Comunicado de prensa - septiembre 2, 2005
Greenpeace considera un peligroso error el apoyo del Gobierno español al desarrollo de proyectos para almacenar CO2 bajo tierra. Para cumplir el Protocolo de Kioto y prevenir el cambio climático, el único camino seguro consiste en reducir la producción de CO2, sustituyendo los combustibles fósiles por energías renovables y eficiencia energética.
El Cambio Climático se acelera
Según Greenpeace, el almacenamiento de carbono es caro y
requiere inversiones en nuevas infraestructuras y traslada la carga
de la acción a generaciones futuras. "No podemos seguir utilizando
masivamente fuentes de energía que producen CO2 y pretender guardar
ese CO2 que no queremos para que sean las generaciones futuras las
que tengan que buscar una solución", ha declarado José Luis García
Ortega, responsable de la campaña de Energía de Greenpeace.
Entre los problemas que conllevan las opciones de almacenamiento
de CO2 Greenpeace destaca:
- Es una opción de alto coste. Aumentaría los costes de la
generación de energía en un 40-80% comparado con las centrales
convencionales, dependiendo de la localización de la central y del
lugar de almacenamiento, y de la tecnología usada para el
transporte y captura del CO2 .
- Esta tecnología reduce la eficiencia de las centrales
térmicas. Haría falta quemar hasta un 30% más de combustible fósil
para producir la misma electricidad.
- Produce costes adicionales a largo plazo. Se necesitaría un
vigilancia y verificación durante décadas para garantizar la
retención del CO2 almacenado. Incluso entonces, habría pocas
opciones de intervenir para evitar o controlar escapes
inesperados.
- En particular, si el almacenamiento se realizase en depósitos
geológicos terrestres, tales como yacimientos de sal o capas de
carbón profundas, como pretende el Gobierno español, se añadirían
otros problemas, como:
- Las minas de sal corren el peligro de irrupción de agua,
formándose un camino para el escape del CO2 .
- Las capas de carbón profundas se usan para la producción de
metano. Al sustituir el metano por CO2 , pueden causarse fracturas
de las rocas de cubierta, provocando la liberación a la atmósfera
de CO2 y de metano (otro gas de efecto invernadero más poderoso
aún).
Las energías renovables son soluciones ya disponibles al cambio
climático, en muchos casos más baratas, y sin los impactos
ambientales negativos asociados a la explotación, transporte y
proceso de combustibles fósiles. Lo que hay que aumentar es la
inversión en energías renovables y en eficiencia y ahorro
energético, y no en captura y almacenamiento de CO2 , de forma que
se detenga la causa principal del cambio climático: la quema de
combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas.