El Rainbow Warrior en misión conjunta con Médicos Sin Fronteras han empezado a repartir material médico, gasolina y alimentos a los supervivientes del maremoto que asoló las costas del sureste asiático a finales del mes de diciembre.
Una decisión en la oficina de Greenpeace en Amsterdam llevó al
Rainbow Warrior a las costas de Sumatra a primeros de enero para
desarrollar una misión conjunta con Médicos Sin Fronteras. Esta ONG
pondría los suministros y el Rainbow los transportaría.a las zonas
más arrasadas por el maremoto que sólo unos días antes, el 26 de
diciembre, había segado la vida a no menos de 300.000 personas en
las costas del sureste asiático. Ahora, tras 31 días de trabajo los
17 tripulantes del Rainbow pueden sentirse satisfechos: decenas de
miles de personas han tenido un techo, comida e infraestructura
sanitaria en el momento más delicado, justo después de la tagedia,
cuando todos los suministros están cortados. Un buen ejemplo ha
sido precisamente la última misión en la que el buque ha llevado a
la ciudad de Teunom 70 toneladas de arroz. Comida suficiente para
alimentar a 15.000 personas durante dos semanas. Un tiempo vital,
pues se prevé que en para ese entonces las carreteras ya estén en
funcionamiento y, por tanto la ciudad deje de estar incomunicada
por tierra.
Esta situación de aislamiento es la que ha hecho vital la tarea
del barco en estas islas. Al no haber infraestructuras útlies por
tierra, las carreteras han sido arrasadas por la fuerza del agua,
el reparto de suministro se tiene que hacer por barco. Y ahí es
donde entra en acción el Rainbow Warrior.
Lamno, Meulaboh y Teunom han sido tres de las ciudades del
noroeste de Indonesia (Sumatra) en las que la devastación de las
olas gigantes causó más estragos. Estas poblaciones recibieron los
tsunami en toda su intesidad al ser las más cercanas al epicentro
del terremoto y en ellas se han concentrado todos los esfuerzos
desde el primer día de trabajo hasta el último, sin perder nunca el
ánimo. De hecho, la última descarga, las ya mencionadas 70
toneladas de arroz, se realizó en un tiempo récord. "aún no nos
creemos lo que hemos hecho", afirma Meike, del equipo de Greenpeace
en Sumatra. "Hemos hecho el trabajo en un solo día ¡y eso incluye
un parón de dos horas para los rezos!", añade Meike. "Este es el
final de la misión de Rainbow en Aceh. Toda la tripulación está ya
muy cansada -de hecho, todos ellos estaban preparados para
desembarcar antes de esta misión, pero aceptaron quedarse un mes
más- pero también estamos muy contentos y orgullosos de lo que
hemos conseguido".
Meike, sólo tiene "palabras de agradecimiento y respeto para
todos los que han participado en este proyecto. Este equipo de
trabajo ha estado a un nivel increíble". Una admiración que también
siente por MSF y ACH: "Estas dos ONG llevan a cabo un trabajo
durísimo en las zonas más calientes del planeta y todos debemos
apoyarles. Para nosotros han sido una fuente de inspiración y un
honor trabajar con ellos".
Y por supuesto, el equipo de Greenpeace rinde también homenaje a
las víctimas del tsunami, a la población de Banda Aceh: "El
sufrimiento por el que ha pasado toda esta gente es imposible de
imaginar, pero hemos visto la destrucción con nuestros propios ojos
y sólo espero haberles podido ser de ayuda. A todos ellos les deseo
buena suerte para los próximos años y que sigan manteniendo esa
sonrisa tan contagiosa".
Y es que esa capacidad para sonreir incluso en las peores
condiciones ha sido una de las cosas que más ha impresionado a los
equipos de las ONG. En todas las crónicas que la tripulación del
Rainbow ha mandado desde Indonesia siempre se resalta la forma en
que la población local saluda y sonríe. Con una sola excepción que
nos cuenta Rob: "El último día empezamos bien pronto con las
labores de descarga, pues la cantidad de material era enorme. Como
siempre se nos aproximaron las embarcaciones locales llenas de
caras sonrientes. Salvo la del capitán, que jamás se reía: había
perdido a toda su familia por culpa del tsunami".
"A los chicos de aquí hay que estar constantemente animándoles
porque su trabajo es muy físico. Tienen que cargar con sacos de 20
kilos bajo un sol y una humedad tremendas. Aún así, se pueden
escuchar sus risotadas. A pesar de que trabajan en estas
circunstancias tan difíciles, para ellos un día fuera del campo de
desplazados supone un alivio. A la hora del descanso hablamos de
que toda esta comida es poca y de la cantidad de peleas, e incluso
disparos, que están teniendo lugar. La gente se disputa la comida,
semanas después de la tragedia".
Con esto acaba el relato de la misión del Rainbow en Sumatra,
pero antes es de justicia nombrar a todos y cada uno de los
tripulantes que han dejado cinco semanas de su vida y todo su
esfuerzo en la tarea de ayudar a los demás en las peores
condiciones imaginables.
La tripulación del RW en su periplo por Indonesia ha sido:
Derek, Moritz, Dima, Texas, Tapio, Beate, Lino, Martin, Phil Dunn,
Lesley, Clive, Cees, Sarah, Phil Lloyd, Faye, Dilip, Helena, Agus,
Caterina, bernard, Isha, Miguel, Christian y Abby.
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