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El Consejo de Seguridad Nuclear deja sin multar más de 800 infracciones desde el año 2000

Greenpeace revela hoy en un análisis la actuación del CSN. 7En lugar de imponer sanciones económicas, el CSN se limita a remitir cartas amonestando a los titulares y recordándoles sus obligaciones

Comunicado de prensa - julio 25, 2006
Desde que en 1999 se modificara la Ley de Energía Nuclear para permitir que el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) pudiera sustituir sanciones pecuniarias (multas) por apercibimientos (que son simples advertencias a los titulares en las que se les conmina a cumplir sus obligaciones), el CSN no ha parado de utilizar la figura del apercibimiento en lugar del de las sanciones, habiendo dejado sin multar un total de 818 infracciones desde el año 2000, de carácter grave en un número significativo de casos.

Madrid, 26/05/2006 aniversario de la catástrofe de Chernóbil, a las 11 horas de la mañana, activistas de Greenpeace han simulado la presencia de unos 50 cadáveres en la Plaza Mayor de Madrid para recordar a las víctimas del peor accidente de la industria nuclear jamás conocido y denunciar lo absurdo de apostar por un futuro energético basado en la energía nuclear cuando, el 26 de abril de 1986, quedó trágicamente demostrado el peligro para la salud y el medio ambiente de la energía nuclear.

Si en el 2000, el primer año en el que CSN empezó a aplicar apercibimientos, tan sólo se utilizaron en ocho ocasiones, en los años sucesivos se dispararon, pasando a 96 en el 2001, año en el que María Teresa Estevan Bolea ya ocupaba la presidencia del CSN, y casi 200, en el 2002. La tónica se ha mantenido en los años sucesivos, con una cifra récord de 221 en el 2005.

Así queda constatado en un informe remitido por el CSN al Congreso de los Diputados a petición del diputado Joan Herrera, del grupo parlamentario de Izquierda Verde- Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds (IV-IU-ICV), quien realizó, a petición de Greenpeace, una pregunta parlamentaria al respecto. Esta mañana, a las 12:00, representantes de Greenpeace se reunen con Joan Herrera en la sede de ICV en Barcelona para entregarle un análisis jurídico de la figura del apercibimiento y de la lamentable aplicación que de ella ha hecho el CSN.

"Es un verdadero escándalo que el organismo oficialmente encargado de velar por la seguridad de las centrales nucleares las perdone multas de entre 10 y 100 millones de pesetas como si no pasase nada. Con ello, en lugar de fomentar el cumplimiento riguroso de la normativa, favorece que los gestores de estas instalaciones hagan caso omiso de ella", ha declarado Carlos Bravo, responsable de la campaña de Energía de Greenpeace.

Greenpeace pide revisar con carácter de urgencia la Ley de Energía Nuclear, que es una ley trasnochada (del año 1964), y muy especialmente su régimen sancionador, que establece sanciones ridículas para las centrales nucleares. Entre otras cosas, que se eliminen por completo todas las habilitaciones que se han concedido al CSN en el pasado que permiten a este Organismo aplicar de manera arbitraria la normativa y la potestad sancionadora, tales como sustituir sanciones por apercibimientos o aplicar multas coercitivas.

Del análisis del informe remitido por el CSN al Parlamento se concluye que mayoritariamente son las instalaciones radiactivas las que se ven más beneficiadas en número por la magnanimidad o arbitrariedad del CSN. No obstante, también a las centrales nucleares se les perdonan las multas, tanto en cuanto a su funcionamiento como instalación nuclear como en relación con las deficiencias de las instalaciones o servicios radiactivos autorizados que prestan servicios para las mismas.

A la central nuclear de Vandellós-2 se le perdonaron dos multas, en el 2001 y en 2002, por realizar cambios de titularidad de la central sin autorización y por superar la potencia máxima autorizada del reactor, que de haberse analizado y sancionado con rigor es posible que se hubieran detectado entonces los graves problemas de organización que dos años más tarde estarían detrás del grave accidente que provocó la rotura de una tubería del sistema de agua de servicios esenciales.

La central nuclear de Cofrentes con cuatro apercibimientos, el último hace tan sólo unos meses, es la que mejor parada sale con esta práctica. El CSN perdonó a Cofrentes una multa en el 2001 por el incumplimiento de las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento, una infracción que, según consta en el apercibimiento, fue calificada como grave, y por tanto se debería haber sancionado con multa entre 60.101 € (10 millones de pts.) y 601.012 € (100 millones de pts.). A esta misma central se le han perdonado otras tres multas más. Las centrales de Almaraz, Ascó y Zorita también han sido agraciadas.

Entre las muchísimas instalaciones radiactivas apercibidas por el CSN se encuentran todo tipo de actividades, desde meras actividades industriales, hasta hospitales y centros de salud. Resulta increíble observar la inacabable lista de hospitales y clínicas que tendrían que haber sido duramente sancionadas y que, sin embargo, el CSN lo ha arreglado con una sencilla carta de amonestación. Los responsables políticos deberían exigir al CSN que hiciese cumplir la normativa de manera estricta y rigurosa para evitar que se repitan accidentes tan graves como el del acelerador de Zaragoza, que provocó la muerte de varios pacientes. De no haberse producido víctimas, seguramente para el CSN las deficiencias del acelerador no serían más que leves incumplimientos formales que no hubieran dado lugar ni siquiera a una sanción.

Greenpeace sabe que los inspectores que visitan las instalaciones y denuncian las infracciones no son responsables de que después éstas se transformen en simples apercibimientos. Son sus inmediatos superiores y los directores, que tienen nombres y apellidos, quienes impiden que estas conductas se sancionen con el debido rigor. Por eso Greenpeace exige que se depuren responsabilidades dentro del CSN para acabar con una práctica antijurídica, que debiera repugnar al organismo regulador. Por supuesto que el Consejo, como órgano de gobierno, es el primer responsable por dejación de funciones y por permitir que esta práctica se haya convertido en la norma y no en la excepción.

1.- Disponible el informe de Greenpeace "Análisis de la aplicación de la figura del apercibimiento por el consejo de seguridad nuclear del 2000 al 2005" 2.- La respuesta del CSN al diputado de ICV, Joan Herrera, está disponible en nuestra web