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Los ecologistas denuncian la postura incoherente de la Junta de Castilla y León sobre Garoña

Tanto la Junta de Castilla y León como el PP apuestan por la energía nuclear al tiempo que rechazan sus residuos radiactivos

Comunicado de prensa - junio 18, 2009
Greenpeace, Ecologistas en Acción de Castilla y León y la Asociación de Vecinos Afectados por la Central Atómica de Garoña (AVACA) han denunciado la actitud hipócrita de la Junta de Castilla y León y del Partido Popular en relación a la energía nuclear y al cierre de Garoña (Burgos), durante una rueda de prensa celebrada hoy en Valladolid.

Acción de Greenpeace con sesenta activistas en la central nuclear de Garoña.

Estas organizaciones han lamentado y calificado de incoherentes las recientes declaraciones de diversos dirigentes del Partido Popular y de la Junta de Castilla y León, en particular, de su Presidente, Juan Vicente Herrera, y de su Vicepresidenta y Consejera de Medio Ambiente, María Jesús Ruiz, acerca de que sería un error que el Gobierno central y su Presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, cumplieran su programa electoral de abandonar la energía nuclear y cerrar Garoña, cuyo permiso de explotación finaliza el próximo día 5 de julio.

"Mª Jesús Ruiz y Juan Vicente Herrera, entre otros, con sus declaraciones sobre Garoña, han dejado claro que para el Partido Popular los programas electorales son papel mojado, y que no les preocupa lo más mínimo incumplir las promesas que hacen a los ciudadanos durante las campañas electorales", ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña de energía de Greenpeace.

La postura del Partido Popular, dentro y fuera de Castilla y León, en torno a la energía nuclear no puede de calificarse sino de hipócrita, cuando sus responsables dicen apostar por el mantenimiento de las centrales nucleares existentes e incluso por la construcción de nuevas centrales, al tiempo que rechazan rotundamente que se pueda construir en sus comunidades autónomas un cementerio nuclear para los residuos radiactivos que producen esas mismas centrales.  

Así pues, tajante fue en 2006 el Presidente de la Junta de Castilla y León y otros responsables de la misma, tras las protestas contra el proyecto de Almacén Temporal Centralizado (ATC) de residuos radiactivos de alta actividad en Peque (Zamora), rechazando la posibilidad de que el ATC se albergara en Castilla y León. Diputaciones provinciales como Zamora, León, Burgos, entre otras, con mayoría del PP, aprobaron mociones rechazando esa posibilidad. Igualmente lo fue Luis de Grandes (PP de Guadalajara), el pasado mes de mayo, cuando rechazó contundentemente que Castilla-La Mancha albergara el ATC al tiempo que lanzaba proclamas a favor de la energía nuclear, a la que, de forma incoherente, calificó de no contaminante.

"Los máximos dirigentes de la Junta de Castilla y León parecen estar más preocupados por salvaguardar los beneficios económicos de las compañías eléctricas propietarias de Garoña que de buscar la seguridad de los habitantes de la zona", ha afirmado Agapito Suárez, Presidente de AVACA.

Suárez ha expresado la preocupación de los vecinos de la zona por la existencia de altas tasas de incidencia de determinados tipos de cáncer y otros problemas de salud en el entorno de la central nuclear de Garoña. "Nos sentimos desamparados y desprotegidos por parte de la Junta de Castilla y León", añadió. 

La central nuclear de Garoña es una central obsoleta y peligrosa, cuyo cierre inmediato no afectaría a la garantía de suministro eléctrico y que está totalmente amortizada desde hace años. No hay ningún obstáculo económico que impida cerrarla, salvo los intereses económicos de Nuclenor (50% Iberdrola, 50% Endesa), que quieren seguir lucrándose con esta vieja central aunque sea a costa de exponer a la población y al medio ambiente al riesgo de sufrir un accidente nuclear.

"Con su defensa a ultranza de la continuidad de esta cafetera nuclear, la Junta de Castilla y León se hace cómplice de la codicia de Nuclenor, y al tiempo elimina cualquier posibilidad de lograr un verdadero desarrollo económico más sostenible en la zona dejando atrás el monocultivo industrial que provoca la propia central nuclear", Luis Oviedo, portavoz de Ecologistas en Acción de Castilla y León.

"La decisión que próximamente debe tomar el Gobierno de cerrar Garoña es trascendental para nosotros: en el Valle de Tobalina nos jugamos la posibilidad, hasta ahora frustrada, de conseguir un futuro más sostenible para los municipios del entorno y la de que el Gobierno apueste por un modelo energético sostenible, basado en las energías limpias y seguras y libre de la energía nuclear", añadió Suarez.

El cierre de la planta no perjudicará al empleo porque el desmantelamiento de una central es un proceso largo y generador de puestos de trabajo. Además, el sector de las energías renovables tiene una capacidad de creación de empleo muy superior al sector nuclear ya que, de todas las formas de producir energía, es la que crea menos puestos de trabajo.

Estos colectivos pueden asegurar, citando información de la propia Nuclenor que la central nuclear de Garoña tiene una plantilla de 323 trabajadores fijos. Ni 600 ni 1.000 como se ha dicho en otras informaciones. Esas cifras infladas son falsas.

Al igual que es falso el dato de que la industria nuclear genera en España 30.000 puestos de trabajo. Según datos de un estudio de Comisiones Obreras de 2006, el sector nuclear contaba en 2005 con 4.124 empleados de los cuales el 52,8% pertenecían a la plantilla fija de las centrales nucleares. Estas cifras de empleo en las centrales nucleares aumentaban a 10.930 durante el periodo de recarga de las centrales, de los cuales el 20% pertenecía a la plantilla de la central.

Por el contrario, las energías renovables sí son generadoras de gran cantidad de empleos estables y de calidad. Según datos de Comisiones Obreras, en un informe de febrero de 2008, en España el sector de las energías renovables generaba -ya a finales de 2007- 89.000 empleos directos (y 99.681 indirectos). En Alemania, en 2006 el sector de energías renovables dio empleo a 235.000 trabajadores, un incremento del 50% sobre los dos años anteriores

Actualmente se dan las condiciones para que el Gobierno socialista y su Presidente sean coherentes y ordenen el cierre inmediato y definitivo de la central: la escasa contribución energética de la central nuclear de Garoña está sobradamente compensada por la aportación de las energías renovables, sin Garoña, la seguridad del suministro eléctrico seguirá estando garantizada; su vida útil está agotada; existe además un amplio consenso social a favor de su cierre.

Por todo ello, estos colectivos consideran que el Gobierno socialista debe anunciar sin más demora su decisión de cerrar definitivamente la central nuclear de Garoña el día 5 de julio de 2009, cuando vence su permiso de explotación, dado que no hay ningún obstáculo energético, técnico ni económico que lo impida.