Acción de Greenpeace frente al Ministerio de industria pidiendo a Montilla que apueste por una industria química segura
Actualmente existen unas 100.000 sustancias químicas en el
mercado europeo que se usan en productos de consumo diario (ropa,
cosméticos, productos de limpieza, muebles, productos electrónicos)
y sólo existe información completa sobre los efectos en el medio ambiente de menos del 1%.
El uso de estas sustancias está relacionado con el aumento de
enfermedades como el cáncer, las alergias o el asma y con otras de
nueva aparición como el síndrome de hipersensibilidad química.
El acuerdo de ayer ratifica la posición del Consejo del pasado
diciembre de obligar a sustituir por alternativas más seguras sólo las sustancias persistentes y bioacumulativas, lo que deja fuera químicos cancerígenos, mutagénicos...
Si este acuerdo se aprueba en el plenario del Parlamento Europeo,
la UE habrá dejado pasar la oportunidad de proteger la salud de forma efectiva.
La UE pretende basar la nueva legislación, tal como pide la
industria química, en el llamado “control adecuado”, que se fundamenta en la idea de
que nuestra exposición a sustancias tóxicas puede controlarse y no
supone ningún peligro para la salud humana y el medio ambiente.
Estudios científicos demuestran que este principio es erróneo y que
las sustancias peligrosas sintéticas que se utilizan en productos
de consumo están tan diseminadas que se encuentran en el polvo de
las casas, en el agua de lluvia, en la fauna, en nuestra sangre e
incluso en el cordón umbilical, exponiendo a la población a una
constante contaminación química.
"REACH, además de
perder la oportunidad de que la UE lidere una industria química
segura, no cumplirá su objetivo de proteger nuestra salud y el medio ambiente
y mantendrá la comprensible desconfianza pública en la industria
química y en los legisladores de la UE", ha afirmado Sara del Río,
responsable de la campaña de Tóxicos de Greenpeace.
REACH se concibió para evitar la contaminación química acabando con el vacío de información sobre las sustancias que están presentes en nuestra vida y a las que nos exponemos a diario
y estableciendo un sistema efectivo y coherente de gestionar estas
sustancias. Sin embargo, el acuerdo permite que miles de químicos
queden exentos de presentar información y no obliga a sustituir las
sustancias más tóxicas, lo que supone que no ha existido un avance
real sobre la legislación actual.
"Los cinco años de debate y retrasos hasta alcanzar este acuerdo
han permitido que el lobby de la industria química haga su efecto
sobre los responsables de proteger nuestra salud y el medio
ambiente frente a la contaminación química. Ya tienen de nuevo una
legislación a su medida que no impedirá que sigan estando presentes
sustancias químicas muy peligrosas en nuestros hogares, en nuestros
cuerpos y contaminando el medio ambiente", añadió Sara del Río.
Greenpeace espera ahora que los miembros del Parlamento Europeo, que tendrán que votar esta legislación el próximo 13 de diciembre, no permitan que la UE desproteja a la ciudadanía
y acaben con los vacíos legales que aceptan que las empresas
químicas continúen usando sustancias muy peligrosas aún cuando
existen alternativas más seguras en el mercado.