A las 15.30 de la tarde de hoy, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha firmado en Oslo el Tratado internacional que prohíbe las bombas de racimo. A lo largo del día son más de 100 Gobiernos de todo el mundo los que están firmando, entre ellos, muchos de los productores de este armamento, otros que tienen arsenales y algunos que los han usado en el pasado.
Más de 100 países han acudido a Oslo para firmar un Tratado Internacional que prohíba las bombas de racimo
Las organizaciones españolas que formamos parte de la Coalición
contra las bombas de racimo (CMC, por sus siglas en inglés) creemos
que éste es un momento histórico y queremos felicitar al Gobierno
español por haberse sumado al mismo. A lo largo de la mañana habían
firmado ya 28 países y se habían sumado algunos que no tenían
previsto hacerlo, como Afganistán.
Representantes al más alto nivel de más de 100 Gobiernos han
participado hoy en la Conferencia Diplomática en la que se ha
firmado el Tratado que prohíbe la fabricación, uso, venta y
almacenamiento de bombas de racimo. Junto a ellos, más de 250
personas de 70 países, pertenecientes a las numerosas
organizaciones que forman parte de la CMC, han estado en Oslo para
ser testigos de este acontecimiento y felicitar a aquellos países
que han decidido sumarse a este proceso.
Por parte de España, en estos días se han producido dos sucesos
importantes. El martes la ministra de Defensa, Carme Chacón,
anunciaba que España destruirá todo su arsenal de bombas de racimo
en un plazo de siete meses. Y hoy, el ministro de Exteriores ha
estado en Oslo para firmar el Tratado contra las bombas de
racimo.
La Fundació per la Pau, Greenpeace, Justicia i Pau y el Moviment
per la Pau felicitamos al Gobierno español por dar este paso y
sumarse de forma activa a la prohibición de este armamento. Creemos
que la mejor forma de mostrar un compromiso por la paz es renunciar
a tipos de armamento con impactos indiscriminados en las
poblaciones civiles. La firma del Tratado puede ser considerada un
acontecimiento histórico. En realidad, es el paso más importante
que ha dado la comunidad internacional en una década en materia
humanitaria y de desarme.
El Proceso de Oslo comenzó hace sólo 18 meses y en este escaso
plazo de tiempo se ha logrado un Tratado. Además, se trata de un
buen texto que contiene la inmensa mayoría de las peticiones de la
sociedad civil. El papel de liderazgo de algunos Gobiernos,
especialmente Noruega, ha sido clave, pero ello no hubiera sido
posible sin una sociedad global comprometida que, en todo el mundo,
apoyó y alentó el proceso. El Tratado firmado hoy muestra que el
cambio es posible.
Durante los días previos a la Conferencia, la actividad de la
sociedad civil ha sido muy intensa. Hoy, en el exterior del City
Hall de Oslo, y mientras se desarrollaba la ceremonia, ha habido
numerosas actividades dedicadas a sensibilizar sobre las bombas de
racimo y el peligro que representan. Entre otras, un equipo de
desminado mostraba al público las técnicas para retirar o destruir
restos explosivos y los peligros que esto representa. Allí estaba
también el autobús de la prohibición, con los activistas que han
recorrido más de 10.000 kilómetros por toda Europa para reclamar la
prohibición de este armamento. A partir de las 17.00h un concierto
ponía la celebración final.
ANEXO PARA EDITORES. EL CONTENIDO DEL TRATADO Es un texto sin
excepciones, que prohíbe todos los tipos de bombas de racimo. No
tendrá retrasos pues, a pesar de los intentos de varios países de
retener durante un tiempo sus arsenales, no se han aceptado
periodos de transición. Entrará en vigor en cuanto 30 países lo
hayan firmado y ratificado. Esto puede suceder muy pronto. Todas
las bombas de racimo que se han usado en Vietnam, Laos o Camboya;
Kosovo, Afganistán, Irak o Líbano, quedarán prohibidas, al igual
que todas las demás. Otro punto fuerte del Tratado es el elevado
nivel de detalle con que se definen los apartados de cooperación
internacional y de asistencia a las víctimas. Estos eran los puntos
débiles del Tratado de Ottawa sobre minas antipersonales y ahora
han quedado resueltos, lo que sienta un precedente importante de
cara a otros futuros tratados sobre armas convencionales.
Finalmente, pese a que existe la posibilidad de hacer uso de bombas
de racimo en las operaciones militares conjuntas entre estados que
hayan ratificado el Tratado y aquellos que no lo hayan hecho, estas
opciones podrán minimizarse si la sociedad civil continua
mostrándose tan vigilante y activa como hasta la fecha.