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Greenpeace demanda un cambio radical en la explotación de los océanos para salvarlos de la crisis

Comunicado de prensa - junio 7, 2005
Greenpeace pide por el Día Mundial de los Océanos: Los Gobiernos deben actuar ante la crisis sin precedentes de los océanos. Hay que recuperar los caladeros y acabar con las artes de pesca destructivas (ejemplo: la anchoa) Proteger las profundidades marinas y declarar una red internacional de reservas marinas. Detener definitivamente la caza de ballenas. Greenpeace plantea un decálogo para que la protección de los océanos sea real.

Alto a la destrucción pesquera

Acción de Greenpeace en la Reserva Marina del Dogger Bank contra la pesca destructiva

El equipo del barco de Greenpeace MV Esperanza documenta la pesca accesoria que ha sido atrapada por las redes del buque arratrero español Iván Nores en el Hatton Bank, en el Atlántico Noreste.

El equipo del barco MV Esperanza de Greenpeace interceptan a un barco arrastrero español en el Atlántico Norte.

El equipo del barco MV Esperanza de Greenpeace interceptan a un barco arrastrero español en el Atlántico Norte.

El equipo del barco MV Esperanza de Greenpeace interceptan a un barco arrastrero español en el Atlántico Norte.

Los activistas de Greenpeace se suben a la red de un barco arrastrero español que pescaba en las profundidades marinas del Atlántico Norte. Greenpeace está protestando contra la destrucción causada por esta práctica de pesca y exigiendo una moratoria de la O.N.U

SITUACIÓN DE LOS OCÉANOS: UNA CRISIS SIN PRECEDENTES. Los Gobiernos deben actuar

Ya no hay dudas sobre las enormes dimensiones que ha alanzado la crisis de los océanos debido al cambio climático, la contaminación química y, sobre todo, la actividad pesquera. Pese a que ya había señales evidentes de agotamiento de los recursos, la industria pesquera continuó su expansión en los 90, argumentando que las capturas seguían aumentando. Pero el aumento no era real sino producto de las mejoras tecnológicas que permiten localizar y capturar un gran volumen de recursos, pese a su disminución, o llegar a zonas antes no explotadas.

La cantidad actual de peces predadores en los océanos es aproximadamente el 10% de la cantidad que existía en la época pre-industrial, una pérdida sin precedentes; muchas poblaciones de cetáceos podrían desaparecer en las próximas décadas; la producción pesquera ha estado descendiendo desde principios de los 90; el 25% de los arrecifes de coral ha desaparecido; el 25% de los bosques de manglar ha sido destruido en los últimos 20 anos en buena medida para producir langostinos de cultivo para mercados de lujo. En todo el mundo, especies de algunos grupos particularmente sensibles por su crecimiento lento, como tiburones, rayas, ballenas y delfines, están atravesando situaciones críticas. En el Mediterráneo la foca monje está al borde de la extinción, en el Mar Báltico, la marsopa común están a punto de desaparecer. En el Canal de la Mancha las poblaciones de delfines comunes están seriamente amenazadas.

El coste humano de esta crisis es también elevadísimo. El pescado es una fuente fundamental e insustituible de proteínas animales para las poblaciones costeras de algunos de los países más pobres del planeta. Sin embargo, el  comercio internacional beneficia fundamentalmente a los países ricos, que son responsables del 80% del valor de las importaciones de productos de pesca.

"La crisis de los océanos es más aguda que nunca. Los Gobiernos en todo el mundo se mueven muy lentamente y siguen sin hacer frente al hecho de que son necesarias medidas urgentes para darle la vuelta a esta situación. No tenemos tiempo que perder", ha declarado Sebastián Losada, responsable de la Campaña de Océanos, desde Nueva York, donde esta semana las Naciones Unidas se reúnen para discutir como gestionar de forma sostenible los océanos del Planeta.

DECÁLOGO PARA SALIR DE LA CRISIS DE LOS OCÉANOS

  • Reducir de forma significativa el tamaño de las flotas industriales;
  • Reducir drásticamente el impacto de la actividad pesquera en los ecosistemas marinos y en las especies no objetivo de la pesca, aplicando esta reducción a las prácticas más agresivas;
  • Proteger los derechos y medios de vida de los pescadores artesanales;
  • Declarar una red global de áreas marinas protegidas;
  • Poner en marcha el Plan de Acción Internacional de la FAO contra la pesca ilegal;
  • Luchar contra los efectos del cambio climático y las prácticas acuícolas destructivas especialmente en ecosistemas de gran valor como arrecifes de coral o manglares;
  • Acabar con la contaminación marina;
  • Establecer una moratoria sobre la pesca en zonas de alta biodiversidad de aguas profundas;
  • Garantizar la responsabilidad ilimitada para las actividades industriales que causen daños al el medio  marino;
  • Proteger los ecosistemas costeros.

