Variedades autóctonas de maíz mexicano.
Greenpeace, el Consejo Aragonés de Agricultura Ecológica (CAAE)
y la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA) han
presentado hoy en una rueda de prensa los resultados llevados a
cabo por el CAAE sobre la cosecha de maíz ecológico de este año.
Preocupado por la contaminación transgénica en la mayor región
productora de transgénicos de toda la UE, el Consejo Aragonés ha
mandado analizar los maíces de sus agricultores ecológicos,
obteniendo unos resultados alarmantes: el 40% de las muestras han
resultado contaminadas con porcentajes que van del 0,23% al 1,9%,
lo cual obliga al CAAE a impedir la venta de estas cosechas como
ecológicas y demuestra claramente la inviabilidad de la
coexistencia entre cultivos transgénicos y ecológicos. En la rueda
de prensa estaban también presentes algunos de los agricultores
afectados.
Los casos de contaminación encontrados corresponden a transgenes
introducidos en maíces híbridos comercializados por varias
multinacionales en la región. "Desgraciadamente, podemos hoy
demostrar que las autoridades no solamente siguen tolerando este
cultivo a pesar de los graves riesgos para la salud, el medio
ambiente y la agricultura, sino que está contaminando las cosechas
de los agricultores vecinos, con especial gravedad en el caso de
los ecológicos", ha afirmado Juan-Felipe Carrasco, responsable de
la campaña de transgénicos de Greenpeace.
Desde hace 4 años se han venido produciendo en el estado
español casos de contaminación por polinización, por inclusión de
semillas transgénicas en lotes de semillas convencionales, por
mezcla de cosechas, por falta de limpieza de máquinas e
instalaciones, etc. Todos los casos tienen en común que pagan las
consecuencias los contaminados en lugar de los contaminadores. Si
bien el Gobierno ha presentado en dos ocasiones Borradores de
Reales Decretos que pretenden regular la llamada "coexistencia"
entre cultivos transgénicos, convencionales y ecológicos, estos
textos han sido rechazados por un amplio grupo de colectivos por
considerar que no permitirían alcanzar los objetivos de no
contaminación de la producción agraria no transgénica, de
protección absoluta de las semillas, de puesta a disposición del
público de una información adecuada sobre el emplazamiento de los
campos de cultivos modificados genéticamente, de asunción de
responsabilidad de quien contamina y la posibilidad de declaración
de zonas libres de transgénicos.
Por lo tanto, estos resultados demuestran una vez más que la
coexistencia no es posible. Con la presencia de los transgénicos en
el campo, existe una clara indefensión de los agricultores que
quieren hacer una agricultura no transgénica ya que no está
protegida legal o administrativamente frente a los transgénicos;
ello redunda en que muchos han dejado de hacer maíz ecológico o que
lo hacen asumiendo las pérdidas económicas que les impone el hecho
de obtener una cosecha contaminada, lo cual es bastante poco
sostenible. "Si opto por un tipo de producción que respeta el medio
ambiente y la vida y me enfrento a un mercado más difícil, pero por
otra parte soy víctima de los transgenes de determinadas grandes
empresas, me pregunto a qué tipo de coexistencia se refieren las
empresas de semillas o la administración" ha afirmado uno de los
agricultores afectados.
Además, varios agricultores ecológicos -en algunos casos éstos
han sufrido las contaminaciones en la campaña pasada- cultivan
variedades tradicionales de maíz, seleccionadas por sus
características adecuadas a la zona. La contaminación de estas
variedades constituye un atentado a la biodiversidad ya que provoca
la desaparición de las pocas variedades que todavía están en manos
de los agricultores.
Por todo ello, Greenpeace considera imprescindible que el
Gobierno, teniendo en cuenta el rechazo mayoritario de la
sociedad:
- Tome las medidas oportunas para prohibir el cultivo de
transgénicos mientras no se revisen los mecanismos de aprobación de
OMG y se solventen las numerosas lagunas legales.
- Muestre una clara intención de establecer un régimen que
permita segregar la producción transgénica de la convencional y la
ecológica y llevar a cabo una trazabilidad y un etiquetado que
garanticen libertad de elección a agricultores y consumidores.
- Establezca medidas que garanticen la no contaminación de la
producción agraria no transgénica, permitiendo una agricultura y
una alimentación totalmente libre de OMG.
- Establezca un régimen de responsabilidad en caso de problemas
ocasionados por los OMG, y además,
- Tome las medidas oportunas para retirar del mercado la cosecha
del maíz Bt176 de este año, cultivado ilegalmente según la
normativa europea.