Activistas de Greenpeace "cierran" la nuclear de Vendellós-2 para recordar a Zapatero su compromiso de abandonar la energía nuclear. En la imagen activistas dentro de la central de Vandellós-2.
El jueves pasado, día 30 de marzo, la central tuvo que parar
repentinamente debido a la detección de trozos de metal sueltos
dentro del circuito primario del reactor, concretamente en uno de
los tres Generadores de Vapor.
Tras esperar desde el jueves a que disminuyese la altísima
radiactividad en el circuito primario, por fin este lunes, día 3 de
abril, se recuperaron varias piezas metálicas sueltas en el
Generador de Vapor (GV) afectado que, según ha informado el CSN a
Greenpeace, proceden de uno de los tornillos roscados que sujetan
los tubos de protección de las barras de control del núcleo.
Estas barras son elementos esenciales de seguridad, ya que
sirven para parar la reacción en cadena en el núcleo del reactor en
caso de accidente. Los tubos que protegen las frágiles barras de
control se sujetan a una gruesa plancha de acero colocada encima
del combustible del núcleo mediante dos de estos tornillos. Uno de
ellos es el que se ha roto. La tremenda velocidad con la que
circula el agua del sistema primario ha empujado con enorme fuerza
las piezas sueltas de ese tornillo (junto con sus tuercas y
arandelas) desde el interior del núcleo hacia el GV, donde han
impactado violentamente y en repetidas ocasiones sobre su placa de
tubos (de la que nacen miles de tubos de pequeño diámetro para
trasmitir el calor del agua radiactiva que pasa por el núcleo al
agua sin contaminar del circuito secundario) provocando visibles
daños importantes en dicha placa. Se desconoce si más allá de los
desperfectos visibles en el GV existen otros daños en el sistema
primario, algo que habrá que investigar.
Todo parece indicar que la rotura del tornillo no es fruto de la
casualidad, sino que se ha excedido, o está próximo a hacerlo, el
tiempo recomendado por el suministrador para sustituir todos estos
tornillos, que están sometidos continuamente a importantísimas
tensiones dentro del núcleo, como lo prueba que ya estaba programa
su sustitución en la recarga del próximo año. Pero los
acontecimientos se han precipitado, demostrando que el accidente de
agosto del 2004 en el Sistema de Agua de Servicios Esenciales, y
las gravísimas deficiencias que se descubrieron a raíz del mismo,
no fueron hechos aislados, sino el resultado de muchos años de
hacer caso omiso del progresivo deterioro de los componentes de
seguridad de la central, dando prioridad al beneficio
económico.
"La permisividad y la falta de rigor del CSN permitió que
Vandellós-2 arrancara en septiembre de 2005 sin que la central
hubiese resuelto completamente las graves deficiencias que afectan
a equipos y componentes sometidos a corrosión y a envejecimiento y
sin restaurar el 100% de las condiciones de seguridad" declaró
Carlos Bravo, portavoz de Greenpeace en temas nucleares. En efecto,
a lo largo de la parada prolongada del 2005 no se hizo una revisión
integral de todos los componentes de Vandellós-2 sometidos a
corrosión o envejecimiento de la central, como el tornillo que ha
fallado, como denunció Greenpeace en su momento.
La situación tras este nuevo incidente es crítica, puesto que si
se permite arrancar a la central, cualquiera otro de los más de 100
tornillos restantes en los tubos de las barras de control del
núcleo podría desprenderse en cualquier momento y las consecuencias
de ello serían impredecibles. Todavía sería peor si el tubo de
protección de las barras de control afectado perdiese el otro
tornillo de sujeción, ya que entonces se podrían producir graves
daños a los elementos combustibles del núcleo o a los delicados
instrumentos ubicados en la parte superior del núcleo, por encima
del combustible. Por eso el CSN no puede ceder al permanente
chantaje de las empresas propietarias, que ya están preparando unos
estudios para justificar lo injustificable: que la central puede
seguir operando de forma segura hasta la próxima recarga, para lo
que falta más de un año.
"El CSN no puede ceder al chantaje de la industria nuclear y
permitir que Vandellós-2 arranque de nuevo, con evidente riesgo de
que cualquier otro tornillo o el tubo de protección afectado se
desprendan y puedan provocar graves daños en el combustible o en
los instrumentos del núcleo del reactor," declaró Bravo.
La central debe pararse el tiempo necesario, ya sean meses o
años, para hacer una revisión íntegra y completa de sus condiciones
de seguridad y corregir plenamente las múltiples deficiencias de
las que adolece. La Comisión Reguladora Nuclear americana (NRC)
mantuvo tres años parada a la central de Davis-Besse por un
incidente menos importante que el de 2004 en Vandellós 2, tal como
se reconoce en uno de los informes de los técnicos del CSN. Sin
embargo, la presión del lobby nuclear español y la debilidad de un
organismo regulador directamente vinculado a las empresas
eléctricas propietarias de las centrales y a sus ingenierías,
propiciaron el arranque anticipado de la central en septiembre de
2005 sin que ésta reuniera las condiciones de seguridad necesarias
para ello, tal como ha denunciado Greenpeace en repetidas
ocasiones.
Greenpeace pide a los grupos políticos que tomen nota de la
enésima deficiencia en las centrales nucleares españolas y que
exijan al Gobierno el cierre ordenado de las mismas en el menor
plazo de tiempo posible, así como que se tramite con carácter de
urgencia una reforma legal profunda del CSN que elimine de raíz las
vinculaciones que mantiene este organismo con la industria y
promueva la aplicación rigurosa de las normas y la imposición de
sanciones ejemplares cuando éstas se incumplen. Ejemplos recientes
en las centrales de Ascó y de Cofrentes demuestran que el CSN no
tiene el menor interés en sancionar incumplimientos de las ETF,
haciendo caso omiso de los mismos o sustituyendo las sanciones por
ridículas cartas de reprobación, que no sólo no son persuasivas,
sino que producen el efecto contrario, ante la evidencia de que el
CSN deja impunes conductas contrarias a la seguridad.
"El CSN debe mantener parada la central de Vandellós-2 para
investigar las nuevas deficiencias detectadas en el sistema de
protección contraincendios y en los tornillos de los tubos de
protección de las barras de control, así como otras posibles
deficiencias en otros componentes, y sancionar de manera ejemplar a
la central", añadió Bravo.