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Greenpeace continúa su expedición marítima iniciando una nueva campaña para detener la pesca pirata

La pesca pirata representa un 20% del valor de la captura mundial de pescado

Comunicado de prensa - febrero 26, 2006
Después de pasar 70 días en alta mar haciendo frente a la flota ballenera en el Océano Austral, el barco de Greenpeace MY Esperanza se prepara para zarpar otra vez, esta vez para llamar la atención del mundo sobre la plaga que supone la pesca pirata (1). Cada día, en todos los océanos del Planeta, la pesca pirata roba el pescado de los pescadores legítimos a la vez que deja una huella de destrucción ambiental a su paso.

Activistas de Greenpeace identifican 5 arrastreros de profundidad en el puerto de Rostock, Alemania, en la lista negra de la Unión Europea por pesca ilegal. Han pintado en los cascos de los buques "ILLEGAL" y "STOP PIRATES" ("ILEGAL" y "NO A LOS PIRATAS".

El buque de Greenpeace, MY Esperanza es testigo de la caza de ballenas en la Antártida por parte de los buques de la flota ballenera japonesa: Yushin Maru y Kyo Maru No.1; y del trasbordo de carne de ballena al buque factoría Nisshin Maru

Greenpeace y la Fundación para la Justicia Medioambiental están trabajando juntas para sacar a la luz a las flotas pesqueras piratas que operan sin ser sancionadas en todo el mundo. Organizaciones internacionales ecologistas y de derechos humanos están demandando a los Gobiernos que cierren sus puertos a estos buques piratas, que les nieguen el acceso a sus mercados y que persigan a las compañías que los apoyan.

A nivel global, el valor de la pesca pirata ha sido estimado entre 4.000 y 9.000 millones de dólares cada año, un 20% del valor de la captura mundial de pescado. En aguas antárticas, hasta un 50% del bacalao de profundidad capturado en esta región proviene de actividades ilegales. Casi en el otro extremo, en el Mar Báltico, se estima que el 40% del bacalao capturado en 2002/2003 fue pescado ilegalmente.

En el Océano Atlántico, los buques piratas se benefician del lucrativo mercado del atún, capturando miles de toneladas de pescado sin cumplir las normativas y reglamentos. El pescado es entonces transferido a buques de transporte refrigerados, conocidos como reefers, que "blanquean" el pescado mezclándolo con atún procedente de buques legales. Más tarde será  descargado en puertos legales, introduciéndolo así en el mercado.

"La pesca ilegal de atún en el Atlántico es tan sólo un ejemplo de un problema global que ocurre en cada océano del mundo y casi en cada pesquería", declaró Sebastián Losada, responsable de la Campaña de Océanos de Greenpeace a bordo del Esperanza. "El pescado en algunos de nuestros platos le ha sido literalmente robado a alguien, negándole el alimento o los ingresos. Es un crimen que los Gobiernos deben detener cuanto antes".

Al mismo tiempo que las poblaciones de peces descienden por el impacto de la pesca ilegal, el resto del ecosistema también se ve afectado. Empleando a veces líneas de 100 km de longitud y decenas de miles de anzuelos, los piratas también atrapan tortugas, tiburones y aves marinas. Millones de individuos de distintas especies son tirados cada año por la borda cada año en distintas pesquerías.

El Esperanza zarpa hacia el Atlántico tan sólo unos días antes de que la High Seas Task Force (2), una reunión interministerial de alto nivel, se reúna en París para anunciar como planea avanzar en la lucha contra la pesca ilegal.

"Hace cinco años los Gobiernos firmaron un Plan Internacional de Acción contra la Pesca Ilegal ¿Qué queda por discutir?", preguntaba Hélène Bours, de la Fundación para la Justicia Medioambiental, a bordo del Esperanza. "Los Gobiernos deben dejar de hablar y empezar a actuar. Cerrar sus puertos y mercados a los productos de la pesca ilegal y perseguir a las compañías implicadas en estos delitos. Es un problema de voluntad política".

NOTAS:

(1) La "pesca pirata" hace referencia a lo que técnicamente se conoce como Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada (INDNR).

(2) La High Seas Task Force de la OCDE, compuesta de los Ministros de Pesca de Australia, Canadá, Chile, Namibia, Nueva Zelanda y Reino Unido se reunirá en París los días 2 y 3 de marzo.

Esta campaña para demandar medidas contra la pesca ilegal es la segunda parte de una expedición de 14 meses, "Un año en la vida de nuestros océanos", la expedición más ambiciosa llevada a cabo por Greenpeace para exponer las amenazas a las que los océanos se ven sometidos y para demandar una red global de reservas marinas que cubra el 40% de los océanos del Planeta. 45.000 personas ya se han hecho defensoras de los océanos. Greenpeace pretende conseguir un millón de defensores de los océanos al final de su expedición en febrero de 2007.