"Es una enorme metedura de pata del
Ministerio de Medio Ambiente, que no sólo da un mal ejemplo gastando más dinero
por el mismo producto, sino que está contribuyendo al lavado de imagen de la
campaña engañosa de Iberdrola" -ha declarado José Luis García Ortega,
responsable de proyectos de la campaña de Energía de Greenpeace España- "Si
hasta el Ministerio se deja engañar por Iberdrola, imaginemos lo indefensos que
están los consumidores de a pie ante la falta de un etiquetado eléctrico que les
permita saber el verdadero origen de la energía que
compran".
El
"carácter engañoso" de las campañas publicitarias de "energía verde" de
Iberdrola quedó demostrado en un informe de la Comisión Nacional de Energía, en
el que daba la razón a todos los argumentos que Greenpeace ha venido denunciando
como "el engaño verde" de las eléctricas. Según dicho informe, los certificados
"verdes" no dan ninguna garantía de que el consumidor está recibiendo la energía
"verde" que cree haber comprado. Además, dicha compra es inútil para el medio
ambiente, pues no reduce las emisiones de CO2 (ya que la energía "verde" que les
venden es la misma que ya se estaba produciendo) y no ayuda al crecimiento de
las energías renovables (ya que no se garantiza que lo que el consumidor paga de
más se reinvierta en renovables).
Para
evitar más engaños, Greenpeace exige al Ministerio de Industria la aprobación
urgente de un etiquetado eléctrico uniforme y
fiable, que informe sobre el origen de la electricidad que compramos y sus
impactos ambientales en toda la publicidad de las eléctricas y en el recibo de
la luz, tal como reclaman consumidores, ecologistas y sindicatos a través de la
campaña "QUEREMOS SABER PARA PODER
ELEGIR".
Recientemente, la Comisión Nacional
de Energía ha expresado que, de acuerdo con Greenpeace, "considera necesario
el establecimiento de un sistema oficial y unificado de garantía de origen que
permita el etiquetado eléctrico, de tal forma que se consiga la diferenciación
de productos dentro del mercado de electricidad, con ventajas no sólo
ambientales sino de transparencia y eficiencia, al permitir al consumidor elegir
la empresa comercializadora sobre la base no sólo del precio o de la atención al
cliente, sino también, en función de la calidad ambiental de la energía que ésta
oferta."
El etiquetado eléctrico ya es
obligatorio según una directiva europea, y debe implantarse ya en España, de
acuerdo con el mandato unánime del Congreso de los Diputados, que aprobó en
julio una ley que obliga al Gobierno a velar para que todas las compañías
eléctricas tengan que acompañar las facturas de una etiqueta, con un diseño
uniforme y oficial, que indique con claridad el origen de la electricidad
vendida al consumidor y el impacto ambiental producido en su generación.