Comunicado de prensa - abril 8, 2008
En el Día Internacional de la Lucha Contra los Transgénicos (u Organismos Modificados Genéticamente, OMG), Greenpeace recuerda que la situación en España sigue siendo extremadamente preocupante, con una absoluta falta de transparencia, inexistente trazabilidad, descontrol de los cultivos experimentales y decenas de nuevas variedades modificadas genéticamente (MG) aprobadas. El Gobierno español sigue tolerando el cultivo de un maíz de la empresa transnacional Monsanto, el MON 810, cuya peligrosidad ha sido claramente demostrada.
Activistas de Greenpeace marcan un campo de maíz transgénico experimental con una gigantesca señal de "PROHIBIDO".
La contaminación de cultivos naturales por transgénicos es un
grave problema que afecta a toda la UE y especialmente a nuestro
país. En 2007, hubo 29 nuevos casos en 23 países. Solamente en
España se han denunciado seis casos de agricultores cuyas cosechas
de maíz han sido contaminadas por el maíz de Monsanto. "A pesar de
ello, no existe una legislación internacional que obligue a las
compañías biotecnológicas a pagar por los daños y por las pérdidas
económicas que producen sus semillas manipuladas", ha declarado el
responsable de la campaña de transgénicos de Greenpeace,
Juan-Felipe Carrasco.
Tras 11 años de cultivo, se ha comprobado que las semillas
modificadas genéticamente no reportan los beneficios prometidos por
la industria biotecnológica:
- No reducen el empleo de productos químicos en el campo, sino
todo lo contrario. En la última década se han dado enormes
incrementos en el volumen de herbicidas aplicados a los cultivos
transgénicos.
- Sus rendimientos son menores, o en el mejor de los casos
equivalentes a los de las variedades no transgénicas
- Sus impactos sobre el medio ambiente están cada vez más
documentados: contaminación de especies silvestres emparentadas,
reducción de la biodiversidad, contaminación química del suelo y de
los acuíferos son algunos de los problemas asociados al cultivo de
OMG.
- No han aportado mejoras a la calidad de los alimentos, sino
grandes incertidumbres sobre la inocuidad de los productos que
contienen ingredientes transgénicos.
- Para los agricultores, la aparición de malas hierbas y de
adventicias resistentes a varios herbicidas asociada a los cultivos
MG, empieza a ser motivo de preocupación. En el caso de los
cultivos insecticidas, se reconoce que es inevitable la evolución y
proliferación de insectos plaga resistentes. Ello obligará a los
agricultores convencionales a recurrir a plaguicidas cada vez más
agresivos y costosos, mientras que la pérdida de eficacia de
insecticidas naturales, como el Bt, será un grave perjuicio para la
agricultura ecológica.
- No contribuyen a aliviar la pobreza ni el hambre en el mundo.
Al contrario, las aplicaciones comerciales de la biotecnología en
la agricultura están aumentando la brecha que separa a pobres y
ricos. Un dato significativo: la mayor parte de las cosechas MG se
destinan a alimentación ganadera para satisfacer el consumo de
carne -excesivo en muchos casos- de los países ricos.
La semana pasada, el Consejo de Gobierno de Canarias acordó
declarar la Comunidad Autónoma como zona libre de cultivos
transgénicos. Con ella, ya son cuatro las Comunidades que se han
declarado libres de transgénicos, junto a más de 50 municipios en
todo el Estado. "Ante estas realidades, El Ministerio de
Agricultura no puede seguir excusándose con la falta de
competencias para mantener la situación actual. Otros muchos países
europeos han tomado medidas activas para prohibir estos cultivos y
proteger la salud de sus ciudadanos y el medio ambiente. La única
alternativa es la moratoria contra el MON 810", ha añadido
Carrasco.
El mundo necesita enfoques agrícolas sostenibles y es hora de
que los gobiernos y los especialistas dediquen sus energías y
recursos a desarrollar tecnologías y políticas compatibles con la
protección del medio ambiente, una producción segura y de calidad y
un reparto justo entre todos los seres humanos. "Es crucial que la
UE proteja a los agricultores, los consumidores y al medio
ambiente, poniendo en marcha una moratoria global europea contra el
cultivo de transgénicos", ha concluido Carrasco.