España es uno de los países que posee y fabrica bombas de racimo. Varias empresas de nuestro país las fabrican, aunque la falta de transparencia en el comercio español de armamento hace imposible saber a dónde las venden.
Las bombas de racimo pueden lanzarse desde tierra, mar o aire y
dejan escapar una cantidad entre decenas y cientos de
submuniciones, que se expanden sobre grandes áreas de forma
indiscriminada. Muchas de ellas no explotan al impactar contra el
suelo, y permanecen allí durante años o incluso décadas, mucho
después de que los conflictos hayan finalizado. Funcionan así como
minas antipersonales y son especialmente peligrosas para los niños,
que se sienten atraídos por sus colores brillantes. Los gobiernos y
organizaciones presentes en Lima discutirán el contenido de un
nuevo tratado que debe ayudar a los millones de personas que viven
bajo esta amenaza.
Entre los participantes en Lima hay países que tienen bombas de
racimo y que incluso las han usado, como el Reino Unido y Francia,
y también países afectados como Líbano, Laos, Camboya y Afganistán.
China, Rusia y EE UU, por su parte, siguen oponiéndose a la
prohibición de estas armas y no están presentes en la conferencia.
"A esta reunión se han sumado más de 20 gobiernos que no
estuvieron en Oslo en febrero, lo que muestra que muchos se han
dado cuenta de que hay que actuar urgentemente en esta cuestión.
Esperamos que todos ellos sean claros sobre la necesidad de un
tratado que realmente suponga una diferencia. No pueden volverse
atrás, o adoptar medidas a medias, basándose en cuestiones técnicas
que no son realistas como la supuesta fiabilidad de ciertos tipos
de armas", señala Mabel González, responsable de la campaña de
desarme.
Algunos gobiernos tratan de eludir la prohibición de estas armas
asegurando que hay soluciones técnicas, como mecanismos de
auto-destrucción que reducen el número de submuniciones que no
explotan y persisten en el suelo. Sin embargo, este argumento no es
válido. Tanto las pruebas científicas como la experiencia de
terreno muestran que esas soluciones técnicas no funcionan al 100%,
y en ningún caso han logrado evitar que estas armas sigan
esparcidas por grandes territorios. Este ha sido, en ocasiones, el
argumento que esgrime el gobierno español para no adoptar medidas
al respecto. "Reclamamos a la delegación gubernamental presente en
Lima una actitud decidida para prohibir este tipo de armas, y que
no actúe para rebajar el contenido del tratado ni apoye a otros que
quieren hacerlo. Éste no debe ser un tratado light", afirma Mabel
González.
Información adicional
Al menos 75 países de todo el mundo tienen arsenales de bombas
de racimo. Al menos 34 las han producido o producen, entre ellos
España. Estas armas se han usado en 25 países.
Algunos países presentes ahora en Lima está gravemente afectados
por las bombas de racimo, incluyendo algunos que no participaron en
la reunión de Oslo. Entre ellos está Laos, el país del mundo más
afectado por los restos de estas bombas, con decenas de millones de
submuniciones sin explotar que siguen afectando a la población más
de 30 años después que se terminaran los bombardeos
estadounidenses.
La cuestión de las bombas de racimo volvió al centro de atención
con motivo del conflicto en el Líbano en 2006, cuando Israel
bombardeó con cuatro millones de submuniciones, de las cuales una
cuarta parte no explotó. También se usaron en Afganistán, Kosovo e
Irak.
Bélgica fue el primer país en prohibir las bombas de racimo, en
febrero de 2006. Austria y Noruega han declarado moratorias para
renunciar a su uso.