Comunicado de prensa - marzo 30, 2006
Greenpeace ha advertido hoy de que las crisis de proliferación nuclear se sucederán una tras otra a menos que se resuelvan las contradicciones, desigualdades y dobles raseros que presenta el régimen internacional de no proliferación. Esta cuestión debería abordarse en la reunión que hoy mantienen en Berlín los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU más Alemania.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó ayer, tras varios
retrasos por la fuerte resistencia de algunos de sus miembros, una
Declaración de la Presidencia que le da a Irán un plazo de treinta
días para poner fin a su programa de enriquecimiento de uranio.
Hoy, los ministros de Asuntos Exteriores de las potencias
nucleares "aceptadas" por el Tratado de No Proliferación, los
miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (Estados
Unidos, Francia, Reino Unido, China y Rusia) y Alemania, van a
debatir los próximos pasos a adoptar por la comunidad internacional
si Irán no cumple las demandas de la Declaración Presidencial.
"En el marco de la no proliferación nuclear, todos los Estados
tiene que ser tratados por igual. A todos hay que exigirles que
cumplan los compromisos que asumieron con el Tratado de No
Proliferación", afirmó Mabel Bustelo, responsable de la campaña de
desarme de Greenpeace.
El Consejo de Seguridad está dominado por cinco países con
derecho de veto, cuya autoridad se basa en que poseían armas
nucleares antes de 1970, fecha en que entró en vigor el TNP. Esto
mina profundamente su credibilidad. Además, los miembros
permanentes carecen de autoridad porque no han cumplido los
compromisos que han adquirido con el Tratado, que les exige dar
pasos para eliminar sus arsenales nucleares. Los cinco miembros del
Consejo de Seguridad están actualmente desarrollando programas para
modernizar sus arsenales de armas nucleares. El acuerdo que
recientemente alcanzaron Estados Unidos y la India para cooperar en
materia nuclear es otro claro incumplimiento del Tratado y debilita
la autoridad moral de Estados Unidos. Por qué el Consejo de
Seguridad no aborda esta cuestión.
Greenpeace considera necesario que Teherán abandone su programa
y haga un esfuerzo para convencer al mundo de sus intenciones
pacíficas pero, las potencias nucleares, al mismo tiempo, deben
comprometerse con el desarme. Lo contrario debilita la credibilidad
del régimen de no proliferación y con ello su eficacia.
"Un debate serio sobre la eliminación de la amenaza de las armas
nucleares y la guerra nuclear debe abordar la compleja red de
hipocresías y dobles estándares con que se está abordando la actual
crisis de proliferación en Irán. El caso más claro es la actitud de
la Administración de George W. Bush que podría resumirse en 'haz lo
que yo digo y no lo que yo hago'. El debate, además, debería
producirse en la Asamblea General de la ONU y no en el limitado
ámbito de un Consejo de Seguridad controlado por las potencias
nucleares y por sus intereses", señaló Bustelo.