El equipo de buceo muestra una pancarta tras recoger las muestras de sedimentos del fondo marino junto a unos emisarios, cerca del puerto de Tarragona.
Dentro de la campaña que Greenpeace está realizando contra la
contaminación, bajo el lema ¿Quién contamina?", la organización ha
querido hacer su primera parada en Tarragona, uno de los puntos más
contaminados de España y que la Agencia Europea de Medio Ambiente
señala como "Punto de Alarma" por vertidos industriales.
Los emisarios submarinos son tuberías ocultas bajo el agua y,
por tanto, de difícil control. De hecho, las coordenadas
facilitadas por la Agencia Catalana del Agua sitúan en tierra el
emisario submarino de ASESA, uno de los diez que existen
oficialmente en Camp de Tarragona.
Las empresas que vierten las aguas contaminadas directamente al
mar son ASESA, REPSOL (con dos emisarios), BASF (con dos
emisarios), CLARIANT, BAYER, SOLVAY, AISCONDEL y ARAGONESAS.
Greenpeace realizó ayer martes varias inmersiones en la zona para
recoger sedimentos y continuará haciéndolo durante el día de hoy.
Estas muestras saldrán esta tarde para el laboratorio de la
Universidad de Exeter, quienes se encargarán de realizar las
analíticas.
El polo industrial de Tarragona es el mayor emplazamiento
químico de toda España. Acumula casi el 25% de la producción total.
Tarragona además es la provincia donde se ha desarrollado la
industria del cloro de forma más extensa. Los vertidos de este tipo
de industria son especialmente contaminantes dado que liberan
sustancias que son muy peligrosas por su persistencia, capacidad de
acumularse en los tejidos de los seres vivos y por su alta
toxicidad. Entre ellas se encuentran varios metales pesados como el
mercurio, el cadmio o el plomo, y varias sustancias organocloradas
como el hexaclorobenceno o el cloruro de vinilo; y otras sustancias
utilizadas como aditivos para la fabricación de materiales clorados
como el PVC.
Desde que estas sustancias se liberan al medio, se van
acumulando, en el agua, en el suelo, en los animales, en los
alimentos y en nuestros cuerpos, principalmente, a través de la
comida. Con el tiempo estas sustancias pueden provocar efectos
graves para la salud, como por ejemplo alteraciones en el sistema
hormonal, problemas de reproducción y cáncer. Cataluña se encuentra
a la cabeza de cáncer de encéfalo y mieloma junto al País
Vasco.
Greenpeace ha denunciado también que uno de los casos más
preocupantes entorno a los vertidos químicos en Cataluña es la
construcción de un gran emisario submarino que sustituiría a ocho
de los que existen actualmente. El argumento de la Asociación de la
Industria Química de Tarragona es que: verter los residuos en un
único canal hace que cualquier incidente quede diluido al existir
un mayor caudal y se evitan afectaciones locales más graves.
“Un emisario no vierte menos contaminación porque vaya diluida con otros vertidos. Lo que de verdad nos preocupa es que es todavía un paso más allá de permisividad con las empresas. Lo que se diluye en este proyecto es la responsabilidad de los vertidos ya que se ocultarán más fácilmente las irregularidades de las empresas”,
ha afirmado Sara del Río, responsable de la campaña de
contaminación de Greenpeace.