Comunicado de prensa - marzo 4, 2007
Greenpeace ha demandado hoy a los Gobiernos que acuden a la reunión bianual del Comité de Pesca (COFI) de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que tiene lugar en Roma del 5 al 9 de marzo de 2007, un cambio radical en la forma en la que los mares y océanos son explotados. Se trata de la mayor reunión internacional dedicada a la actividad pesquera que tiene lugar en el calendario de Naciones Unidas.
UN activista de Greenpeace protesta contra el arrastrero europeo Playa de Menduiña, que se encuentra pescando en el Atlántico Norte. Greenpeace denuncia la destrucción causada por este método de pesca y demanda a Naciones Unidas una moratoria sobre este destructivo arte de pesca.
Los delegados que asisten lo hacen en un marco de graves
descensos de los recursos pesqueros y sin signos de que los
problemas ambientales que sufren los océanos hayan disminuido en
los últimos años.
Según la propia FAO, el 77% de las poblaciones de peces están
plenamente explotadas o sobreexplotadas. La demanda de pescado
sigue creciendo, la pesca ilegal y no regulada ha continuado
expandiéndose en los últimos años y algunas de las especies
comercialmente más importantes como el atún rojo o el bacalao están
al borde de su extinción comercial en muchas áreas.
Greenpeace demanda a los Gobiernos que avancen en la creación de
una red global de reservas marinas que cubra el 40% de los
ecosistemas marinos como una de las medidas claves para recuperar
la salud de las pesquerías y de los océanos.
"Ya es hora de un cambio radical en la forma en la que
gestionamos los océanos y de pensar en el conjunto del ecosistema
marino", declaró Sari Tolvanen portavoz de Greenpeace en Roma. "Las
reservas marinas son una herramienta fundamental para recuperar
nuestros maltrechos mares de años de sobreexplotación y
excesos".
Existen ejemplos que muestran los beneficios de la protección,
como la reserva marina de la isla de Apo en las Filipinas. Donde
los estudios realizados han mostrado los beneficios de la reserva
para la conservación y para las comunidades locales. Tras 11 años
de protección, la abundancia de grandes peces depredadores era
siete veces mayor que antes de crear la reserva.
Greenpeace considera fundamental además que Gobiernos y
Organizaciones Regionales de Pesca emprendan acciones decididas
para frenar la pesca ilegal y para asegurar que el incremento en el
comercio internacional de productos de la pesca no conduce a una
mayor sobreexplotación de los mismos.
"La protección de los ecosistemas marinos es crucial para los
millones de personas que dependen de ellos para su subsistencia, y
en particular para los pescadores locales y las comunidades para
las que el pescado no sólo proporciona ingresos, sino un alimento
insustituible", declaró Sebastián Losada, de la Campaña de Océanos
de Greenpeace.