Comunicado de prensa - diciembre 24, 2007
La organización ecologista, pide al ejecutivo que afronte su responsabilidad de impedir la contaminación derivada del hundimiento del New Flame. Para ello debería tomar las medidas necesarias para asegurar que se extrae todo el combustible que aún queda en el carguero y se recupera el barco hundido.
El buque New Flame, que encalló en Gibraltar el 12 de agosto de 2007, con 27.000 toneladas de chatarra.
Por otro lado, Greenpeace pide que se informe detalladamente
sobre la situación en que se encuentra actualmente el carguero y
sobre los materiales que aún
contiene. El hundimiento del New Flame ha sido un episodio
caracterizado por la falta de transparencia y por la inactividad de
las administraciones.
De hecho, a día de hoy, se desconoce la procedencia y la
naturaleza específicas de la carga de 42.000 toneladas de chatarra
que lleva el carguero. A pesar de que Greenpeace solicitó esta
información el día 13 de agosto, todavía no ha recibido una
respuesta sobre su procedencia exacta o su posible contaminación
con materiales peligrosos.
La organización ecologista pidió al Ministerio de Medio Ambiente
y al Ministerio de Fomento que aclarara cuál era el contenido
exacto del carguero New Flame, del que hasta el momento sólo se
conoce que contiene 27.000 toneladas de "chatarra". La envergadura
del impacto ambiental que podría provocar el carguero depende en
gran medida de la composición de su carga.
“El gobierno español no puede acostumbrarse a cerrar los ojos cuando su responsabilidad no es directa y debe exigir que no se ponga en riesgo el medio ambiente, acelerando las labores de extracción de cualquier sustancia contaminante y recuperando el barco” ha
declarado Sara del Río, responsable de la campaña de Contaminación
de Greenpeace.- Por otro
lado, no se puede seguir permitiendo que Gibraltar actúe al margen
de la legislación comunitaria y siga permitiendo prácticas tan
arriesgadas para el medio ambiente sin aplicar medidas que impidan
la repetición de estos sucesos en la bahía de Algeciras.
El traslado de cargas peligrosas a través del estrecho de
Gibraltar es una práctica muy común. Uno de los grandes problemas
al que nos enfrentamos es que muchos de estos barcos llevan bandera
de conveniencia, este es el caso del New Flame que lleva bandera
panameña. Según las leyes internacionales, un país que abandera un
barco es el último responsable sus actividades. Con el objetivo de
eludir dicho control, los armadores registran sus barcos en países
con banderas de conveniencia, sabiendo que no ejercerán
prácticamente ningún control sobre ellos. El caso del New Flame ha
vuelto a poner de manifiesto este problema.