Comunicado de prensa - noviembre 8, 2005
La flota ballenera japonesa partió está madrugada desde la ciudad de Shimonoseki hacia el Santuario Antártico para cazar 1.000 ballenas, duplicando así el número de animales cazados la temporada pasada
El barco ballenero japonés Yushin Maru subiendo a bordo un rorcual aliblanco
Dos Ballenas Yubartas en pleno salto
El barco arponero Yushin Maru lanzando el arpón a una ejemplar de rorcual aliblanco
El coordinador de la campaña de ballenas de la oficina de Greenpeace en Japón, Mitoji Nagasawa, denuncia ante los medios que el mundo entero está siendo testigo del programa de compra de votos de Japón durante la reunión de la CBI(Comisión Ballenera Internacional)
Islandia con el pretesto de caza científica, vuelve a cazar ballenas
El Rainbow Warrior en Islandia contra la caza de ballenas
Ballena cazada por la flota ballenera Islandesa
Ballena cazada por la flota ballenera Islandase
Greenpeace en acción contra el barco ballenero japonés Yushin Maru
Esta mañana la flota ballenera japonesa partía hacia el Océano
Austral, ello pese a que fue designado Santuario Ballenero en 1994.
La caza comercial de ballenas fue prohibida en 1986 por la Comisión
Ballenera Internacional (CBI), pero esto no ha impedido que el
Gobierno japonés haya empleado, cada año desde 1987, un vacío legal
que permite conceder licencias a sus buques balleneros para cazar
ballenas "con fines científicos". La CBI ha declarado en repetidas
ocasiones que no necesita los datos que produce esta
"investigación" y ha pedido a Japón que la detenga. Es un clara
forma encubierta de cazar ballenas con fines comerciales.
"Un santuario es un refugio, un lugar seguro, pero esto no
impedirá que este año unas 1.000 ballenas sean cazadas por la flota
ballenera"- ha declarado Sebastián Losada, responsable de Bosques
de Greenpeace.- "El Santuario fue declarado para ayudar a las
ballenas a recuperarse después de más de un siglo de persecución
que provocó el agotamiento de sus poblaciones. Japón debería unirse
a todos los demás países, que respetan el Santuario".
Cada año, después de que los científicos han medido y pesado las
ballenas, estás son despiezadas y embaladas para su venta. La
Agencia Pesquera Japonesa, responsable del programa, afirma que "de
acuerdo a los valores culturales japoneses, las ballenas son un
alimento". Sin embargo, un sondeo de opinión encargado en 2002 por
el influyente diario japonés Asahi mostraba un cuadro bien
distinto: sólo el 4% de la población come carne de ballena de forma
habitual; el 9% raramente; el 53% no la había probado desde la
infancia; y el 33% nunca la había probado.
Este año, la Agencia Pesquera Japonesa anunció en la reunión
anual de la CBI su intención de duplicar su programa de caza
científica en la Antártida, capturando 935 rorcuales aliblancos y
expandiéndolo a dos nuevas especies, al pretender cazar 50
rorcuales comunes y 50 yubartas en los próximos dos años. Ambas
especies son consideradas especies amenazadas. Casi 200.000
yubartas y más de 700.000 rorcuales aliblancos fueron cazados en el
Hemisferio Sur durante el siglo XX, reduciendo sus poblaciones
hasta su casi extinción.
"Pese a los casi 20 años de moratoria sobre la caza comercial de
ballenas, muchas poblaciones diezmadas por la industria ballenera
no se han recuperado. Las poblaciones de ballenas necesitan mayor
protección actualmente que cuando la moratoria entró en vigor, ya
que sufren nuevas amenazas como el cambio climático, el agujero en
la capa de océano, la contaminación química y acústica o la
sobrepesca.
El empeño de Japón en seguir dando pasos para acabar con la
moratoria es una total irresponsabilidad", declaró Sebastián
Losada, responsable de la Campaña de Océanos de Greenpeace.