La infografía muestra qué países producen o han producido bombas de racimo y dónde se han usado.
España es uno de los países que posee y fabrica bombas de racimo. Varias empresas de nuestro país las fabrican, aunque la falta de transparencia en el comercio español de armamento hace imposible saber a dónde las venden.
La infografía muestra el funcionamiento de las bombas de racimo.
España es uno de los países que posee y fabrica bombas de racimo. Varias empresas de nuestro país las fabrican, aunque la falta de transparencia en el comercio español de armamento hace imposible saber a dónde las venden.
España es uno de los países que posee y fabrica bombas de racimo. Varias empresas de nuestro país las fabrican, aunque la falta de transparencia en el comercio español de armamento hace imposible saber a dónde las venden.
Cantidades enormes de bombas de racimo fueron utilizadas durante la ocupación soviética de Afganistán. En la fotografía, miles de submuniciones soviéticas AO 2.5. El uso de bombas de racimo por las fuerzas de la coalición en 2001 agravó el problema, al dejar en el país una gravísima contaminación con explosivos sin detonar.
Submunición de la bomba de racimo BLU97, fabricada en EE UU y hallada en Kosovo. La región quedó contaminada con miles de bombas de racimo después de la intervención de la OTAN en 1999.
España es uno de los países que posee y fabrica bombas de racimo. Varias empresas de nuestro país las fabrican, aunque la falta de transparencia en el comercio español de armamento hace imposible saber a dónde las venden.
España es uno de los países que posee y fabrica bombas de
racimo. Varias empresas de nuestro país las fabrican, aunque la
falta de transparencia en el comercio español de armamento hace
imposible saber a dónde las venden. Además, el ejército español,
según reconoció el ministerio de Defensa, tiene un arsenal limitado
de este tipo de armas. En concreto, el Ejército del Aire posee los
modelos CBU- 100B (Rockeye), importada de EEUU; la antipista
BME-330 y la granada de mortero MAT-120, ambas de fabricación
nacional.
La contradicción de la postura española se demuestra en que la
desactivación de estas peligrosas armas es, precisamente, una de
las tareas que deben asumir los soldados españoles desplegados en
misiones de mantenimiento de la paz.
"Un Gobierno que apuesta por la paz no puede permitir que en
España se fabriquen estas armas y que el propio ejército español
las posea. Es necesaria una legislación que evite que sigan
causando víctimas inocentes. El Gobierno español tiene la
oportunidad de demostrar su compromiso con la paz, prohibiendo la
fabricación, venta, almacenamiento y uso de bombas de racimo en
territorio español, y apoyando de forma clara el proceso impulsado
por Noruega para lograr su prohibición internacional", declaró Juan
López de Uralde, director ejecutivo de Greenpeace España.
Se ha documentado la utilización de bombas de racimo por fuerzas
militares de los países de la OTAN, Estados Unidos o Israel. Desde
los años 60 se han usado en distintos conflictos, como por
ejemplo: Líbano, Irak, Afganistán, Kosovo, Laos o Vietnam. Sólo en
el Líbano se calcula que tras la guerra del pasado verano, quedaron
un millón de submuniciones sin detonar.
Una bomba de racimo está formada por una bomba "contenedor" que
puede ser lanzada desde tierra, mar o aire y que, al abrirse
durante la trayectoria, expulsa cientos de submuniciones que se
dispersan por amplias superficies. En teoría, estallan cuando
alcanzan el suelo, pero esto no siempre es así.
Actúan de forma indiscriminada, no distinguen entre blancos
civiles y militares y, por sus altas tasas de error, siguen
causando muertos y heridos mucho tiempo después de que acabe un
conflicto. Afectan sobre todo a la población civil, que son el 98%
de sus víctimas. En especial los niños, que son atraídos por sus
colores y formas llamativas.
"Estas armas no matan sólo durante los conflictos sino mucho
tiempo después, ya que entre el 5% y el 30% de las municiones no
estallan y quedan dispersas sobre el territorio. Después actúan
como si fueran minas antipersonales. Son incluso más peligrosas que
éstas, ya que están diseñadas para matar y no sólo para herir o
mutilar, - declaró Mabel González, responsable de la campaña de
Desarme. - "Un ejemplo claro es Laos, donde la gente sigue muriendo
hoy en día como consecuencia de las bombas de racimo, y hace más de
30 años que se terminó la guerra".
En los últimos años se ha avanzado en la prohibición
internacional de ciertos armamentos especialmente peligrosos. El
último ejemplo fue el Tratado de Ottawa, de 1997, que prohibió las
minas antipersonales. Las bombas de racimo deben someterse a un
procedimiento similar. En el último año se han producido ciertos
avances en este sentido. En febrero, Bélgica prohibió la
fabricación, venta, uso y almacenamiento de bombas de racimo en su
territorio. Y en noviembre, Noruega anunció que va a liderar un
proceso de negociación internacional encaminado a lograr un tratado
para prohibirlas. La primera reunión tendrá lugar el próximo mes de
febrero.
Greenpeace pide al Gobierno español:
- Prohibir la producción, almacenamiento y uso de bombas de
racimo en territorio español, y las transferencias o ventas al
exterior
- Destruir o desmantelar los arsenales de bombas de racimo en
poder del ejército español
- Apoyar la adopción de un tratado internacional que prohíba las
bombas de racimo y apoyar los esfuerzos de Noruega y otros países
en esta materia
- Asegurarse de que las tropas de la Unión Europea nunca
utilizarán bombas de racimo en el marco de las operaciones
militares en las que intervengan
Al Parlamento español:
- Apoyo para todas las iniciativas encaminadas a prohibir la
producción, almacenamiento, uso y venta de bombas de racimo