Comunicado de prensa - septiembre 21, 2005
El pasado 26 de mayo, la central nuclear de Santa Mª de Garoña (Burgos) sufrió una parada forzosa para tratar de localizar una fuga de agua al pozo seco del reactor que venía produciéndose al menos desde el 14 de mayo y cuya evolución iba empeorando significativamente día tras día. Este nuevo problema en el reactor de Garoña se produce tan sólo mes y medio después de la última parada de recarga de la central.
Activistas de Greenpeace elevan un globo aerostático demandando el cierre de la central nuclear de Garoña
Tras más de 3 meses en espera de una contestación del Consejo de
Seguridad Nuclear (CSN), este Organismo ha respondido a una carta
de Greenpeace del pasado 2 de junio solicitando información al
respecto de este problema. El CSN ha reconocido estos hechos, que
son una prueba más del pésimo estado de seguridad en que se
encuentra esta central nuclear.
Greenpeace critica el secretismo de Nuclenor, propietaria de
Garoña, que silenció ante la opinión pública este hecho, ocultando
además el pronunciado deterioro que sufre la central tanto en la
vasija del reactor como en otros sistemas importantes para la
seguridad. Asimismo, Greenpeace considera lamentable que el CSN no
informara al público en su momento sobre esta parada forzosa de
Garoña, así como la tardanza en contestar la solicitud de
información de Greenpeace.
El CSN reconoce en su carta que, a partir del día 14 de mayo, se
detectó "un aumento significativo del caudal [de agua] a sumidero
de suelos [del pozo seco del reactor]", lo que obligó a Nuclenor a
realizar durante varios días una serie de pruebas para tratar de
localizar la procedencia de las fugas, cuyo nivel seguía
incrementándose acercándose paulatinamente al limite permitido por
las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento de la central. Dada
la situación, Nuclenor se vio obligada a comunicar el día 20 de
mayo al CSN que debía realizar una parada forzosa del reactor con
el fin de localizar y reparar la fuga, tal y como reconoce el CSN
en su escrito a Greenpeace.
La fuga procedería del Sistema de Inyección de Refrigerante de
Alta Presión (HPCI), un sistema de seguridad de la central cuya
relevante función es la de inyectar refrigerante a alta presión a
la vasija del combustible nuclear en situaciones de emergencia en
las que se produce una reducción accidental del volumen normal del
refrigerante del núcleo de uranio del reactor. El correcto
funcionamiento del sistema HPCI es, por tanto, fundamental para
tratar de evitar un grave accidente, ya que la pérdida de
refrigerante es una de las peores situaciones que pueden ocurrir en
una central nuclear.
Para Greenpeace, este suceso es otra prueba más del
funcionamiento peligroso de la central nuclear de Garoña. Ésta
sufre además un imparable proceso de agrietamiento múltiple por
corrosión que afecta a componentes de la vasija del reactor,
fundamentales para la seguridad. A finales de 2003, responsables
del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), en comparecencia ante la
Comisión de Economía del Congreso de los Diputados, reconocieron
esta situación. Greenpeace exige al Gobierno socialista que ordene
el cierre inmediato y definitivo de la central nuclear de Garoña y
se proceda a su total desmantelamiento.
imagen de un reactor de agua en ebullición