Mientras los activistas de Greenpeace estaban en el agua con las
pancartas, dos balleneros aparecieron en escena con varios
rorcuales aliblancos muertos colgando del casco listos para ser
traspasados al barco nodriza de la flota, el Nisshin Maru. El
Esperanza se colocó bloqueando el acceso a la rampa de popa del
Nisshim Maru, pero uno de los balleneros intentó por dos veces
empujar al Esperanza para apartarlo. buque de Greenpeace tuvo que
retirarse por razones de seguridad. Mientras tanto, desde el puente
del Arctic Sunrise, Yuko Hirono, de Greenpeace Japón, pidió por
radio que abandonaran la caza de ballenas en el Santuario Ballenero
de la Antártida, un área reconocida internacionalmente.
Este año, la Agencia de Pesca de Japón no sólo ha hecho caso
omiso de las protestas internacionales y de los continuos
llamamientos de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) para que
detengan su programa de "caza científica de ballenas", sino que ha
decidido unilateralmente aumentar su cuota de captura a más del
doble de ejemplares de rorcuales aliblancos hasta un total de 935.
Además, han añadido 10 ejemplares del rorcual común, una especie
amenazada. Esta ballena es la segunda criatura más grande del
planeta, después de la ballena azul.
"Esta caza de ballenas es innecesaria e injustificada. El
letrero gigante con la leyenda RESEARCH (investigación) que han
pintado en el lateral del barco nodriza de la flota, el Nisshin
Maru, no va a engañar a nadie. Una vez que las ballenas han sido
medidas y pesadas por los 'científicos' de a bordo, los carniceros
empiezan a trabajar y las ballenas son troceadas y empaquetadas
para la venta. Esto es un asunto económico, no científico", afirmó
Sebastián Losada, responsable de la campaña de océanos.
Greenpeace está utilizando todos los medios de que dispone para
acabar con la caza de ballenas a corto plazo y conseguir que ésta
sea la última vez que los balleneros ataquen el Santuario. Esto
incluye seguirle la pista a quienes está beneficiándose
económicamente de las capturas.
Greenpeace, la Agencia de Investigaciones Medioambientales y la
Sociedad Humane de los EE.UU. han seguido la pista del dinero que
hay tras las flotas balleneras. Greenpeace está actualmente
centrando su atención en el gigante de la alimentación Gorton's,
líder de los produectos pesqueros congelados en EE.UU. Los
consumidores están familiarizados con su imagen de "amable negocio
familiar", pero no son tan amables con las ballenas. Gorton's
pertenece a Nissui USA, empresa subsidiaria de Nissui, la segunda
mayor empresa de Japón de productos pesqueros y propietaria de un
tercio de Kyodo Senpaku, la empresa que gestiona la flota
ballenera. Greenpeace está pidiendo a Gorton's que utilice su
influencia para convencer a Nissui de que acabe con la caza de
ballenas.
La campaña en defensa de las ballenas en el Santuario Ballenero
de la Antártida es la primera etapa de una nueva y ambiciosa
campaña de Greenpeace, "En defensa de los océanos". Todo el año
2006, el Esperanza será la principal plataforma de Greenpeace para
exponer la necesidad de crear una red de reservas marinas que
abarque el 40% de los océanos del planeta: lugares que se
protegerían de la explotación a gran escala y de la pesca y la caza
industrial; lugares desde donde nuestros océanos puedan empezar un
proceso de recuperación.
En estos momentos, a bordo de los dos barcos de Greenpeace hay
70 tripulantes y responsables de campañas de 19 países (Reino
Unido, Holanda, Canadá, Australia, Ghana, Rusia, Noruega,
Dinamarca. EE.UU., Francia, Italia, Japón, Irlanda, India, Nueva
Zelanda, España, Suecia, Austria y Argentina).