Vista aérea del río Cuniua, Amazonia, Brasil
Greenpeace considera que el proyecto del Gobierno de Lula es un
intento arriesgado de ordenar el acceso a los productos forestales
y agrarios y establecer un control gubernamental en la región,
hasta ahora prácticamente ausente. El proyecto tiene un gran
potencial para poner freno a la continua destrucción que sufre la
Amazonia, pero también tiene elevados riesgos si el Gobierno
brasileño, como históricamente viene demostrando, no cumple con sus
obligaciones. Consideramos que el proyecto debe garantizar que:
1. Antes de otorgar cualquier concesión se haga un proceso
participativo de la región amazónica para zonificarla, de manera
que se asegure que las comunidades locales e indígenas no se verán
afectadas por la explotación industrial en el futuro.
2. Este proceso de zonificación debe asegurar la protección de
las áreas ecológicamente relevantes, las cuales deben estar
totalmente protegidas.
3. Las áreas destinadas a la explotación forestal sostenible
deben ubicarse en las zonas de expansión agrícola y de explotación
maderera destructiva.
4. Un porcentaje significativo de las zonas que se den en
concesión debe mantenerse intacto para poder evaluar los impactos y
la intensidad adecuada de la explotación.
5.- La envergadura del proyecto hace necesaria una dedicación y
control adecuados de las autoridades ambientales (Ibama) y de la
policía federal. Actualmente, estas instituciones no tienen
suficiente personal, recursos financieros ni equipamiento para
hacer frente a esta tarea, lo que refuerza la ausencia del control
del Gobierno federal en la selva.
Las explotación industrial ha destruido ya alrededor del 16% de
la Amazonia brasileña (más de 600.000 hectáreas, la mayoría en los
últimos 30 años). Proteger el Amazonas es urgente: esta emblemática
selva acoge la mayor biodiversidad de la tierra, el 20% del agua
dulce del planeta, tiene un papel fundamental en la regulación del
clima, y es también el hogar del rico patrimonio cultural y
espiritual de las poblaciones indígenas y de las comunidades que en
él habitan. Unos 20 millones de personas viven en la Amazonia
brasileña y necesitan trabajar, seguridad, bienestar y un medio
ambiente sano. Un proyecto para el uso responsable de recursos
naturales que va de la mano de la protección medioambiental, no es
sólo necesario, es imprescindible. La silvicultura sostenible y
certificada en áreas específicas puede tener un papel importante no
solamente para la creación de puestos de trabajo, también puede
contribuir a detener la tala ilegal y la deforestación.
Es una simplificación utilizar el término "privatización" para
describir el proyecto del Gobierno brasileño en la Amazonia. La
Amazonia se está privatizando ilegalmente como parte del amplio
proceso actual de globalización ocurrido en la economía brasileña.
Las compañías madereras invaden tierras públicas y la madera se
vende tanto en los mercados internos como en países europeos como
España (2). Hay grandes compañías mineras que explotan los recursos
para las exportaciones. Los ganaderos y los grandes productores de
soja y de otros productos agrarios, como Cargill, Bunge, Maggi y
ADM son responsables de la desaparición de la selva. Todo esto está
ocurriendo en un contexto económico que globalmente necesita cada
vez más materias primas más baratas. Desafortunadamente, las
instituciones gubernamentales en la Amazonia son muy débiles o
están totalmente ausente en áreas conflictivas.
"El Gobierno brasileño dice que el proyecto de concesiones
pretende reorganizar el territorio y el acceso a los recursos
forestales mediante un proceso que sea transparente y socialmente
participativo". En opinión de Paulo Adário, coordinador de la
campaña de Greenpeace Amazonas, "si el Gobierno Brasileño garantiza
que este proceso sea realmente participativo y socialmente justo,
toma en consideración la importancia ambiental de la Amazonia,
asigna los recursos suficientes para la conservación, la gestión
responsable y la lucha contra la tala ilegal que rige en la
actualidad, debida a las carencias del Gobierno, entonces el
proyecto es bienvenido".
NOTAS:
(1)Existen diferentes grados de protección en el Amazonas, tales
como Tierras Indígenas, Reservas Extractivas, Parques, Reservas
Biológicas, Bosques Nacionales y Estatales, Áreas Militares, etc...
Se considera que estas áreas protegidas alcanzan el 30% del
territorio amazónico, considerando incluido en este porcentaje
aquellas áreas en las que las medidas de protección nunca han sido
llevadas a la práctica.
(2)Según datos de 2003 de la Asociación Española de Importadores
de Madera (AEIM), Brasil fue el segundo proveedor de madera
aserrada tropical de la industria de la madera y muebles de España.
Más de 129.000 metros cúbicos, la mayoría procedentes del estado
amazónico de Pará, fueron desembarcados en los puertos españoles el
año pasado. Según las estimaciones oficiales del IBAMA brasileño,
el 80% de esa madera procedía de talas ilegales.
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