Alto a la destrucción pesquera
Acción de Greenpeace en la Reserva Marina del Dogger Bank contra la pesca destructiva
El equipo del barco de Greenpeace MV Esperanza documenta la pesca accesoria que ha sido atrapada por las redes del buque arratrero español Iván Nores en el Hatton Bank, en el Atlántico Noreste.
El equipo del barco MV Esperanza de Greenpeace interceptan a un barco arrastrero español en el Atlántico Norte.
El equipo del barco MV Esperanza de Greenpeace interceptan a un barco arrastrero español en el Atlántico Norte.
El equipo del barco MV Esperanza de Greenpeace interceptan a un barco arrastrero español en el Atlántico Norte.
Los activistas de Greenpeace se suben a la red de un barco arrastrero español que pescaba en las profundidades marinas del Atlántico Norte. Greenpeace está protestando contra la destrucción causada por esta práctica de pesca y exigiendo una moratoria de la O.N.U
SITUACIÓN DE LOS OCÉANOS: UNA CRISIS SIN PRECEDENTES. Los
Gobiernos deben actuar
Ya no hay dudas sobre las enormes dimensiones que ha alanzado la
crisis de los océanos debido al cambio climático, la contaminación
química y, sobre todo, la actividad pesquera. Pese a que ya había
señales evidentes de agotamiento de los recursos, la industria
pesquera continuó su expansión en los 90, argumentando que las
capturas seguían aumentando. Pero el aumento no era real sino
producto de las mejoras tecnológicas que permiten localizar y
capturar un gran volumen de recursos, pese a su disminución, o
llegar a zonas antes no explotadas.
La cantidad actual de peces predadores en los océanos es
aproximadamente el 10% de la cantidad que existía en la época
pre-industrial, una pérdida sin precedentes; muchas poblaciones de
cetáceos podrían desaparecer en las próximas décadas; la producción
pesquera ha estado descendiendo desde principios de los 90; el 25%
de los arrecifes de coral ha desaparecido; el 25% de los bosques de
manglar ha sido destruido en los últimos 20 anos en buena medida
para producir langostinos de cultivo para mercados de lujo. En todo
el mundo, especies de algunos grupos particularmente sensibles por
su crecimiento lento, como tiburones, rayas, ballenas y delfines,
están atravesando situaciones críticas. En el Mediterráneo la foca
monje está al borde de la extinción, en el Mar Báltico, la marsopa
común están a punto de desaparecer. En el Canal de la Mancha las
poblaciones de delfines comunes están seriamente amenazadas.
El coste humano de esta crisis es también elevadísimo. El
pescado es una fuente fundamental e insustituible de proteínas
animales para las poblaciones costeras de algunos de los países más
pobres del planeta. Sin embargo, el comercio internacional
beneficia fundamentalmente a los países ricos, que son responsables
del 80% del valor de las importaciones de productos de pesca.
"La crisis de los océanos es más aguda que nunca. Los Gobiernos
en todo el mundo se mueven muy lentamente y siguen sin hacer frente
al hecho de que son necesarias medidas urgentes para darle la
vuelta a esta situación. No tenemos tiempo que perder", ha
declarado Sebastián Losada, responsable de la Campaña de Océanos,
desde Nueva York, donde esta semana las Naciones Unidas se reúnen
para discutir como gestionar de forma sostenible los océanos del
Planeta.
DECÁLOGO PARA SALIR DE LA CRISIS DE LOS OCÉANOS
- Reducir de forma significativa el tamaño de las flotas
industriales;
- Reducir drásticamente el impacto de la actividad pesquera en
los ecosistemas marinos y en las especies no objetivo de la pesca,
aplicando esta reducción a las prácticas más agresivas;
- Proteger los derechos y medios de vida de los pescadores
artesanales;
- Declarar una red global de áreas marinas protegidas;
- Poner en marcha el Plan de Acción Internacional de la FAO
contra la pesca ilegal;
- Luchar contra los efectos del cambio climático y las prácticas
acuícolas destructivas especialmente en ecosistemas de gran valor
como arrecifes de coral o manglares;
- Acabar con la contaminación marina;
- Establecer una moratoria sobre la pesca en zonas de alta
biodiversidad de aguas profundas;
- Garantizar la responsabilidad ilimitada para las actividades
industriales que causen daños al el medio marino;
- Proteger los ecosistemas costeros.
TENEMOS UN MODELO DE GESTIÓN PESQUERA FRACASADO. El ejemplo de
la anchoa
El actual modelo de gestión pesquera ha fracasado ampliamente.
Preocupado por maximizar las capturas para abastecer a la
industria, el medio ambiente marino ha sido el gran olvidado a la
hora de diseñar las políticas de gestión. La crisis que viven las
pesquerías de anchoa en el Cantábrico es un claro ejemplo. Pese a
que los científicos han venido alertando desde 2001 del peligro que
corría este recurso, nuestros políticos siguieron negociando las
cuotas de pesca más altas posibles. Y han sido capaces de defender
que esto era un gran éxito que nos beneficiaba a todos. El
resultado ahora son varios miles de pescadores sin un recurso que
explotar y la incertidumbre sobre la capacidad de recuperación de
este caladero.
