Acción de Greenpeace en las instalaciones de la compañía Moyresa en Bilbao demandando la paralización de las importaciones de soja transgénica
Algunos de ellos, disfrazados de vacas, cerdos y pollos, llevan
pancartas en las que se leen frases como "no queremos
transgénicos/ez dugu transgenikorik nahi". Otros se han encaramado
a algunos de los edificios de las instalaciones y han desplegado
pancartas con frases como "Moyresa di no a los transgénicos/egin
uko transgenikoei" o "Euskadi no quiere transgénicos/Euskadik ez du
transgenikorik nahi".
Con la utilización de disfraces de animales, Greenpeace quiere
denunciar que el 80% de los transgénicos que entran en España se
utilizan para la producción de piensos que alimentan a nuestras
cabañas de vacuno, porcino y aves. El reglamento europeo, que entró
en vigor el pasado 18 de abril, no obliga a etiquetar los derivados
de animales. Por tanto no podemos saber si la carne, la leche o los
huevos que comemos provienen de animales alimentados con OMG
(organismos modificados genéticamente).
A raíz de las protestas que Greenpeace realizó en los meses de
abril y mayo en diferentes instalaciones de esta multinacional en
todo el mundo -entre ellas la que tuvo lugar a finales de abril en
la fábrica de Moyresa en Cartagena-, directivos de la empresa han
asegurado tanto a Greenpeace como a varios medios de comunicación
que iban a declarar la planta de Portugalete libre de
transgénicos.
"El no hacerlo, además de prolongar la agresión al medio
ambiente global, supondría defraudar las expectativas del mercado
de la zona y seguir negando a sus clientes y a los consumidores el
derecho a elegir una alimentación que no derive de organismos
modificados genéticamente (OMG)" -ha afirmado Juan Felipe Carrasco,
responsable de la campaña de transgénicos de Greenpeace- "Moyresa
debe comprometerse a importar, procesar y suministrar
exclusivamente soja no transgénica en las cinco instalaciones que
tiene en territorio español."
La instalación de Portugalete procesa indistintamente soja
transgénica y no transgénica, a pesar de las reiteradas solicitudes
de los ganaderos para que abandone la actividad transgénica y del
creciente rechazo de los consumidores a los organismos modificados
genéticamente. De hecho, el monopolio en el mercado de soja de la
zona, en manos de Moyresa, impide a los ganaderos poder elegir un
pienso libre de OMG.
Greenpeace ha solicitado una reunión con un responsable de la
fábrica y ha entregado una carta en la cual exige a Moyresa que se
comprometa públicamente a abastecer el mercado exclusivamente con
soja y derivados de soja no transgénicos y acabar así con la
contaminación de la cadena alimentaria con materias primas
modificadas genéticamente.
"Consideramos que Moyresa/Bunge Ibérica puede asegurar un
abastecimiento constante de soja y derivados de soja no
transgénicos para el mercado español y que el hecho de no hacerlo
es una elección voluntaria" -ha afirmado Carrasco.
España es el segundo importador europeo de soja, con seis
millones de toneladas anuales procedentes de Argentina, EEUU y
Brasil. Greenpeace estima que de ellas, unos cuatro millones son
transgénicas. Moyresa acapara el 70% del mercado nacional y su casa
madre, Bunge, es el mayor procesador y exportador de soja de
América y el mayor procesador mundial de cultivos oleaginosos.
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