Comunicado de prensa - diciembre 14, 2005
Las ONG ecologistas expresan su profunda decepción por el fracaso de los ministros de industria europeos que tenían hoy la oportunidad única de aprobar una legislación que proteja a las personas y al medio ambiente de la amenaza que presentan las sustancias químicas tóxicas.
Los niños y niñas heredan la carga tóxica de nuestro planeta.
El Consejo de Competitividad ha cedido a los intereses del
lobby químico y ha rechazado los avances en la protección de la
salud pública y el medio ambiente alcanzados por el Parlamento
europeo el mes pasado. Los ministros de industria han aceptado el
"control adecuado" como válido para evitar que la sustitución de
las sustancias químicas más peligrosas por alternativas más seguras
sea un imperativo legal.
El "control adecuado" es la base de todas las legislación de
químicos que se han desarrollado hasta el momento y que han
derivado en la "crisis química" actual que nos expone de forma
constante a sustancias químicas que están provocando el aumento de
enfermedades como el cáncer, el asma o las alergias y la aparición
de nuevas dolencias.
El Consejo ha aprobado que las empresas químicas deberían
"evaluar" la sustitución de una sustancia química peligrosa, pero
no les obliga a hacerlo aún cuando existan alternativas. Este vacío
legal no hará más que perpetuar el actual sistema que ha fallado en
controlar las sustancias químicas más peligrosas y que impide la
entrada en el mercado de productos innovadores y seguros.
El Consejo ha dejado abierta la posibilidad de que las
sustancias cancerígenas, las tóxicas para la reproducción (ej.el
ftalato DEHP utilizado en PVC) y los disruptores endocrinos (ej.
Bisfenol-A utilizado para revestir las latas de conservas, y en CDs
y DVDs) continúen en el mercado aunque existan alternativas más
seguras.
El Consejo también votó reducir drásticamente los datos de
seguridad que los productores tiene que proporcionar,
particularmente para sustancias químicas de bajo volumen (que
suponen 20.000 de las 30.000 que entran bajo REACH). Esto hará que
miles de sustancias químicas se vendan en el mercado europeo aunque
no se tenga información sobre sus impactos para la salud. Esta
falta de información, además, reduce las probabilidades de
identificar alternativas más seguras. Los escándalos como el de la
reciente contaminación de la leche para bebés en Europa por una
sustancia química potencialmente tóxica seguirán produciéndose
mientras exista esta falta de información sobre las sustancias
químicas presentes en el mercado europeo.
El Gobierno español, que a través de su Grupo interministerial
de trabajo sobre REACH "considera que, como principio general, las
sustancias más peligrosas deben ser sustituidas por otras
alternativas que entrañen menos riesgos", ha dado de lado a la
propuesta francesa que buscaba reforzar el principio de sustitución
y se ha alineado junto a los Gobiernos más conservadores de la UE y
priorizado los intereses de la industria química frente a los de la
protección de la salud pública.
Bajo la presión de la industria química, REACH ha sido
debilitado durante los últimos 4 años. Ir adelante con la
obligación de sustituir las sustancias químicas peligrosas es la
única oportunidad que nos queda para resolver el problema de la
creciente contaminación química y para asegurar que la salud humana
y el medio ambiente se protejan. Es crucial que el Parlamento
reafirme su apoyo a "una sustitución obligatoria" durante la
segunda lectura el año próximo.