Comunicado de prensa - octubre 9, 2006
La organización ecologista Greenpeace condena el ensayo nuclear subterráneo realizado por Corea del Norte. Los servicios de inteligencia de Corea del Sur han detectado un movimiento sísmico de magnitud 3,58 que confirma la realización del ensayo. Con el mismo, Corea del Norte se convierte en el noveno país que cuenta con armamento nuclear.
Kim Jong II Secretario General de la República Democratica de Corea del Norte
"Condenamos este ensayo nuclear, que
pone de manifiesto la debilidad del Tratado de No-Proliferación
Nuclear (TNP). Pyongyang ha puesto una vez más de manifiesto la
peligrosa relación que existe entre la investigación nuclear, la
energía nuclear y las armas atómicas" ha declarado Juan López de
Uralde, director de Greenpeace en España.
Greenpeace también hace un
llamamiento a la moderación a otros países, como Corea del Sur,
Japón y Estados Unidos, y pide una salida negociada para este
conflicto. Un paso urgente es reanudar las conversaciones a Seis
Bandas (que llevan a cabo EE UU, Rusia, China, Japón y las dos
Coreas desde que Corea del Sur se retiró del TNP en 2003, y cuyo
objetivo es encontrar una salida pacífica a la crisis causada por
el programa nuclear de este país).
Corea del Norte también ha intentado
probar misiles capaces de lanzar una bomba nuclear, pero sin éxito
por el momento. Durante el último test, realizado en el Pacífico
(en julio de 2006), el misil se destruyó en pleno vuelo. Por ello,
aparentemente, este país no tiene un sistema confiable para lanzar
armas nucleares.
Greenpeace denuncia la escalada
nuclear global y recuerda el arsenal atómico de las potencias
firmantes del TNP. Por ejemplo, sólo Estados Unidos cuenta con más
de 5.000 armas nucleares en su arsenal. Además, este país tiene
submarinos nucleares en el océano Pacífico; bombarderos nucleares
en bases militares por todo el mundo, incluida la isla de Guam, en
el Pacífico, y misiles intercontinentales en almacenes en su propio
territorio. Todos ellos podrían alcanzar Corea del Norte. Por ello
la solución a esta crisis debe ser pacífica, y formar parte de un
esfuerzo más amplio para reforzar el régimen global de desarme y no
proliferación.