Greenpeace califica de muy deficiente el estado del agua en la Cuenca Mediterránea Andaluza en su informe “Agua” presentado hoy en rueda de prensa. De hecho, la propia Administración autonómica reconoce que sólo el 5,5% de sus masas de agua superficiales podrían cumplir los objetivos ambientales de la Directiva Marco del Agua, DMA. Es decir, que sólo el 5,5% podría tener en 2015 un estado de calidad suficiente para mantener su poder de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella. Y esto, cuando todavía quedan el 52,4% de las aguas por analizar.
La DMA es la ley europea que rige la política de aguas desde el
2004 y será de obligado cumplimiento en el 2015. Esta Directiva
obliga a recuperar la calidad de las aguas continentales
abandonando la política de infraestructuras hidráulicas, que se ha
demostrado ineficaz y obsoleta para los problemas de gestión del
agua, y adoptando una visión ambientalista del medio hídrico que
permita su adecuada protección.
Los principales problemas de la cuenca son:
-
La excesiva demanda de agua. Los responsables son la agricultura
y el sector turístico (campos de golf, complejos hoteleros y
segundas residencias). El resultado es la sobreexplotación(1) y la
salinización(2) de sus acuíferos. El consumo es 310 hm3/año mayor
que la aportación natural de toda la cuenca.
Si la Junta de Andalucía no pone los medios necesarios para
paliar esta grave situación y conservar su medio hídrico, la Cuenca
Mediterránea Andaluza no sólo continuará sufriendo problemas de
disponibilidad de agua, sino que estos problemas se agudizarán por
los elevados índices de contaminación y la creciente demanda. Todo
ello incide directamente en que la Cuenca Mediterránea Andaluza sea
una de las cuencas con mayor índice de desertificación de la
Península Ibérica.
"La lucha contra la contaminación no sólo permitiría aumentar
más la disponibilidad de recursos hídricos que la construcción de
embalses y trasvases, sino que es la única forma de asegurar agua
para las futuras generaciones. Es urgente que la Junta de Andalucía
frene la demanda", ha declarado Juan López de Uralde, director
ejecutivo de Greenpeace.
"La Junta de Andalucía debe dejar de incumplir la ley y depurar
el 100% de sus aguas residuales. Si se siguen postergando estas
medidas, la Cuenca Mediterránea Andaluza no cumplirá los objetivos
de la DMA", ha declarado Julio Barea, responsable de la campaña de
aguas de Greenpeace.
Éstas son algunas de las conclusiones que Greenpeace ha extraído
sobre la Cuenca Mediterránea Andaluza en su informe "Agua: la
calidad de las aguas en España. Un estudio por cuencas", el primero
que analiza la totalidad de las aguas continentales españolas
(ríos, acuíferos, lagos, humedales, estuarios, rías...).
Greenpeace ha realizado esta investigación para conocer el
estado de las aguas continentales en un momento crucial: la entrada
en vigor de la DMA. El estudio se centra en la calidad de los
recursos hídricos, que será en el futuro la que marcará la
disponibilidad del agua en todo el Estado. El término calidad
incluye la contaminación (grado de toxicidad de los diferentes
vertidos), el estado ecológico de las aguas superficiales (la buena
salud del ecosistema y su capacidad de regeneración) y el estado
químico de las subterráneas.
La principal conclusión del informe afirma que en el Estado
español sólo el 11% de las aguas superficiales y el 16% de las
subterráneas están en este momento en condiciones de cumplir en
2015 los objetivos que marca la DMA. Es decir, sólo el 11% de las
aguas superficiales tiene calidad suficiente para mantener su poder
de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella. Y en el
caso de las subterráneas, sólo el 16% mantiene las cualidades
químicas suficientes para que se puedan utilizar en abastecimiento
y riego.
(1) La sobreexplotación consiste en extraer más agua de la que
entra en el acuífero. Esto provoca que se sequen ríos, manantiales
y pozos que se alimentan de ellos.
(2) Cuando se saliniza un acuífero deja de ser útil para
cualquier uso (consumo, riego o industrial). Su recuperación a
corto plazo es imposible, y sólo se consigue dejando de extraer
agua del acuífero durante largos periodos de tiempo.