Greenpeace califica de muy deficiente el estado del agua en la Cuenca de Galicia-Costa en su informe “Agua” presentado hoy en rueda de prensa. De hecho, la propia Xunta reconoce que el 22,6% de sus masas de agua superficiales podrían cumplir los objetivos ambientales de la Directiva Marco del Agua, DMA. Es decir, que sólo el 22,6% podría lograr en el 2015 un estado de calidad suficiente para mantener su poder de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella.
La DMA es la ley europea que rige la política desde el 2004 y
tendrá que cumplirse en su totalidad antes del 2015. Esta Directiva
trata de recuperar la calidad de las aguas continentales
abandonando la política de infraestructuras hidráulicas, que se ha
demostrado ineficaz y obsoleta, y adoptando una visión
ambientalista del medio hídrico que permita su adecuada
protección.
Los principales problemas de la cuenca son:
-
La contaminación que sufren los ríos. La causa fundamental es el
vertido de aguas residuales urbanas. El 15% de los municipios
situados en la cuenca no realiza tratamiento alguno de sus aguas
fecales y los que la efectúan lo hacen, en demasiadas ocasiones, de
forma insuficiente o incorrecta. Entre estos municipios se
encuentran ciudadades tan importantes como A Coruña y Ferrol.
-
Los vertidos de origen industrial. Por su peligrosidad y
toxicidad causan graves efectos sobre el medio ambiente y la salud
pública. Ríos como el Lagares, Lengüelle, Ulla o Currás están muy
afectados.
-
Las infraestructuras. Los numerosos embalses (22), centrales
hidroeléctricas (85), azudes y piscifactorías existentes en la
cuenca producen una modificación en el régimen de sedimentación de
los cauces que provoca una disminución en el aporte de nutrientes
necesarios para el correcto desarrollo de los ecosistemas asociados
al medio fluvial y al litoral marino y restan a los ríos capacidad
de autodepuración y regeneración.
Si la Xunta no pone los medios necesarios para paliar esta grave
situación y conservar su medio hídrico, una cuenca con una
pluviometría tan elevada como la gallega podría incluso tener
problemas de disponibilidad de agua por los elevados índices de
contaminación.
La Xunta de Galicia, además, es una de las Administraciones que
peor se está adaptando a la nueva legislación. De hecho, se han
limitado a entregar algunos datos al Ministerio de Medio Ambiente
en lugar de realizar el informe sobre los artículos 5 y 6 de la DMA
al que estaban obligados. De seguir así, la Cuenca de Galicia-Costa
no logrará alcanzar los objetivos ambientales fijados por la
Directiva.
"La lucha contra la contaminación es la mejor manera de aumentar
la disponibilidad de recursos hídricos y la única forma de asegurar
agua para las futuras generaciones", ha declarado Juan López de
Uralde, responsable de la campaña de aguas de Greenpeace.
"Es urgente que la Xunta realice un plan general de saneamiento
integral de aguas residuales y que controle los vertidos
industriales que se producen en sus ríos y rías poniendo en peligro
la salud pública y del medio ambiente. Si sigue postergando estas
medidas no cumplirá los objetivos de la DMA", ha declarado Julio
Barea, responsable de la campaña de aguas de Greenpeace.
Éstas son algunas de las conclusiones que Greenpeace ha extraído
sobre la Cuenca de Galicia-Costa en su informe "Agua: la calidad de
las aguas en España. Un estudio por cuencas", el primero que
analiza la totalidad de las aguas continentales españolas (ríos,
acuíferos, lagos, humedales, estuarios, rías...).
Greenpeace ha realizado esta investigación para conocer el
estado de las aguas continentales en un momento crucial: la entrada
en vigor de la DMA. El estudio se centra en la calidad de los
recursos hídricos, que será en el futuro la que marcará la
disponibilidad del agua en todo el Estado. El término calidad
incluye la contaminación (grado de toxicidad de los diferentes
vertidos), el estado ecológico de las aguas superficiales (la buena
salud del ecosistema y su capacidad de regeneración) y el estado
químico de las subterráneas.
La principal conclusión del informe afirma que en el Estado
español sólo el 11% de las aguas superficiales y el 16% de las
subterráneas están en este momento en condiciones de cumplir en
2015 los objetivos que marca la DMA. Es decir, sólo el 11% de las
aguas superficiales tiene calidad suficiente para mantener su poder
de autodepuración y los ecosistemas que dependen de ella. Y en el
caso de las subterráneas, sólo el 16% mantiene las cualidades
químicas suficientes para que se puedan utilizar en abastecimiento
y riego.