"La inercia es tal que, pese a las evidencias, el Ministerio de
Pesca sigue afirmando que necesita más pruebas científicas sobre el
declive de la anchoa. Es imposible solucionar los problemas si no
se empieza por admitir que estos existen y que, como en este caso,
son muy graves", añadió Losada.
La situación que atraviesan muchos otros recursos que
tradicionalmente hemos consumido es igualmente grave (1). Especies
como la merluza, el rape o la cigala están muy sobreexplotadas y es
imprescindible recortar las capturas. En el Mediterráneo por
ejemplo, flotas europeas en Francia e Italia siguen usando redes de
deriva, también conocidas como "cortinas de la muerte" pese a su
prohibición desde diciembre de 2001. El nuevo reglamento de pesca
en el Mediterráneo, que actualmente se discute en Bruselas, podría
volver a legalizar este tipo de artes de pesca contra el que
Greenpeace llevó a cabo una campaña durante más de 15 años.
"Un grave problema es que vemos muy pocos cambios y muy lentos.
Los políticos siguen sin afrontar la situación y sin reconocer la
necesidad de medidas urgentes. La industria pesquera sigue actuando
como si correspondiera al resto de la sociedad la responsabilidad
de probar que hay un problema antes de actuar. Pero el problema es
ya demasiado evidente como para pretender que podemos continuar
como hasta ahora", declaró Losada.
La falta de control es otro severo problema. Las compañías
pesqueras siguen haciendo uso de banderas de conveniencia, que
cambian continuamente para evadir las regulaciones internacionales
sobre la pesca. Este problema es aún más agudo en aquellos países
que no disponen de recursos ni medios para controlar sus aguas,
como es el caso de África Occidental.
LAS PROFUNDIDADES MARINAS EN PELIGRO. La necesidad de una
moratoria sobre la pesca de arrastre de fondo en las profundidades
marinas.
Hasta hace poco se consideraba que las zonas profundas de los
océanos albergaban muy poca abundancia y diversidad, pero la
información reciente rebela que entre 500.000 y 100 millones de
nuevas especies aún desconocidas pueden habitar estas áreas. El
agotamiento de los recursos tradicionales en aguas costeras, un
mercado de productos de la pesca en expansión y la falta de control
en alta mar, de un lado, junto con la mejora de las tecnologías
extractivas del otro, han hecho posible la expansión de las flotas
de arrastre a zonas que antes no se habían explotado, y en
particular hacia aguas internacionales donde en la gran mayoría de
los casos ni siquiera existe el marco legal necesario para
gestionar estas pesquerías.
La pesca con artes de arrastre es la principal amenaza a estos
ecosistemas. Precisamente esta semana se reúne en Nueva York el
grupo de consulta de la Asamblea General de Naciones Unidas para
discutir la forma más efectiva de proteger estos ecosistemas
profundos. Greenpeace forma parte de la Coalición para Conservación
de las Profundidades Marinas, una coalición de más de 40 ONG que
demandan la declaración de una moratoria sobre la pesca de arrastre
en alta mar hasta que se sienten las bases biológicas y jurídicas
sobre las que una explotación sostenible de estos recursos podría
asentarse.
"La comunidad internacional sigue dejando claro, reunión tras
reunión, que las pesquerías en aguas profundas no son sostenibles y
que es necesario tomar medidas urgentes mientras no disponemos de
la información ni los mecanismos de regulación necesarios para
gestionarlas adecuadamente. Esperamos que ahora pasemos del
reconocimiento a la acción", declaró Sebastián Losada, responsable
de la Campaña de Océanos de Greenpeace.
LA CAZA DE BALLENAS. La próxima reunión de la Comisión Ballenera
Internacional
Del 20 al 24 de junio, la Comisión Ballenera Internacional
celebra su reunión anual en Ulsan (Corea). Esto sucede en un
momento en el que los países balleneros (Japón, Noruega, Islandia)
parecen haber lanzado una nueva ofensiva en los últimos años para
tratar de debilitar la moratoria sobre la caza comercial de
ballenas, en vigor desde 1986.
Japón ha anunciado que incrementará el número de ballenas que
caza en aguas antárticas. Islandia no ha renunciado a su programa
de caza científica. Mientras, el programa de "compra de votos" (2)
de Japón sigue dando sus frutos y los países que votan a favor de
la caza de ballenas siguen aumentando y poniendo en peligro la
moratoria en vigor.
(1) Greenpeace ha publicado en febrero de este año una Guía de
Consumo Responsable de Pescado para ayudar a los consumidores a
reducir su huella sobre los recursos pesqueros del Planeta. La guía
se encuentra disponible en www.greenpeace.es
(2) Desde hace años Greenpeace ha venido denunciando que el
Gobierno japonés emplea sus fondos de cooperación al desarrollo
para que, a cambio, los países que reciben esta ayuda ingresen en
la Comisión Ballenera Internacional y voten en el mismo sentido que
Japón en todas las votaciones.