El barco de Greenpeace, Rainbow Warrior en Dubrovnic (Croacia) durante la reunión de ICCAT (Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico).
La organización ecologista pide también a la CICCA, que se reúne
hasta el 26 de noviembre en Dubrovnik (Croacia), el aumento de la
talla mínima del atún y el cierre de las zonas de reproducción del
Mediterráneo (especialmente alrededor de las Islas Baleares).
Greenpeace pide además que se establezcan nuevas reglas para
acabar con la pesca pirata, incluyendo un programa independiente de
observadores; un acuerdo vinculante para eliminar la sobrecapacidad
en la pesquería; y la prohibición de las actividades de trasbordo
excepto en áreas especialmente designadas y controladas.
Finalmente, la organización ecologista llama la atención sobre las
actividades de "engorde de atún" y su papel en el "blanqueo" de
capturas ilegales.
"Se está acabando el tiempo para el atún rojo en el
Mediterráneo. Es muy difícil encontrar casos en los que las
recomendaciones científicas sean tan contundentes. A no ser que se
tomen medidas inmediatamente, la CICAA será recordada como la
organización que no actuó ante el colapso de una de las pesquerías
más importantes y rentables de nuestro tiempo, el agotamiento de
una de las especies más extraordinarias de nuestros océanos, y el
final de la actividad de muchos pescadores en la región", declaró
Sebastián Losada, responsable de la Campaña de Océanos de
Greenpeace y a bordo del Rainbow Warrior.
La industria atunera mediterránea ha estado embarcada en los
últimos años en una carrera para pescar hasta el último atún rojo,
según ha recordado hoy Greenpeace a bordo de su buque insignia, el
Rainbow Warrior, que se encuentra en Dubrovnik con motivo de la
reunión anual de la CICAA.
Dos de los barcos de Greenpeace, el Esperanza y el Rainbow
Warrior, pasaron este año varios meses en el Mediterráneo
documentando las actividades de las flotas atuneras de la región,
incluyendo barcos franceses, españoles, turcos, japoneses,
italianos y de Guinea Conakry, todos ellos miembros de CICAA.
Un informe de Greenpeace presentado en mayo pasado mostraba que
las capturas eran una vez y media mayores que las legalmente
permitidas. Un dato confirmado por el propio Comité Científico de
la CICAA ha confirmado este hecho.
"La industria atunera mediterránea está lanzada a una carrera
por capturar hasta el último atún rojo. Están acabando con las
poblaciones de esta especie y destruyendo su propio futuro", añadió
Losada.
Greenpeace encontró evidencias en junio de que atuneros
comunitarios usan avionetas para detectar bancos de atunes, una
práctica estrictamente prohibida en esas fechas; observó
actividades ilegales de pesca de palangreros japoneses durante el
periodo de cierre de la pesquería; fue testigo de cómo algunos de
los más potentes buques de pesca no encontraban bancos de atún
durante el pico de la pesquería en la región; y documentó las
actividades de la flota turca en el Golfo de Iskenderun que está
capturando atún por encima de la cuota.
- El informe en pdf:
"La desastrosa gestión del atún rojo en el Mediterráneo"