imagen área de la central nuclear de Cofrentes, en Valencia
En este sentido es especialmente relevante el reciente suceso
de fugas en los accionadores de las barras de control, elementos de
suma importancia para la seguridad ya que son los que permiten
controlar y parar, en su caso, las reacciones nucleares en el
reactor.
La elevada tasa de fallos en la seguridad que se dan en la
central de Cofrentes, y de los que son una muestra evidente los
numerosos incidentes que están sucediendo en la actual parada de
recarga, son una demostración palpable de la pésima Cultura de
Seguridad de Iberdrola.
A esa actitud negligente en la operación de esta instalación hay
que sumar la falta de transparencia informativa de Iberdrola ante
los problemas de la central nuclear, de la que además se han hecho
eco diversos sindicatos con representación en la misma. Así, por
ejemplo, en el suceso ocurrido el pasado 25 de mayo, de
desbordamiento de agua radiactiva de la piscina superior de la
central y que contaminó diversos equipos y el propio recinto de la
instalación, y del cual Iberdrola no ha hecho notificación
alguna.
Especialmente relevante, por su importancia desde el punto de
vista de la seguridad, resulta el suceso de fugas en los
accionadores de las barras de control, detectado el pasado 24 de
junio. Por la información de que dispone Greenpeace, todo apunta a
que se trata de un problema de corrosión inducida por mala química
del circuito primario, lo que significa que, en principio, podrían
además estar afectadas otras partes del sistema. Esta explicación
implica que la responsabilidad de lo ocurrido recae en el operador
de la central, puesto que parece evidenciarse que su programa de
química del primario es de mala calidad.
Para Greenpeace resulta lamentable que, a pesar de la relevancia
del suceso, Iberdrola no haya notificado el suceso, argumentando
que la fuga que se había detectado estaba localizada fuera de la
barrera de presión. Greenpeace considera que la decisión del
titular de no considerar el suceso como notificable es una práctica
obviamente poco conservadora y demuestra la manifiesta intención de
ocultar al público los hechos ocurridos así como su extraordinaria
relevancia. Las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento (ETF)
permiten al operador notificar cualquier suceso relacionado con la
seguridad que éste considere relevante. Es evidente que el sistema
de accionamiento de las barras de control, que es el que asegura la
inserción inmediata de dichas barras en el núcleo cuando ello es
necesario, es importante para la seguridad y Greenpeace considera
que cualquier cosa que afecte al mismo debería ser valorado como
relevante.
"A la lamentable actitud de Iberdrola hay que sumar la
criticable actuación del Consejo de Seguridad Nuclear que,
siguiendo su habitual línea de oscurantismo, se ha limitado a hacer
pública una brevísima mención del suceso que no aporta información
sólida para valorar el verdadero alcance del suceso", ha declarado
Carlos Bravo, responsable del Área de Energía de Greenpeace.
En efecto, la actitud del CSN al respecto es deplorable. El
pasado 24 de junio, el CSN se limitó a publicar una escueta nota de
prensa haciéndose eco del suceso, que no permitía realizar una
adecuada valoración. Con posteridad a dicha fecha, el CSN no ha
publicado ninguna otra informacion adicional.
Asímismo, Greenpeace considera que ante la preocupación que el
suceso despierta en la sociaedad, el CSN debería hacer pública
información exahustiva y detallada sobre las siguientes
cuestiones:
* Forma y momento en el que se detectó la fuga y medidas
tomadas por el operador para mitigar el suceso.
* El fenómeno que ha dado lugar a que se produjera la fuga:
origen, causa, cuando se inició el proceso, duración, ritmo, qué
factores han coadyubado en el mismo, etc.
* Valoración de la actuación del titular antes, durante y
después del suceso.
* Descripción del estado de todos los elementos del sistema
que podrían haber sido afectados por por el fenómeno.
* Experiencia operativa interna y externa en relación con
sucesos similares y las medidas tomadas por Cofrentes.
* Planes de la central para resolver la situación y programa
previsto de implantación de las medidas correctoras.
* Valoración de la relevancia del suceso en relación con el
posible impacto en la seguridad en condiciones de operación
normales y anormales.
"Tras el escándalo generado por la central nuclear de
Vandellós-2, donde ha quedado demostrado que el titular operó la
central con márgenes de seguridad reducidos por dar prioridad a sus
intereses económicos sobre la seguridad, el CSN no puede adoptar
nuevamente una actitud permisiva con respecto a Cofrentes y
permitir que funcione en condición degrada", añadió Bravo.