Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF/Adena reclaman coherencia en la planificación y la gestión hidrológica y en la protección de los ríos y acuíferos tal y como exige la Directiva Marco del Agua (DMA). Las organizaciones ambientales opinan que, para evitar la tentación de que el agua sea utilizada de forma partidista o se impulsen costosas infraestructuras en los momentos de crisis, se debería respetar escrupulosamente la unidad de gestión de la cuenca hidrográfica y así cumplir esta directiva.
Entrega de las Alegaciones contra el Trasvase del Ebro en el Ministerio de Medio Ambiente.
La eficiencia económica y sostenibilidad ambiental del uso del
agua, junto con el cálculo y respeto a los caudales ecológicos,
deberían establecerse como criterios básicos para consolidar los
usos del agua o asignar nuevos recursos.
El trasvase del río Segre al Llobregat está planteado para
abastecer al área metropolitana de Barcelona. La Agencia Catalana
del Agua (ACA) ha redactado este proyecto sin tener en cuenta la
grave situación de sequía que afecta a la cabecera del Segre ni el
caudal ecológico (estimado por la ACA apenas en 1,1 m3/s) adecuado
para preservar este espacio protegido. Los ecologistas estiman en
4,5 m3/s el caudal ecológico promedio necesario para evitar los
impactos, pero actualmente apenas supera los 3 m3/s. Además, una de
las consecuencias del Segre-Llobregat sería la disminución de la
calidad del agua del embalse de Oliana en el Segre, situado tras la
toma, que desde 2006 tiene la peor calidad ecológica de la cuenca
del Ebro.
La posibilidad como solución alternativa de llevar agua en barco
desde la desaladora de Carboneras a Barcelona es un paradigma de la
situación de incoherencia de la actual política de aguas agravada
por la presión de las comunidades autónomas. Resulta tremendamente
grave que se esté trasvasando agua a Almería desde el exhausto
Tajo, y al mismo tiempo se esté planteando la venta del agua
desalada a Barcelona. No olvidemos que el Acueducto Tajo-Segura es
la gran incoherencia de la insostenible política hidrológica
española, que mantiene en un alto estado de degradación a un gran
río como es el Tajo que podría estar mucho mejor, ecológicamente,
si no sufriera esa continua sangría.
Otro de los ejemplos de una política hídrica incoherente es el
trasvase Tajo-Guadiana, que pretende llevar agua a una zona
sobreexplotada por decenas de miles de pozos ilegales, donde el
95% de los recursos los consume la agricultura de regadío. El
recién aprobado Plan Especial del Alto Guadiana pretende abordar el
problema con una inversión de 3.500 millones de euros hasta 2027.
Sin embargo, Castilla-La Mancha sigue promoviendo el riego de
cultivos tradicionalmente de secano (viña, olivo y almendro) y está
ultimando un acuerdo con la Confederación Hidrográfica del Guadiana
para la obtención de más recursos hídricos, aún a costa de los
sobreexplotados acuíferos 23 y 24 que tienen un déficit de más de
3.000 millones de metros cúbicos de agua.
Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace,
SEO/BirdLife y WWF/Adena consideran urgente la revisión de las
concesiones y la eliminación de los pozos y extracciones ilegales
en todas las cuencas afectadas por la sequía. Como posibles
alternativas para el abastecimiento del área metropolitana de
Barcelona, los ecologistas plantean continuar con la instalación de
dispositivos domésticos de ahorro, la modernización de redes de
distribución, persecución de ilegales, reutilización de agua y la
compra de derechos de agua a otros usuarios como los regantes de
las cuencas catalanas, y muy especialmente la redistribución de los
recursos hídricos, destinando los de mayor calidad al
abastecimiento urbano, de acuerdo con lo indicado en la Ley de
Aguas.
En este sentido, debería sustituirse el agua de calidad que
actualmente se utiliza en el regadío de las cuencas internas de
Cataluña (incluso a pocos kilómetros de Barcelona) por agua
residual depurada (procedente de las depuradoras de aguas
residuales de Barcelona y su área metropolitana) y destinar la
primera al abastecimiento urbano. Todas estas medidas, muchas de
ellas ya contempladas en los planes de sequía, deberían
generalizarse en los programas de medidas de los planes
hidrológicos de Cuenca con la finalidad de proteger los recursos,
evitar el impacto ambiental y prevenir el impacto de las
sequías.