TENEMOS UN MODELO DE GESTIÓN PESQUERA FRACASADO. El ejemplo de la anchoa

El actual modelo de gestión pesquera ha fracasado ampliamente. Preocupado por maximizar las capturas para abastecer a la industria, el medio ambiente marino ha sido el gran olvidado a la hora de diseñar las políticas de gestión. La crisis que viven las pesquerías de anchoa en el Cantábrico es un claro ejemplo. Pese a que los científicos han venido alertando desde 2001 del peligro que corría este recurso, nuestros políticos siguieron negociando las cuotas de pesca más altas posibles. Y han sido capaces de defender que esto era un gran éxito que nos beneficiaba a todos. El resultado ahora son varios miles de pescadores sin un recurso que explotar y la incertidumbre sobre la capacidad de recuperación de este caladero.

"La inercia es tal que, pese a las evidencias, el Ministerio de Pesca sigue afirmando que necesita más pruebas científicas sobre el declive de la anchoa. Es imposible solucionar los problemas si no se empieza por admitir que estos existen y que, como en este caso, son muy graves", añadió Losada.

La situación que atraviesan muchos otros recursos que tradicionalmente hemos consumido es igualmente grave (1). Especies como la merluza, el rape o la cigala están muy sobreexplotadas y es imprescindible recortar las capturas. En el Mediterráneo por ejemplo, flotas europeas en Francia e Italia siguen usando redes de deriva, también conocidas como "cortinas de la muerte" pese a su prohibición desde diciembre de 2001. El nuevo reglamento de pesca en el Mediterráneo, que actualmente se discute en Bruselas, podría volver a legalizar este tipo de artes de pesca  contra el que Greenpeace llevó a cabo una campaña durante más de 15 años.

"Un grave problema es que vemos muy pocos cambios y muy lentos. Los políticos siguen sin afrontar la situación y sin reconocer la necesidad de medidas urgentes. La industria pesquera sigue actuando como si correspondiera al resto de la sociedad la responsabilidad de probar que hay un problema antes de actuar. Pero el problema es ya demasiado evidente como para pretender que podemos continuar como hasta ahora", declaró Losada.

La falta de control es otro severo problema. Las compañías pesqueras siguen haciendo uso de banderas de conveniencia, que cambian continuamente para evadir las regulaciones internacionales sobre la pesca. Este problema es aún más agudo en aquellos países que no disponen de recursos ni medios para controlar sus aguas, como es el caso de África Occidental.

LAS PROFUNDIDADES MARINAS EN PELIGRO. La necesidad de una moratoria sobre la pesca de arrastre de fondo en las profundidades marinas.

Hasta hace poco se consideraba que las zonas profundas de los océanos albergaban muy poca abundancia y diversidad, pero la información reciente rebela que entre 500.000 y 100 millones de nuevas especies aún desconocidas pueden habitar estas áreas. El agotamiento de los recursos tradicionales en aguas costeras, un mercado de productos de la pesca en expansión y la falta de control en alta mar, de un lado, junto con la mejora de las tecnologías extractivas del otro, han hecho posible la expansión de las flotas de arrastre a zonas que antes no se habían explotado, y en particular hacia aguas internacionales donde en la gran mayoría de los casos ni siquiera existe el marco legal necesario para gestionar estas pesquerías.

La pesca con artes de arrastre es la principal amenaza a estos ecosistemas. Precisamente esta semana se reúne en Nueva York el grupo de consulta de la Asamblea General de Naciones Unidas para discutir la forma más efectiva de proteger estos ecosistemas profundos. Greenpeace forma parte de la Coalición para Conservación de las Profundidades Marinas, una coalición de más de 40 ONG que demandan la declaración de una moratoria sobre la pesca de arrastre en alta mar hasta que se sienten las bases biológicas y jurídicas sobre las que una explotación sostenible de estos recursos podría asentarse.

"La comunidad internacional sigue dejando claro, reunión tras reunión, que las pesquerías en aguas profundas no son sostenibles y que es necesario tomar medidas urgentes mientras no disponemos de la información ni los mecanismos de regulación necesarios para gestionarlas adecuadamente. Esperamos que ahora pasemos del reconocimiento a la acción", declaró Sebastián Losada, responsable de la Campaña de Océanos de Greenpeace.

LA CAZA DE BALLENAS. La próxima reunión de la Comisión Ballenera Internacional

Del 20 al 24 de junio, la Comisión Ballenera Internacional celebra su reunión anual en Ulsan (Corea). Esto sucede en un momento en el que los países balleneros (Japón, Noruega, Islandia) parecen haber lanzado una nueva ofensiva en los últimos años para tratar de debilitar la moratoria sobre la caza comercial de ballenas, en vigor desde 1986.

Japón ha anunciado que incrementará el número de ballenas que caza en aguas antárticas. Islandia no ha renunciado a su programa de caza científica. Mientras, el programa de "compra de votos" (2) de Japón sigue dando sus frutos y los países que votan a favor de la caza de ballenas siguen aumentando y poniendo en peligro la moratoria en vigor.

(1) Greenpeace ha publicado en febrero de este año una Guía de Consumo Responsable de Pescado para ayudar a los consumidores a reducir su huella sobre los recursos pesqueros del Planeta. La guía se encuentra disponible en www.greenpeace.es

(2) Desde hace años Greenpeace ha venido denunciando que el Gobierno japonés emplea sus fondos de cooperación al desarrollo para que, a cambio, los países que reciben esta ayuda ingresen en la Comisión Ballenera Internacional y voten en el mismo sentido que Japón en todas las votaciones.

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