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Greenpeace denuncia una operación urbanística tras el puente transfronterizo

La organización critica el cambio de la política de agua portuguesa que con la Alqueva apuesta por la contaminación y la especulación

Comunicado de prensa - octubre 25, 2006
Activistas de Greenpeace denunciaron hoy la operación especulativa que el ayuntamiento de El Granado está realizando en un espacio protegido de la ribera del Guadiana con la excusa de construir un puente transfronterizo entre España y Portugal.

Greenpeace recaló hoy en Badajoz para denunciar que el tramo pacense del Guadiana es el más afectado del río por contaminación y por ocupación del cauce con vertidos sólidos urbanos. La organización realizó una visita con periodistas a la isla fluvial situada frente al parque de la Alcazaba para mostrar el vertedero ilegal de residuos sólidos urbanos en el que el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica del Gudiana (CHG) han permitido que se convierta la isla. Greenpeace/PEDRO ARMESTRE

Greenpeace recaló hoy en Badajoz para denunciar que el tramo pacense del Guadiana es el más afectado del río por contaminación y por ocupación del cauce con vertidos sólidos urbanos. La organización realizó una visita con periodistas a la isla fluvial situada frente al parque de la Alcazaba para mostrar el vertedero ilegal de residuos sólidos urbanos en el que el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica del Gudiana (CHG) han permitido que se convierta la isla. GREENPEACE/Pedro ARMESTRE

Greenpeace recaló hoy en Badajoz para denunciar que el tramo pacense del Guadiana es el más afectado del río por contaminación y por ocupación del cauce con vertidos sólidos urbanos. La organización realizó una visita con periodistas a la isla fluvial situada frente al parque de la Alcazaba para mostrar el vertedero ilegal de residuos sólidos urbanos en el que el Ayuntamiento y la Confederación Hidrográfica del Gudiana (CHG) han permitido que se convierta la isla. GREENPEACE/Pedro ARMESTRE

La organización critica el cambio de la política de agua portuguesa que con la Alqueva apuesta por la contaminación y la especulación. Activistas de Greenpeace denunciaron hoy la operación especulativa que el ayuntamiento de El Granado está realizando en un espacio protegido de la ribera del Guadiana con la excusa de construir un puente ransfronterizo entre España y Portugal. GREENPEACE/Pedro ARMESTRE Descargar imagen en alta resolución

La organización critica el cambio de la política de agua portuguesa que con la Alqueva apuesta por la contaminación y la especulación. Activistas de Greenpeace denunciaron hoy la operación especulativa que el ayuntamiento de El Granado está realizando en un espacio protegido de la ribera del Guadiana con la excusa de construir un puente ransfronterizo entre España y Portugal. GREENPEACE/Pedro ARMESTRE Descargar imagen en alta resolución

La organización critica el cambio de la política de agua portuguesa que con la Alqueva apuesta por la contaminación y la especulación. Activistas de Greenpeace denunciaron hoy la operación especulativa que el ayuntamiento de El Granado está realizando en un espacio protegido de la ribera del Guadiana con la excusa de construir un puente ransfronterizo entre España y Portugal. GREENPEACE/Pedro ARMESTRE Descargar imagen en alta resolución

Los activistas desplegaron una pancarta con el lema "Destruir para especular" junto a las obras de la carretera de acceso al puente que están realizándose en horario ininterrumpido de 24 horas. El puente esconde una operación urbanística por la que el ayuntamiento recibirá tres millones de euros sobre una zona LIC, de muy alta sensibilidad ambiental, Red Natura 2000, hábitat del lince ibérico y del águila imperial y afectada por el Plan Especial de Protección del Medio Físico.

El proyecto ya ha sido aprobado en el PGOU del ayuntamiento y tiene previsto convertirse en un gran complejo turístico con hoteles de lujo, dos campos de golfs, puerto deportivo, un centro hípico, balnearios, centros deportivos y comerciales y 3.000 viviendas. El Granado es una población de 624 personas.

Greenpeace recaló hoy en Mértola dentro del Descenso del Guadiana que comenzó el 20 de octubre en el nacimiento del río, los Ojos del Guadiana. La organización navegó aguas abajo hasta la zona en la que el río se convierte en frontera. Greenpeace mostró el paso transfronterizo sobre la presa del Chanza que hace absurdo e insostenible la construcción de un nuevo puente a apenas 500 metros.

La organización ha querido denunciar también el giro que ha dado la política de aguas en el Guadiana con la construcción de la presa de Alqueva y ha pedido al Gobierno portugués que se replantee las infraestructuras asociadas a esta presa: nueve embalses más, un tunel, un trasvase a la cuenca del Sado y multitud de conducciones. Greenpeace lamenta este cambio de política que imita lo peor de la gestión española y que ha echado por tierra la magnífica conservación en la que se encontraba todo el tramo portugués.

