Greenpeace ilustra los efectos del cambio climático escribiendo con fuego N2O en un cambio de Skanderborg, Dinamarca. N2O es el nombre de uno de los más contaminantes gases usados habitualmente en la agricultura.
Escrito por el profesor Pete Smith de la Universidad de
Aberdeen, uno de los principales autores del último informe del
Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) (1), el informe
Agricultura y cambio climático: impactos climáticos de la
agricultura y potencial de mitigación es el primer documento que
detalla los efectos directos e indirectos que sobre el cambio
climático tiene el actual modelo de agricultura y de ganadería. La
conclusión más importante es el hecho de que la agricultura tiene
un elevado potencial para pasar de ser uno de los mayores
productores de GEI a un sumidero neto de carbono.
"El impacto ambiental de la producción agraria ha alcanzado unos
niveles críticos", ha declarado Juan-Felipe Carrasco, portavoz en
agricultura de Greenpeace. "Los gobiernos deben actuar urgentemente
para implantar una agricultura y una ganadería modernas que se
relacionen con la naturaleza y con la gente, y abandonar un modelo
que va contra ellos".
La agricultura industrial basada en un uso intensivo de químicos
degrada el suelo y destruye los recursos que son fundamentales para
la fijación de carbono, como los bosques y el resto de ecosistemas.
Las mayores emisiones directas de la agricultura se deben al
sobre-uso de fertilizantes, a la destrucción de ecosistemas para
obtención de nuevas tierras, a la degradación de los suelos y al
modelo de ganadería intensiva. La contribución total de de la
agricultura al cambio climático, incluyendo la deforestación y
otros cambios de uso del suelo, se estima en 8,5 a 16,5 mil
millones de toneladas de CO2 equivalente (entre 17 y 32% de todas
las emisiones de GEI producidas por el ser humano).
Uno de los mayores problemas de la agricultura industrial es el
uso masivo de fertilizantes. Más del 50% de todos los fertilizantes
aplicados a los suelos se dispersa en el aire o acaba en los cursos
de agua. Uno de los GEI más potentes es el óxido nitroso (N2O), con
un potencial de producción de calentamiento global unas 296 veces
mayor que el CO2. El empleo masivo de fertilizantes y las emisiones
resultantes de N2O representan el mayor porcentaje de contribución
agraria al cambio climático: el equivalente a 2,1 mil millones de
toneladas de CO2 cada año. Además, la producción de fertilizantes,
que es energéticamente muy demandante, suma otros 410 millones de
toneladas equivalentes de CO2.
La segunda mayor fuente de emisiones agrícolas es la ganadería.
Al digerir los alimentos, los animales producen grandes cantidades
de metano, un potente GEI. De mantenerse el actual aumento de
consumo de carne, las emisiones de metano seguirán creciendo y lo
harán durante las próximas décadas. Las ganaderías vacuna y ovina
tienen un elevado impacto sobre el cambio climático. Cada kilo de
vacuno producido, por ejemplo, genera 13 kilos de emisiones de
carbono; en cuanto al kilo de cordero, genera 17 kilos de
emisiones.
La agricultura tiene también una serie de graves efectos
indirectos sobre el cambio climático. La tala de ecosistemnas
forestales para obtener nuevas tierras para pastoreo o producción
de cosechas para piensos, alimentación humana o uso industrial
elimina sumideros de carbono fundamentales -plantas y suelos que
absorben carbono atmosférico- e incrementa el calentamiento global.
Esto es especialmente grave en el caso de la destrucción de los
bosques húmedos tropicales, en los cuales inmensas áreas se han
eliminado a un ritmo alarmante, para cultivar soja para alimentar
la ganadería intensiva o aceite de palma para la producción de
agrocombustibles.
El informe detalla soluciones como las prácticas agrarias
sostenibles que fijan carbono en el suelo, la reducción del uso de
fertilizantes o la reducción del consumo de carne y derivados
animales en los países desarrollados.
"Nuestras administraciones deben intervenir de inmediato para
cambiar el modelo, no solamente para que se reduzcan las emisiones
GEI, sino también para convertir a la agricultura en un sumidero de
carbono que nos ayude a revertir la destructiva contribución al
cambio climático", ha añadido Carrasco. "El Gobierno Español debe
alejarse del modelo agrario basado en pesticidas, fertilizantes,
transgénicos y consumo masivo de agua y petróleo para abrazar una
realidad más lógica y sostenible ambiental y socialmente".
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Agricultura y cambio climático.
NOTA 1: Pete Smith es
el Autor Coordinador líder del Capítulo (Agricultura) del Cuarto
Informe de Evaluación del IPCC, Grupo de trabajo III
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(Resumen en castellano) Cool Farming: Climate impacts of
agriculture and mitigation potential
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Versión completa (en inglés)