Acción de Greenpeace en Garoña, para pedir al Gobierno el cierre de la central nuclear de Garoña, que sufre un imparable proceso de agrietamiento múltiple por corrosión que afecta a componentes de la vasija del reactor, fundamentales para la seguridad.
6 activistas se han encadenado a 4,5 metros de altura en la
parte superior de la puerta principal de acceso a la central
nuclear y han desplegado una gran pancarta con el texto "Garoña
falla: ¡cierre ya!", al tiempo que el resto de activistas
bloqueaban desde abajo dicha puerta y exhibían pancartas con el
texto, en inglés y español, de "Zapatero: Nuclear Phase Out now!" y
"Zapatero: ¡cierra las nucleares ya!", en alusión al compromiso del
presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
Visto el fracaso medioambiental, económico y tecnológico de la
energía nuclear, Greenpeace insta al Gobierno socialista a poner en
marcha un plan de cierre progresivo pero urgente de las centrales
nucleares, con el fin de avanzar hacia un modelo energético más
sostenible, basado en energías más limpias, más seguras y menos
costosas que la energía nuclear, tal y como recogía el propio
programa electoral del PSOE a las últimas Elecciones Generales
Greenpeace denuncia el funcionamiento peligroso de la central
nuclear de Garoña, que sufre un imparable proceso de agrietamiento
múltiple por corrosión que afecta a componentes de la vasija del
reactor, fundamentales para la seguridad. A finales de 2003,
responsables del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), en
comparecencia ante la Comisión de Economía del Congreso de los
Diputados, reconocieron que este problema va a seguir empeorando
inexorablemente.
"Los problemas de agrietamiento en la vasija del reactor
demuestran que la vida útil de Garoña está agotada y que su
funcionamiento es peligroso. Su escasa contribución energética al
sistema eléctrico peninsular (el 1,8%) no puede servir de excusa
para prolongar su peligroso funcionamiento" -ha declarado Carlos
Bravo responsable de la campaña de energía nuclear de
Greenpeace.
Los últimos datos disponibles refuerzan la evidencia de la
degradación de su seguridad y el agotamiento de la vida útil de
Garoña. Así, en un informe del mayo de 2003 que recoge los
resultados de las inspecciones realizadas durante la última parada
de recarga de combustible, el CSN reconoce que se han detectado en
Garoña "nuevos defectos [grietas] localizados en zonas diferentes a
las consideradas usuales" en los tubos (llamados penetraciones) que
atraviesan la vasija del reactor y a través de los cuales deben
introducirse al interior de la vasija las barras de control (cuya
importantísima función es la de parar la reacción nuclear que tiene
lugar en el núcleo de uranio).
En cuanto a aspectos sanitarios, existen elementos de
preocupación en relación con la posible incidencia negativa en la
salud pública de la actividad de la central nuclear de Garoña. Así,
los estudios realizados por la Unidad de Epidemiología del Cáncer
del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos
III del Ministerio de Sanidad, publicados en julio de 2001, indican
la existencia de tasas más altas de cáncer de estómago y de pulmón
en los habitantes de las localidades del entorno de la central
nuclear de Garoña. Estos estudios concluyen que estos incrementos
están ligados a la proximidad a esta instalación, y que se
produjeron en el periodo posterior al inicio de actividad de la
central nuclear, tras comparar con la situación anterior a su
entrada en funcionamiento.
Por todos estos motivos, Greenpeace exige al Gobierno socialista
que ordene el cierre inmediato y definitivo de la central nuclear
de Garoña y se proceda a su total desmantelamiento.
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