La DMA es la ley europea que rige la política desde el 2004 y
tendrá que cumplirse en su totalidad antes del 2015. Esta Directiva
trata de recuperar la calidad de las aguas continentales
abandonando la política de infraestructuras hidráulicas, que se ha
demostrado ineficaz y obsoleta, y adoptando una visión
ambientalista del medio hídrico que permita su adecuada
protección.
Los principales problemas de la cuenca son:
-
La ocupación de los cauces. Los ríos de la cuenca se encuentran
fuertemente regulados por la existencia de piscifactorias (65),
centrales hidroeléctricas (299) y embalses (80) que alteran el
régimen de sedimentación de los ríos, el correcto desarrollo de los
ecosistemas asociados al medio fluvial y marino, ponen en serio
peligro diversas especies acuáticas y restan la capacidad de
autodepuración y regeneración.
Si la Condeferación y las distintas Administraciones autonómicas
(Xunta de Galicia, Principado de Asturias, Cantabria, País Vasco y
Navarra) no ponen los medios necesarios para paliar esta grave
situación y conservar su medio hídrico, una cuenca con una
pluviometría tan elevada como la norte podría incluso tener
problemas de disponibilidad de agua por los elevados índices de
contaminación.
La Cuenca Norte es una de las Confederaciones que peor ha
realizado los informes para el Ministerio de Medio Ambiente sobre
los artículos 5 y 6 de la DMA al que estaban obligados. De hecho,
no proporcionan datos sobre sus aguas subterráneas y el 97,7% de
sus aguas superficiales están por analizarse. De seguir así, la
Cuenca Norte no logrará alcanzar los objetivos ambientales fijados
por la Directiva Marco del Agua (DMA).
"La lucha contra la contaminación es la mejor manera de aumentar
la disponibilidad de recursos hídricos y la única forma de asegurar
agua para las futuras generaciones. Por eso es urgente que las
Administraciones dejen de incumplir la ley y acometan un plan
general de saneamiento integral de aguas residuales", ha declarado
Juan López de Uralde, responsable de la campaña de aguas de
Greenpeace.
"Es necesario controlar los vertidos industriales que se
producen en sus ríos y estuarios y ponen en peligro la salud
pública y el medio ambiente. Si siguen postergando estas medidas,
la cuenca no cumplirá los objetivos de la DMA", ha declarado Julio
Barea, responsable de la campaña de aguas de Greenpeace.
Éstas son algunas de las conclusiones que Greenpeace ha extraído
sobre la Cuenca del Norte en su informe "Agua: la calidad de las
aguas en España. Un estudio por cuencas", el primero que analiza la
totalidad de las aguas continentales españolas (ríos, acuíferos,
lagos, humedales, estuarios, rías...).
Greenpeace ha realizado esta investigación para conocer el
estado de las aguas continentales en un momento crucial: la entrada
en vigor de la DMA. El estudio se centra en la calidad de los
recursos hídricos, que será en el futuro la que marcará la
disponibilidad del agua en todo el Estado. El término calidad
incluye la contaminación (grado de toxicidad de los diferentes
vertidos), el estado ecológico de las aguas superficiales (la buena
salud del ecosistema y su capacidad de regeneración) y el estado
químico de las subterráneas.
La principal conclusión del informe afirma que en el Estado
español sólo el 11% de las aguas superficiales y el 16% de las
subterráneas están en este momento en condiciones de cumplir en
2015 los objetivos que marca la DMA. Es decir, sólo el 11% de las
aguas superficiales tiene calidad suficiente para mantener su poder
de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella. Y en el
caso de las subterráneas, sólo el 16% mantiene las cualidades
químicas suficientes para que se puedan utilizar en abastecimiento
y riego.