imagen área de la central nuclear de Cofrentes, en Valencia
Greenpeace considera inadmisible que el CSN autorice el arranque
de Cofrentes, tal y como ha anunciado el CSN en una nota publicada
en su página web el pasado 29 de julio, sin que se haya aclarado
plenamente la causa que ha provocado la degradación de esos tubos y
las fugas que se produjeron y fueron descubiertas por Iberdrola el
pasado 18 de junio.
En una carta de fecha 22 de julio, de respuesta a Greenpeace, el
CSN evidencia no conocer a ciencia cierta la causa de las citadas
fugas. En su carta, el CSN afirma que los resultados preliminares
de los análisis indicarían que se trataría de una contaminación
externa por cloro de la superficie de esos tubos. Afirma
textualmente que "se está investigando el origen de la presencia de
cloro en esa zona, pero al estar los defectos en un lugar
inaccesible en operación normal, es posible que la contaminación se
haya podido producir en la fase de montaje de las tuberías, aunque
estamos pendientes de confirmación al respecto, manteniéndose por
tanto abierta la resolución absoluta del tema hasta la finalización
de los estudios causa-raiz".
El CSN no aporta a Greenpeace más información que ésta, a pesar
de que la organización ecologista solicitó información detallada
sobre el origen, la causa del fenómeno, el inicio del mismo,
duración, ritmo de la evolución de la degradación y factores que
han coadyubado al mismo.
Para Greenpeace, la decisión del CSN de autorizar el arranque de
la central podría estar haciéndose sin tener conocimiento pleno de
cual es la causa del problema y por tanto de forma poco
conservadora, poniendo en riesgo la seguridad.
En relación a la comunicación de este importante suceso,
Greenpeace mantiene que la actuación de Iberdrola al respecto ha
sido lamentable, como demuestra el hecho de que, a pesar de la
relevancia del asunto, Iberdrola no comunicara al CSN lo ocurrido
como un Suceso Notificable desde el mismo momento en el que se
detectó el problema (el 18 de junio), con el pretexto de que la
fuga estaba localizada fuera de la barrera de presión. En esas
fechas, Iberdrola se limitó a comunicarlo verbalmente al CSN 3 días
más tarde, el 21 de junio, y a mantener una conversación telefónica
con miembros de la Dirección Técnica de Seguridad Nuclear (DTSN) el
22 de junio.
Greenpeace considera que la decisión de Iberdrola de no
considerar el suceso como notificable es una práctica obviamente
poco conservadora y demuestra la manifiesta intención de ocultar al
público los hechos ocurridos así como su extraordinaria relevancia.
Las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento (ETF) permiten al
operador notificar cualquier suceso relacionado con la seguridad
que éste considere relevante. Es evidente que el sistema de
accionamiento de las barras de control, que es el que asegura la
inserción inmediata de las barras de control en el núcleo cuando
ello es necesario, es importante para la seguridad y Greenpeace
considera que cualquier cosa que afecte al mismo deberia ser
valorado como relevante.
Igualmente es criticable el hecho de que Iberdrola pretendiera
arrancar la central a finales de junio sin llevar a cabo análisis
en profundidad del problema y sin efectuar reparación alguna de los
tubos afectados, lo que confirma la actitud irresponsable y
agresiva de Iberdrola en la operación de sus centrales nucleares.
Finalmente, ante las críticas de diversos colectivos ecologistas y
políticos, Iberdrola aceptó la decisión del CSN de permanecer en
parada y llevar a cabo la sustitución de una serie de tramos de
tubería de la zona afectada.