Atún rojo dentro de una jaula de transporte en Turquía. Junio 2006. Si no se toman medidas urgentes en la gestión del atún rojo en el Mediterráneo, esta especie puede sufrir el mismo destino que el bacalao: el colapso de la pesquería.
Según Greenpeace y WWF, las estimaciones científicas de la
Comisión Internacional para la Conservación de Atún Atlántico
(ICCAT, en sus siglas en inglés) han confirmado que la situación de
la especie es crítica y que ICCAT debe actuar ya. Los científicos
coinciden con las ONG en que el atún rojo cumple los criterios para
ser incluido en el Apéndice I de CITES.
Los investigadores estiman que la actual biomasa reproductora en
la actualidad es menor de un 15% del estado original en el que se
encontraba la población antes de ser objetivo comercial, lo que
significa que el atún rojo debe ser incluido en el Apéndice I de
CITES. Los análisis científicos confirman que la suspensión de la
pesca comercial es la única medida con una oportunidad sustancial
de asegurar que los stocks no se encuentren en la misma situación y
vuelvan, por tanto, a cumplir los criterios para ser incluidos en
el apéndice I de CITES en 2019.
"A estas alturas, teniendo en cuenta las evidencias científicas
existentes, la única medida para evitar el colapso de la especie es
la suspensión de la pesquería y de su comercio internacional" ha
declarado Raúl García, responsable de pesca de WWF. "Debemos parar
la explotación de este recurso frágil hasta que los stocks muestren
claros signos de recuperación y hasta que se realice una gestión
sostenible y se establezcan unas medidas de gestión efectivas en la
línea de las recomendaciones científicas"
El pasado 14 de octubre el Principado de Mónaco envió su
propuesta para la inclusión del atún rojo en el Apéndice I de CITES
con el fin de prohibir su comercio internacional, permitiendo así
la recuperación de la especie que durante años ha sufrido una
gestión y un control infectivos.
"Los científicos del ICCAT han demostrado lo que las ONG
llevamos denunciando décadas: el atún rojo se encuentra en una
situación gravísima y sólo mediante la toma de medidas drásticas
puede asegurar que esta especie en peligro logre recuperarse" ha
añadido Celia Ojeda, responsable de la campaña de océanos de
Greenpeace. "No se puede ignorar más el fracaso del ICCAT en la
gestión y conservación de los túnidos y su falta de responsabilidad
al actuar y conservar el medio marino. Para que el atún rojo salga
de este colapso también es necesaria la protección de sus zonas de
reproducción, como el Santuario Balear".
Independientemente de las decisiones que tome el ICCAT el
próximo mes de noviembre, la ciencia asegura que el atún rojo es
crítica y que ha de ser incluido en CITES. Si, además, el ICCAT
cierra la pesquería, esto ayudará a la recuperación de la especie.
El atún rojo ha sido sujeto durante décadas de sobreexplotación
masiva y pesca ilegal, lo que ha llevado a la especie al borde del
colapso.
WWF y Greenpeace demandan urgentemente que el ICCAT imponga una
cuota cero en la próxima reunión anual que tendrá lugar del 6 al 16
de noviembre en Recife, Brasil. En dicha reunión, el ICCAT no
debería de actuar ignorando a sus científicos, como ha hecho hasta
ahora, sino dar un cambio de rumbo a la situación del atún rojo y
asegurar su protección.
El veredicto del comité científico del ICCAT será enviado a sus
48 partes integrantes cuando se reúnan en Recife. La próxima
conferencia de las partes del Convenio CITES tendrá lugar en Doha,
Qatar, en marzo de 2010, donde WWF y Greenpeace demandarán que los
175 países miembros voten a favor de la inclusión del atún rojo en
el apéndice I del Convenio CITES.
Notas:
(1) Un resumen del informe científico de ICCAT presentado en la
reunión del 21 al 23 de octubre se encuentra disponible en www.panda.org/tuna