En el momento del comienzo de la Junta de accionistas de Iberdrola en Bilbao, los activistas de Greenpeace han bajado de la chimenea para simbolizar que ahora queda en manos de los accionistas la tarea de exigir el cumplimiento del compromiso público que Iberdrola tiene con la lucha contra el cambio climático.
Los activistas de Greenpeace pasan la segunda noche en la chimenea de la central térmica de Pasaia (San Sebastián).
A las 11:00 horas, en el momento del comienzo de la Junta de accionistas de Iberdrola, los activistas han bajado de la chimenea para simbolizar que ahora queda en manos de los accionistas la tarea de exigir el cumplimiento del compromiso público que Iberdrola tiene con la lucha contra el cambio climático.
Activistas de Greenpeace, que llevan ya dos días subidos a la chimenea de la central térmica de Pasaia, hacen una pintada que dice "CO2 EZ" (Stop CO2).
La acción de Greenpeace ha demostrado también que las
consecuencias de la débil política del Gobierno ante el cambio
climático, a base de regalar derechos de emisión a las eléctricas y
subvencionar la quema de carbón, supone premiar al que contamina,
de forma que ni siquiera las compañías que han sabido detectar el
valor económico de las energías renovables, como Iberdrola, son
capaces de abandonar el negocio de la energía sucia.
Las consecuencias del cambio climático se van a poner de
manifiesto al máximo nivel dentro de 3 días, el próximo 2 de abril,
cuando comience en Bruselas la reunión del Grupo de Trabajo II del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC),
organismo científico asesor en materia de cambio climático para
Naciones Unidas. El resultado de esta reunión será un informe que
recogerá todos los conocimientos científicos actuales sobre los
impactos y la vulnerabilidad al cambio climático. El informe
explicará cómo afectará a la disponibilidad de agua dulce, a los
fenómenos meteorológicos extremos (como sequías, inundaciones y
huracanes), a la desertificación, al deshielo, a la subida del
nivel del mar, a las migraciones humanas, a las infraestructuras, a
los ecosistemas, etc, una probable subida de las temperaturas
medias globales durante este siglo entre 1.1°C y 6,4°C por encima
de los niveles de entre 1980 y 1999.
La protesta de Greenpeace pidiendo el cierre de la térmica de
Pasaia se reflejará hoy en la Junta de accionistas de Iberdrola,
que se celebra en Bilbao. Por ello a las 11:00 horas, en el momento del comienzo de la Junta, los activistas han bajado de la chimenea para simbolizar que ahora queda en manos de los accionistas
la tarea de exigir el cumplimiento del compromiso público que
Iberdrola tiene con la lucha contra el cambio climático.
"Obtener beneficios económicos a costa de los impactos del
cambio climático no es ético en el presente, ni rentable en el
futuro" ha declarado Raquel Montón, responsable de la campaña de
Cambio Climático de Greenpeace. "Los accionistas tienen que exigir
a la dirección de Iberdrola que su compañía se aleje de negocios
sucios e insostenibles como el carbón".
El pasado día 27, Greenpeace comenzaba una acción de protesta
pidiéndole a Iberdrola que demostrara que su apuesta por las
renovables, el Protocolo de Kioto, la sostenibilidad y el medio
ambiente era una apuesta segura. Para ello la organización
ecologista pide que presente un plan de cierre de sus tres térmicas
de carbón, comenzando por la central de Pasaia. La acción de Greenpeace ha puesto en evidencia diversas contradicciones y engaños:
* Mientras Iberdrola afirmaba en un comunicado de prensa que
su central térmica cumple con todos los requisitos
medioambientales, fuentes del ayuntamiento han señalado a
Greenpeace que la central tiene abierto un expediente de investigación por incumplimiento de las exigencias medioambientales.
* Mientras el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez
Galán, afirmaba en la rueda de prensa el miércoles 28 en Bilbao que
el cierre de Pasaia se produciría tras 20.000 horas de
funcionamiento, tal y como establecían las Administraciones
públicas, unas horas más tarde la compañía desmentía este punto a la agencia de noticias EFE,
desautorizando de este modo a su Presidente.
"Pedimos a la Junta de accionistas que se tome en serio el
problema del cambio climático, y no tengamos que asistir nuevamente
a evasivas, imprecisiones y rectificaciones," declaró Montón.
El clima en el País Vasco está cambiando y estos cambios van en
aumento. La subida del nivel del mar es sin duda uno de los
impactos del cambio climático más notables en el litoral. La subida
del nivel del mar estimada en este siglo es de 50 centímetros hasta
1 metro. Ante una subida generalizada, las zonas más vulnerables
son los deltas y las playas confinadas, que causará pérdidas en un
número importante de playas, especialmente en el Cantábrico. De las
95 playas con estas características situadas en Euskadi y
Cantabria, desaparecerán 23, lo que supone un 35%, y en términos de
longitud de playa la pérdida supera el 50%. Esta previsión se
realiza considerando el escenario de menor subida y sin incluir
también los efectos derivados de las variaciones en la altura del
oleaje. Se puede estimar, según la Universidad de Cantabria, que en
el País Vasco y Cantabria elevaciones de 0.5 y 1 m afectarían
respectivamente a unos 25 y 79 km2.
"Las centrales térmicas están cambiando el clima, y sus dueños
se niegan a cerrarlas. Es obligación del Gobierno dejar de
favorecer esta situación y dar la cara dejando de subvencionar el
carbón, las emisiones de CO2, y favoreciendo el desarrollo de las
energías renovables", ha declarado Montón .