Central nuclear de Ascó, Tarragona
"Este hecho demuestra la ausencia de cultura de seguridad y la
irresponsabilidad de ANAV. ¿Tendremos que esperar a que se produzca
un grave accidente para que el CSN y el Ministerio de industria
retiren a ANAV la licencia de explotación de sus centrales
nucleares?", se ha preguntado Carlos Bravo, responsable de la
campaña Nuclear de Greenpeace.
A pesar de la escasa información que proporciona el Consejo de
Seguridad Nuclear, estos días se ha podido leer en diferentes
medios que los responsables de la (ANAV) habrían engañado a la
Inspección Residente del CSN sobre el tema, al asegurar, sin haber
hecho comprobación alguna, que el sellado del edificio era
perfecto.
"El edificio de contención de una central nuclear debe ser una
barrera infranqueable que evite el escape de radiactividad al medio
ambiente en caso de accidente por lo que este hecho es
absolutamente inaceptable", ha declaro Carlos Bravo.
Por sí solas Ascó-1, Ascó-2 y Vandellós-2 han sumado ya 37 de
los 57 sucesos de seguridad notificables en lo que va de año en
todo el parque nuclear español. El cúmulo de fallos imputables a
falta de cultura de seguridad es clamoroso.
Además de su negligencia en este asunto, cabe recordar ahora
otros dos sucesos de seguridad ocurridos en los últimos meses en
Ascó a causa de la falta de vigilancia de las condiciones de
seguridad exigibles por las normas y el incumplimiento de los
procedimientos por parte de ANAV.
Así, en septiembre pasado, el CSN hizo público que las salas de
control de Ascó-1 y Ascó-2 habían permanecido durante un tiempo
indefinido expuestas a incendios, lo que es un hecho también de
extremada gravedad. Anteriormente se conoció que un trabajador de
la planta de Ascó-2 colocó unos materiales radiactivos cerca de un
detector de radiación, lo que hizo saltar la alarma.
Además, el 24 de agosto de este año se declaró un incendio en la
sala de turbinas de Vandellós-2, cuyas causas no han sido
totalmente esclarecidas, y que la mantuvo parada cerca de dos
meses. Sin olvidar la irresponsable actuación de ANAV es el
escándalo del escape de partículas altamente radiactivas de
cobalto-60 de Ascó-1.
Esta fuga, que se produjo a finales de 2007, fue ocultada
durante 4 meses, incluso al Consejo de Seguridad Nuclear. De este
escape se ha derivado un peligro grave para la salud de las
personas: más del 86% de partículas recogidas producían una
radiactividad suficiente como para superar los límites legales
aplicables a miembros del público en caso de contaminación interna.
A pesar de ello, el CSN se ha limitado a proponer un castigo
económico a la central, que, aunque se aplicara finalmente la multa
máxima, resultará ínfima en comparación a la cuenta de resultados
de la compañía.
Greenpeace recuerda al ministro de Industria, Miguel Sebastián,
su afirmación del pasado mes de septiembre de "no poder permitir ni
un incidente [nuclear] más". Así como exige el cumplimiento del
compromiso del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez
Zapatero, de establecer un calendario de cierre de las centrales
nucleares españolas.