Acción de Greenpeace. Activistas de Greenpeace 'cierran' la central de Vandellós-2 para recordar a Zapatero su compromiso de abandonar la energía nuclear. Vista del Arctic Sunrise frente a vandellós-2.
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Además el CSN reconoce también en dicho informe que el suceso de
corrosión del Sistema de Agua de Servicios Esenciales (sistema EF)
ha tenido consecuencias más graves de lo esperado y que van mucho
más allá de lo inicialmente reconocido por el titular de la central
y por el propio CSN. Destaca especialmente por su importancia la
presencia inesperada de agua en la solera del edificio de
contención del reactor.
Greenpeace considera un grave error que el CSN se haya plegado a
las presiones de las compañías propietarias de Vandellós-2 (Endesa
e Iberdrola) y haya autorizado el arranque de la central con tan
graves deficiencias para la seguridad. Por ello exige que, al
menos, la central se mantenga parada hasta que los sistemas
afectados no hayan sido sustituidos por otros de nuevo diseño que
no se vean afectados por los fenómenos de corrosión creados por el
ambiente marino.
Lo primero que destaca de la lectura del informe técnico
publicado por el CSN es la magnitud de las deficiencias provocadas
por la corrosión detectada inicialmente en el sistema EF y puesta
de manifiesto en agosto de 2004. Además de este sistema y del de
Protección Contra Incendios (sistema KC), del que apenas se había
informado a pesar de encontrarse seriamente degradado, el CSN ha
ocultado hasta ahora que estaban afectados otros sistemas de agua
de la central, de diverso grado de importancia para la seguridad,
así como conductos eléctricos y cables enterrados de alimentación
eléctrica y de control de equipos e incluso el "liner" de la
contención (revestimiento metálico de la contención). Destaca sobre
todo esto ultimo, ya que el CSN, según su informe, sólo ha tenido
noticia de ello durante las actividades en la recarga debido a que
el titular no había informado, en una nueva muestra de grave falta
de transparencia y de colaboración con las autoridades de
seguridad.
"Es especialmente grave que el CSN
reconozca ahora, con la decisión del arranque de Vandellós-2 ya tomada,
y a pesar de sus promesas de total transparencia, que la central se
encuentra en condiciones mucho peores de lo que inicialmente se había
admitido" -declaró Carlos Bravo, responsable del Área de
Energía de Greenpeace.- "Esta
política de hechos consumados por parte del CSN es una burla a todos
los ciudadanos y en especial a los parlamentarios que participaron en
la Ponencia del Seguridad Nuclear del Congreso de los Diputados que
investigó este suceso, a quienes no se informó del alcance de los
daños".
Aunque el informe del CSN no detalla el estado de degradación y
las reparaciones efectuadas en los sistemas y componentes
afectados, pone de manifiesto que la central y el CSN han tratado
de minimizar las consecuencias del suceso. Greenpeace exige por
ello que se repita la clasificación del suceso teniendo en cuenta
todos los sistemas, equipos y componentes de la central afectados y
no sólo el sistema EF como se hizo en el informe aprobado por el
CSN el 1 de junio pasado.
Se confirma, tal y como Greenpeace había adelantado, que el CSN
ha acordado autorizar el arranque de la central con una serie de
deficiencias que aún no se han resuelto completamente. En primer
lugar, los análisis realizados en el sistema EF, el más
directamente afectado por el suceso, han puesto en evidencia nuevos
tipos de defectos y "patologías" que no se había tenido en cuenta
anteriormente y que afectan a múltiples puntos del sistema. A pesar
de su gravedad, el CSN se escuda en que el avance de la corrosión
es un fenómeno lento y por ello concede a la central un plazo de
dos ciclos de operación para cambiar el diseño de las tuberías del
sistema EF. Sin embargo, el estado de las tubería es tal que el
titular ha pedido al CSN que no se realicen nuevas pruebas
hidráulicas hasta su sustitución y, aunque ello no ha sido
admitido, la prueba hidráulica que se realizará en la recarga del
2006 se hará a presión inferior a la de diseño, lo que resulta
intolerable.
De manera similar, en el sistema KC, seriamente afectado por la
corrosión, tan sólo se han realizado reparaciones para salir del
paso, cuando lo necesario es un rediseño completo del sistema, tal
como se apunta en el informe. Tampoco se aclara el origen del agua
aparecido en la solera de la contención y ni siquiera si están
previstas para antes del arranque medidas a implantar para evitar
que continúe la degradación. Esto se queda, al igual que otras
cosas, para un futuro incierto. El acondicionamiento de las
arquetas del sistema EF tampoco estará a tiempo para el arranque,
ya que el CSN ha concedido una exención a la central para que no
tengan que estar reparadas antes del mismo como exigía el Plan de
Actuación. El CSN, a pesar de la importancia del suceso, ha decido
ampliar el plazo para la ejecución de otras actividades que estaban
también previstas en el Plan.
Greenpeace reitera su convencimiento de que las centrales
nucleares son instalaciones peligrosas que tienen un impacto
inaceptable sobre medio ambiente, por lo que exige al Gobierno
socialista que cumpla su promesa de abandono de la energía nuclear
en el menor plazo posible. Como ha quedado probado en el suceso de
Vandellós-2, los problemas no afectan sólo a centrales nucleares
viejas como Zorita y Garoña, sino que es un hecho generalizado.
Además, al igual que ha ocurrido en otras instalaciones, es una
constante en todas las centrales nucleares las deficiencias y
fallos graves en la cultura de seguridad, anteponiendo siempre sus
titulares el interés económico a la seguridad.
El CSN, y en especial su presidenta Mª Teresa Estevan Bolea, ha
tenido una evidente responsabilidad en todos los hechos ocurridos
en relación con el suceso de Vandellós-2, dando muestras reiteradas
de ser un organismo que actúa de manera parcial, en defensa de los
intereses de la industria. Greenpeace considera imprescindible y
urgente una reforma en profundidad del organismo que debe velar por
la seguridad de las centrales para eliminar el trato de favor a las
empresas eléctricas y conseguir que sea un organismo verdaderamente
independiente de la industria nuclear, que funcione con total
transparencia y en el que la participación del público sea una
constante y no la excepción.