Desde hace unos seis años, la población de atún rojo en el Mediterráneo se ha visto sometida a una nueva amenaza para su conservación, el engorde en granjas flotantes. Los enormes ingresos generados por esta actividad dirigida a la exportación de atún rojo al mercado japonés han empeorado la situación de una especie que ya estaba sufriendo graves problemas de conservación. Para proporcionar materia prima a las granjas se ha mejorado la tecnología de la flota cerquera dedicada al atún, se han construido nuevos y muy potentes barcos, y han aumentado las actividades de pesca ilegal, hechos que se traducen en una mayor presión sobre el atún rojo.
Atún destripado a bordo del barco CHIEN CHUN NO.8. con bandera de conveniencia de Belize
"La introducción de la práctica de engorde de atún rojo amenaza
con provocar el colapso de esta especie. Los enormes beneficios que
están generando para unas pocas empresas están primando sobre la
necesidad de recuperar una especie en peligro, sobre los intereses
de los pescadores artesanales y sobre el buen estado de
conservación de la costa" -ha declarado Sebastián Losada,
responsable de la campaña de pesca de Greenpeace.
La situación de sobreexplotación del atún rojo en el
Mediterráneo es algo bien conocido desde hace años. Sin embargo,
lejos de actuar, los gobiernos que forman parte del organismo
responsable de la gestión de las pesquerías de atún rojo, la
Convención Internacional para la Conservación del Atún Atlántico
(CICAA) aprobaron en 2002 una cuota de 32.000 toneladas para el
periodo 2003-2006, un 20% más de la recomendada por los
científicos. Esta elevada cuota, apoyada principalmente por la
Unión Europea y en particular España, es fruto de la enorme presión
ejercida por la industria de engorde de atún.
No sólo la cuota aprobada por CICAA es claramente insostenible.
Según un informe hecho público recientemente por WWF/Adena, es
evidente que en 2003 esta cuota ha sido ampliamente superada, algo
estrechamente vinculado al aumento de las actividades de engorde de
atún.
"Dar de comer hasta 25 kg de pescado para conseguir tan sólo 1
kg de atún es una barbaridad desde el punto de vista ecológico.
Pero además, al amparo del negocio del engorde de atún se han
construido y renovado flotas con dinero público y han proliferado
actividades ilegales de pesca, sin que las administraciones hayan
hecho nada para evitarlo" -añadió Losada.
En la actualidad existen además nuevas instalaciones de engorde
de atún pendientes de autorización. Para Greenpeace aprobar nuevas
instalaciones de engorde de atún en la situación actual demostraría
una falta total de compromiso con la recuperación de una de las
especies más emblemáticas e importantes ecológica y económicamente
en el Mediterráneo.
Este es el caso de las nuevas instalaciones de engorde de Playa
de Vera (Almería), que según la Asociación Poseidonia, están a
punto de recibir la autorización de la Secretaría General de Pesca
para comenzar a engordar atún frente a la desembocadura del río
Almanzora.
"Desde Greenpeace exigimos a Pesca que no autorice ni una sola
granja más de engorde de atún. Esta actividad ha llegado demasiado
lejos. O bien las autoridades emprenden acciones serias para
recuperar las poblaciones de atún rojo, empezando por revisar a la
baja las cuotas de pesca de esta especie, o en muy pocos años
asistiremos a su extinción comercial" -ha declarado Losada- "Seguir
aumentando la capacidad de engorde de esta especie es una total y
absoluta irresponsabilidad".
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