Greenpeace apoya las medidas anunciadas por el Ministro de Industria, Comercio y Turismo, José Montilla, para penalizar el derroche de energía mediante tarifas progresivas, y exige que se lleven a la práctica con urgencia, para poner freno al crecimiento desbocado de la demanda energética.
La demanda sigue creciendo en España de forma irracional ante la práctica inexistencia de medidas de ahorro y eficiencia energética
Sin embargo, la organización ecologista reclama a Industria que
establezca un etiquetado eléctrico oficial, estándar y homologado,
para que los consumidores conozcan el origen de la electricidad que
compran.
"Penalizar económicamente a quien derroche energía es tan
importante como premiar a quien ahorre. Pero no basta: si queremos
que los consumidores modifiquen sus pautas de consumo, tienen que
saber que los impactos ambientales del consumo excesivo los pagamos
todos, y para ello es imprescindible darles información fiable a
través de un etiquetado eléctrico estándar, para que puedan
elegir" -ha declarado José Luis García Ortega, responsable de proyectos de la Campaña de Energía de Greenpeace España-.
Greenpeace valora positivamente que el Gobierno, por fin, se
muestre dispuesto a actuar sobre la demanda, pero denuncia que al
mismo tiempo pretende legalizar el engaño "verde" de las eléctricas
mediante un decreto que permitiría a las compañías inventarse la
etiqueta que indique el origen de la electricidad.
Según el decreto propuesto por el Gobierno, las eléctricas
podrán inventarse el etiquetado eléctrico que quieran para indicar
el origen de la electricidad que venden, sin que exista una
etiqueta estándar, ni en su forma ni en su contenido, que facilite
a los consumidores la comparación entre lo que ofrecen unos u otros
suministradores. Esa etiqueta no tendrá que contener la información
sobre el impacto ambiental de la electricidad suministrada ni habrá
ningún órgano independiente que controle la fiabilidad de la
información proporcionada. Greenpeace pide al ministro de Industria
que la nueva normativa
obligue a las compañías eléctricas a informar no sólo sobre el origen
sino sobre los impactos de la electricidad que venden, a través de un
etiquetado eléctrico oficial estándar y cuya información sea generada y
controlada por un organismo independiente, como la Comisión Nacional de
Energía.
Montilla está bloqueando un etiquetado eléctrico fiable también
en el Congreso, oponiéndose a través del Grupo Socialista a una
enmienda de ERC al proyecto de Ley de impulso de la Productividad,
que obligaría a un etiquetado eléctrico con formato uniforme, que
incluya los impactos ambientales y que garantice la rigurosidad de
los datos.
Para hacer frente al crecimiento de la demanda eléctrica,
Greenpeace exige la aprobación urgente del prometido Plan de Acción
de la estrategia de ahorro y eficiencia energética. Este plan
debería incluir, además del etiquetado eléctrico que pide
Greenpeace, las siguientes medidas:
- Tarifas progresivas por tramos, con precios mayores cuanto
mayor sea el consumo.
- Programas de gestión de la demanda, financiados a través de las
tarifas eléctricas, para dar incentivos económicos para la
sustitución de equipamiento por alternativas de alta eficiencia
energética, como los electrodomésticos de clase A.
- Plan de choque contra el aire acondicionado, advirtiendo de su
elevado consumo energético y promoviendo alternativas eficientes
para cada uso: sistemas de evaporación o de absorción, ventiladores
de techo, diseño bioclimático de edificios...
- Ofrecer a todos los consumidores el acogerse a tarifas
interrumpibles.
"Protegernos
del calor mediante el aire acondicionado es suicida, porque su altísimo
consumo energético es la principal causa del cambio climático, que va a
hacer subir aún más las temperaturas" -añadió el
portavoz de Greenpeace.
El etiquetado eléctrico es una de las medidas de gestión de la
demanda recomendadas en el reciente informe de expertos publicado
por la Fundación Alternativas (1). Greenpeace pide al Gobierno que atienda las
recomendaciones de los expertos y las lleve a la práctica.