.
Los gobiernos de la UE no son elegidos para representar los
intereses partidistas de los negocios agrícolas o de los
agricultores estadounidenses, que han sido engañados para cosechar
cultivos que nadie quiere y que amenazan la biodiversidad. Hay una
gran demanda global para que aumente la información al consumidor,
pero no hay una demanda de comida transgénica.
Por lo tanto, la legislación de la UE relativa al etiquetado de
organismos modificados genéticamente está plenamente justificada y
ni siquiera es lo suficientemente estricta. Todavía precisa de
requisitos para que la carne, los productos lácteos y los huevos
sean debidamente etiquetados si los animales de los que se obtienen
estos productos han sido alimentados con transgénicos.
La industria transgénica quiere decirnos qué comer pero no qué
hay en nuestra comida, lo que no se aceptará en Europa. Los
consumidores europeos pueden pensar por sí mismos y no apoyarán el
peligroso factor de liberar organismos transgénicos en el
medioambiente para que Monsanto mantenga sus ventas de pesticidas.
La soja transgénica que llega a las costas europeas no sólo debería
estar debidamente etiquetada sino que debería ser directamente
devuelta a los EE.UU. y Argentina con una nota de "No gracias".
Si quieres saber más:
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Back ahora
- Lee nuestro informe sobre la guerra estadounidense contra la
Bioseguridad (en inglés):
The US War on Biosafety
- Lee nuestro informe sobre las implicaciones de las nuevas
regulaciones de etiquetado de la UE (en inglés):
Implications of the EU's New Labelling Rules
- Lee nuestro informe sobre gobiernos de todo el mundo que
solicitan el etiquetado y regulación de los organismos transgénicos
(en inglés):
Governments Worldwide Require Labelling and Regulation of
GMOs