Acción de Greenpeace en Garoña, para pedir al Gobierno el cierre de la central nuclear de Garoña, que sufre un imparable proceso de agrietamiento múltiple por corrosión que afecta a componentes de la vasija del reactor, fundamentales para la seguridad.
Así, mientras el Presidente Zapatero reitera en sus
intervenciones el compromiso del PSOE reflejado en su programa
electoral de "sustituir de forma gradual la energía nuclear en
España por energías seguras, limpias, y menos costosas, cerrando
las centrales nucleares (…)", su Ministro de Industria, Miguel
Sebastián, le contradice repetidamente mostrando una actitud
pronuclear, habiendo declarado en fechas recientes que "está
descartada la construcción de nuevos reactores en España, lo cual
no quiere decir que se cierren los que están ahora en
servicio".
"Si quiere mostrar un atisbo de credibilidad, Rodríguez Zapatero
debe tomar sin más demora la decisión política de cumplir su
promesa de cerrar la central nuclear de Garoña, así como la de
presentar urgentemente un plan de cierre progresivo de las demás
nucleares", ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña de
energía nuclear de Greenpeace.
Un amplio conjunto de organizaciones sociales, ecologistas,
sindicales, vecinales y políticas vienen reclamando desde hace años
el cierre de Garoña debido a su funcionamiento peligroso, petición
hecha también desde instituciones como el Gobierno Vasco y la
Diputación Foral de Álava.
Desde el ámbito sindical, cabe recordar la resolución conjunta
aprobada por la Unión Sindical de Comisiones Obreras (CC.OO.) de
Castilla y León, la Confederación Sindical de CC.OO de Euskadi y la
Unión Regional de CC.OO de La Rioja, pidiendo el cierre de la
central nuclear de Garoña y un Plan de Desarrollo Económico y
Social alternativo para la comarca.
Su contribución energética es irrisoria y está sobradamente
compensada por la aportación de las energías renovables. Así, la
aportación de la central nuclear de Garoña al sistema eléctrico en
el año 2007 fue tan solo de de 3.478 Gigavatios-hora (Gwh), lo que
supone un 1,28% sobre el total de generación neta de electricidad
de ese año (que fue de 271.372 Gwh). Su aportación neta es
decreciente: en 2007 fue un 9,82% inferior a la que tuvo en
2006.
En comparación, las energías renovables aportaron en 2007 un 23%
del total de la electricidad generada (un 3% más que todas las
centrales nucleares juntas). La contribución de las renovables fue
de 62.081 Gwh, un 9,61% (5.969 GWh) superior a la del año anterior.
Simplemente esos 5.969 Gwh de incremento de la producción de
electricidad renovable en 2007 con respecto al 2006 suponen casi el
doble de la aportación de Garoña.
Garoña, conocida como la "central de las mil y una grietas" por
los graves problemas de seguridad que afectan a diversos
componentes de la vasija del reactor, en una demostración evidente
del agotamiento de su vida útil, es una central que, desde el punto
de vista de la seguridad, está "fuera de normativa".
Sufre un proceso de agrietamiento múltiple por corrosión que
afecta a diversos componentes internos de la vasija del reactor (
el verdadero corazón de la central nuclear, ya que alberga el
combustible de uranio: el núcleo), motivo por el cual la seguridad
de esta instalación se encuentra seriamente comprometida. Este
problema afecta ya al 70% de los tubos que atraviesan la vasija del
reactor y por los que pasan a su interior las barras de control,
que son el "sistema de frenado" de la reacción nuclear. Este
agrietamiento empeora irreversiblemente con el tiempo, según ha
reconocido el Consejo de Seguridad Nuclear ante el Parlamento.
Además de estos graves problemas estructurales, el mal estado de
numerosos equipos y elementos de la central ha provocado una
cascada de sucesos de seguridad, varios de ellos penalizados como
de Nivel 1 en la Escala Internacional de Sucesos Nucleares (INES),
y abundantes paradas forzosas del reactor.
El más reciente de esos sucesos de seguridad es el fallo de los
sistemas de suministro de electricidad de emergencia (que le supuso
un Nivel 1 en la INES en agosto pasado), uno de los cinco sufridos
en 2008, pero deben recordarse, entre otros muchos: la rotura de un
elemento de combustible nuclear en diciembre de 2006, que obligó a
adelantar la última parada de recarga; fugas de agua al pozo seco
del reactor, en 2007; la avería en el sistema de ventilación del
aire del interior de la contención primaria, en 2008; el
comportamiento anormal de las válvulas de ventilación del edificio
del reactor (en 2005, otro Nivel 1); diversas roturas de las bombas
del circuito primario, etc.; parada forzosa por falta de
refrigeración exterior en el verano de 2006; etc.
Además es evidente su pésima cultura de seguridad, que ha
llevado por ejemplo a situaciones tan graves como la no detección,
durante 7 meses, de la inoperabilidad de la instrumentación
post-accidente de la temperatura interior de la contención
(detectado en noviembre de 2005, y que fue calificado como Nivel 1
en la INES), éste suceso reafirmó claramente la falta de controles
suficientes en la instalación de Garoña; o el envío de chatarra
contaminada radiactivamente a una instalación de reciclado (en
2004, otro Nivel 1), además de numerosos fallos derivados de
errores humanos en el cumplimiento de procedimientos o en la
interpretación de manuales de instrucción.