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Greenpeace condena la ambigüedad del PSOE con respecto al cierre de Garoña

Greenpeace apoya la manifestación por el cierre de la central nuclear de Garoña que se celebrará el próximo sábado en Vitoria

Comunicado de prensa - octubre 30, 2008
Greenpeace considera que el PSOE está adoptando una postura deliberadamente ambigua en relación con el prometido cierre de la central nuclear de Garoña y del resto de las centrales atómicas españolas.

Acción de Greenpeace en Garoña, para pedir al Gobierno el cierre de la central nuclear de Garoña, que sufre un imparable proceso de agrietamiento múltiple por corrosión que afecta a componentes de la vasija del reactor, fundamentales para la seguridad.

Así, mientras el Presidente Zapatero reitera en sus intervenciones el compromiso del PSOE reflejado en su programa electoral de "sustituir de forma gradual la energía nuclear en España por energías seguras, limpias, y menos costosas, cerrando las centrales nucleares (…)", su Ministro de Industria, Miguel Sebastián, le contradice repetidamente mostrando una actitud pronuclear, habiendo declarado en fechas recientes que "está descartada la construcción de nuevos reactores en España, lo cual no quiere decir que se cierren los que están ahora en servicio".

"Si quiere mostrar un atisbo de credibilidad, Rodríguez Zapatero debe tomar sin más demora la decisión política de cumplir su promesa de cerrar la central nuclear de Garoña, así como la de presentar urgentemente un plan de cierre progresivo de las demás nucleares", ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace.

Un amplio conjunto de organizaciones sociales, ecologistas, sindicales, vecinales y políticas vienen reclamando desde hace años el cierre de Garoña debido a su funcionamiento peligroso, petición hecha también desde instituciones como el Gobierno Vasco y la Diputación Foral de Álava.

Desde el ámbito sindical, cabe recordar la resolución conjunta aprobada por la Unión Sindical de Comisiones Obreras (CC.OO.) de Castilla y León, la Confederación Sindical de CC.OO de Euskadi y la Unión Regional de CC.OO de La Rioja, pidiendo el cierre de la central nuclear de Garoña y un Plan de Desarrollo Económico y Social alternativo para la comarca.

Su contribución energética es irrisoria y está sobradamente compensada por la aportación de las energías renovables. Así, la aportación de la central nuclear de Garoña al sistema eléctrico en el año 2007 fue tan solo de de 3.478 Gigavatios-hora (Gwh), lo que supone un 1,28% sobre el total de generación neta de electricidad de ese año (que fue de 271.372 Gwh). Su aportación neta es decreciente: en 2007 fue un 9,82% inferior a la que tuvo en 2006.

En comparación, las energías renovables aportaron en 2007 un 23% del total de la electricidad generada (un 3% más que todas las centrales nucleares juntas). La contribución de las renovables fue de 62.081 Gwh, un 9,61% (5.969 GWh) superior a la del año anterior. Simplemente esos 5.969 Gwh de incremento de la producción de electricidad renovable en 2007 con respecto al 2006 suponen casi el doble de la aportación de Garoña.

Garoña, conocida como la "central de las mil y una grietas" por los graves problemas de seguridad que afectan a diversos componentes de la vasija del reactor, en una demostración evidente del agotamiento de su vida útil, es una central que, desde el punto de vista de la seguridad, está "fuera de normativa".

Sufre un proceso de agrietamiento múltiple por corrosión que afecta a diversos componentes internos de la vasija del reactor ( el verdadero corazón de la central nuclear, ya que alberga el combustible de uranio: el núcleo), motivo por el cual la seguridad de esta instalación se encuentra seriamente comprometida. Este problema afecta ya al 70% de los tubos que atraviesan la vasija del reactor y por los que pasan a su interior las barras de control, que son el "sistema de frenado" de la reacción nuclear. Este agrietamiento empeora irreversiblemente con el tiempo, según ha reconocido el Consejo de Seguridad Nuclear ante el Parlamento.

Además de estos graves problemas estructurales, el mal estado de numerosos equipos y elementos de la central ha provocado una cascada de sucesos de seguridad, varios de ellos penalizados como de Nivel 1 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES), y abundantes paradas forzosas del reactor.

El más reciente de esos sucesos de seguridad es el fallo de los sistemas de suministro de electricidad de emergencia (que le supuso un Nivel 1 en la INES en agosto pasado), uno de los cinco sufridos en 2008, pero deben recordarse, entre otros muchos: la rotura de un elemento de combustible nuclear en diciembre de 2006, que obligó a adelantar la última parada de recarga; fugas de agua al pozo seco del reactor, en 2007; la avería en el sistema de ventilación del aire del interior de la contención primaria, en 2008; el comportamiento anormal de las válvulas de ventilación del edificio del reactor (en 2005, otro Nivel 1); diversas roturas de las bombas del circuito primario, etc.; parada forzosa por falta de refrigeración exterior en el verano de 2006; etc.

Además es evidente su pésima cultura de seguridad, que ha llevado por ejemplo a situaciones tan graves como la no detección, durante 7 meses, de la inoperabilidad de la instrumentación post-accidente de la temperatura interior de la contención (detectado en noviembre de 2005, y que fue calificado como Nivel 1 en la INES), éste suceso reafirmó claramente la falta de controles suficientes en la instalación de Garoña; o el envío de chatarra contaminada radiactivamente a una instalación de reciclado (en 2004, otro Nivel 1), además de numerosos fallos derivados de errores humanos en el cumplimiento de procedimientos o en la interpretación de manuales de instrucción.