"El Gobierno portugués debe abandonar la idea de seguir construyendo infraestructuras, que ni siquiera están contempladas en la nueva Directiva Marco del Agua. Cuando el resto de Europa está tratando de invertir la política de infraestructuras y apostar por recuperar la calidad del agua de los ríos, Portugal ha dado un paso atrás de años y ha proyectado una especie de Plan Hidrológico español que llevó años de protestas ciudadanas paralizar. La gestión española del agua es un rotundo fracaso. España es el país del mundo con más presas por número de habitante, y a pesar de ello la escasez de agua y la desertificación es cada vez mayor. Acumular agua no es una solución. En España sólo el 11% de las aguas superficiales y el 16% de las subterráneas cumple con los objetivos ambientales de la DMA y el agua contaminada no se puede usar", afirmó Julio Barea, responsable de la campaña de aguas de Greenpeace.

La política de infraestructuras hidráulicas española ha provocado la desastrosa situación que vive hoy el río. De hecho, el Guadiana no existe desde hace más de 20 años. El agua dejó entonces de brotar de los Ojos y hoy el cauce está seco los 120 primeros kilómetros. En este tramo, a pesar de ello, existe un embalse, el del Vicario. La regulación de los cauces en todo el tramo español antes de la entrada en Portugal ha provocado una situación crítica, ya que el río ha perdido casi toda su capacidad de autodepuración y autorregeneración. Esto no sólo contribuye a acentuar la escasez del recurso, también contamina el agua, por lo que las reservas no se pueden utilizar para abastecimiento, riego y, en muchas ocasiones, incluso no son aptas para usos industriales. Los embalses de Vicario, Gasset, Vegas del Jabalón, Marisánchez, Brovales, Valuengo, Proserpina, La Serena, Los Canchales, Alange y Nogales están eutrofizados o hipereutrofizados.

Contaminación

La presa de la Alqueva no sólo ha acabado con la función depuradora que el tramo portugués ejercía en el río. El Guadiana portugués funcionaba como un riñón, depurando y regenerando el río de forma natural. La Alqueva ha detenido esta función que ahora sólo ejerce la zona protegida del Parque del Valle del Guadiana. Ha acentuado la escasez del agua circulante ya mermada por los embalses españoles y con ello ha provocado una mayor intrusión de agua marina. Hoy el agua salada llega más arriba de Mértola variando el ecosistema fluvial. Además, Alqueva pronto se convertirá en un embalse contaminado más. El agua que llega a la presa ya está en mal estado.

El aporte de nitrógeno y fósforo procedente de vertidos urbanos, industriales y de abonos agrícolas provoca en los embalses un excesivo crecimiento de algas y otras plantas acuáticas que al descomponerse consumen gran parte del oxígeno del agua. A este proceso se le llama eutrofización. La falta de oxígeno provoca la muerte de fauna y flora. Además, la descomposición de determinadas algas emite sustancias tóxicas que también pueden matar a peces y otros organismos acuáticos, hacerlos no aptos para el consumo humano, dar mal sabor al agua e imposibilitar el uso del agua para abastecimiento, baño y regadío. En el caso de Alqueva, además, han quedado sumergidos cientos de miles de árboles que ahora se están descomponiendo, con lo que el proceso será todavía más rápido. A esto hay que añadir que la vida media de un embalse es de 50 años. Tras ese periodo se colmatan, es decir, el lecho del embalse se llena de sedimentos y quedan inutilizables. Además, la misma estructura de la presa agota su vida útil.

Una gran operación urbanística

La obra de la Alqueva, que se hizo sin un estudio de impacto ambiental integral, esconde además una gran operación de especulación urbanística. El Gobierno portugués ha construido la presa con la excusa de dotar de agua a 110.000 hectáreas de regadíos en una zona de secano fuera de la cuenca del Guadiana. Lo más probable es que estas hectáreas nunca se pongan en explotación, puesto que las ayudas agrícolas europeas van a cambiar hacia los países del Este. El Gobierno portugués todavía no ha fijado el precio del agua, pero sí ha aprobado la construcción junto al embalse de varios hoteles, campos de golf y miles de viviendas que suman más de 19.500 camas. El Gobierno extremeño, por su parte, no se ha quedado atrás y en los 35 km2 que tocan a España ha aprobado la construcción de 16.000 camas frente a las 480 previstas en un principio.

En Alqueva se evapora en un año el agua que consumirían 3 millones de personas. El tamaño del embalse, el mayor de Europa, es tan grande, que la evaporación será de unos 200 hm3 al año (lo que consume una población de 3 millones de personas).