Comunicado de prensa - febrero 14, 2007
Más de veinte países han aprovechado la celebración del día de San Valentín para reclamar a Japón que acabe con la caza de ballenas, una actividad ilegal que pone en peligro de extinción a una especie gravemente amenazada.
El equipo de Diálogo Directo ha salido a la calle con el lema “Yo amo a Japón pero la caza de ballenas me rompe el corazón” para pedir al Gobierno japonés que ponga fin a esta práctica que cada año mata cerca de mil cetáceos.
Activistas de todo el mundo han salido a las calles con carteles
de "Yo amo a Japón pero la caza de ballenas me rompe el corazón"
para pedir al Gobierno japonés que ponga fin a esta práctica que
cada año mata cerca de mil cetáceos. En Madrid, miembros de la
organización ecologista se han acercado a los ciudadanos para
informarles y pedirles su apoyo.
"Con este acto, queremos enviar un mensaje claro de que no somos
anti-japoneses, simplemente nos oponemos a la caza de ballenas", ha
declarado Sebastián Losada, responsable de la campaña de
Greenpeace. "El 69% de los japoneses no apoya lo que su Gobierno
está haciendo en el santuario de ballenas de la Antártida y el 95%
nunca o casi nunca come carne de ballenas. Esta práctica debería
ser algo del pasado y la única manera es que la Comisión Ballenera
Internacional, reunida actualmente en Tokyo, defienda a las
ballenas y no a los balleneros", añadió.
El barco de Greenpeace NY Esperanza partió a finales de enero
del Puerto de Auckland para interceptar la flota ballenera, como
última fase de la expedición "En Defensa de Nuestros Océanos".